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COLUMNISTAS

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.332-912

Fecha: Martes 17-09-2024

 

¡YO ESTUVE EN EL 5-0, COLOMBIA - ARGENTINA!

Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es

 

El 5 de septiembre de 1993, en el estadio Monumental de River Plate, de Buenos Aires, se celebró el partido Colombia - Argentina, en desarrollo de las eliminatorias para campeonato mundial de fútbol a celebrarse en Los Ángeles y San Francisco en los Estados Unidos.

Eso fue hace 31 años.

Yo estuve allí porque yo era el presidente del Deportivo Pereira.

Me acompañaron en la jornada, Don Armando Valencia, creador y dueño de Ferroclub, una escuela de fútbol, que era con sus jugadores el soporte total del plantel del Pereira.

Y Julián Roldán, ya fallecido, entrañable amigo y colaborador incansable en esos temas.

Era una tarde soleada pero fría.

El monumental de River estaba a reventar.

“¡Colombia hija de puta, la puta que te parió, Colombia, hija de puta, la puta que te parió!”

Ese era el canto, que no paraba, de 60.000 personas en el estadio.

Para nosotros los colombianos que no éramos más de 600, era aterrador el ingreso al escenario.

Mafiosos, perros, hp, nos gritaban mientras nos acercábamos caminando por una vereda, para ingresar al estadio.

Estábamos fuertemente escoltados por unos policías vestidos de negro en unas poderosas motos.

Un ingreso accidentado, pero logramos acomodarnos en dos graderías enfrentadas.

Todos esperaban el triunfo de Argentina, un equipo invencible en su patio.

Pero las cosas empezaron mal, con un primer gol colombiano de Fredy Rincón.

El estadio quedó en un silencio sepulcral.

Y así terminó el primer tiempo.

La hinchada argentina estaba muy nerviosa porque el equipo colombiano, mostró mucha actitud y ningún complejo.

Después vinieron 2 goles del Tino Asprilla, otro más de Fredy Rincón y cerró la goleada, el Tren Valencia.

Nosotros debimos abandonar el estadio cuando Colombia ganaba, 3-0, por razones de seguridad.

Una numerosa barra de jóvenes desadaptados y ofendidos que teníamos detrás, intentaban agredir nos.

Nos tocó ver el cuarto gol por una ventana de un pequeño restaurante ya rumbo al hotel.
 

Y el quinto y último gol, en el hermoso Hotel César Park, frente al famoso pasaje Patio Burlich.

 

 

 

Argentina quedó colapsado.

Y los colombianos casi todos nos refugiamos en el hotel por miedo a una agresión.

 

Sin embargo, fue tan contundente el golpe, que al final del partido, todo el público argentino en el monumental de River, comandados por Diego Armando Maradona, se puso de pie, y aplaudió al seleccionado colombiano.

 

Al día siguiente circuló masivamente una edición extraordinaria de la prestigiosa revista deportiva El Gráfico, la más leída en América Latina.

La portada totalmente negra.

 

Y un texto en letras amarillas que decía:

“Catástrofe nacional, Colombia 5, Argentina 0”.

Y yo estuve allí.

¡Que experiencia!

¡Que privilegio!

 

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Por: Otoniel Parra Arias

 

El fin del mundo al estilo sevillano

 

Revisando mis apuntes logrados en la sala de libros incunables de la Biblioteca Nacional de Madrid, encontré algunas anécdotas que a veces se nos van quedando en el tintero y que dada su antigüedad tienen visos curiosos e interesantes.

Uno de ellos hace referencia a la época del medioevo, cuando en gran parte de Europa incluyendo a España, hubo un verano tan intenso como prolongado que a pesar de tratarse de una estación meteorológica más, llenó de preocupación a sus habitantes y los llevó a conductas de angustia que derivaron en casos lindantes con la comedia.

Con nuestros muy elementales conocimientos del latín antiguo buscamos un reporte histórico a guisa de noticia periodística según los cánones de la época para narrar estos acontecimientos.

Recordemos que estamos viajando exactamente 500 años atrás, en 1.524, cuando no hay prácticamente referencias estadísticas ni científicas para desmitificar fenómenos naturales y por lo tanto la angustia de la gente es manipulada desde las iglesias por los voceros más ilustrados de comunidades sumidas en la ignorancia. Veamos:

En uno de los magazines de la época en el siglo XVI, apareció en el precioso floreto sevillano descubierto por un estudioso, el maestro Gómez Moreno y publicado por F. J. Sánchez Cantó en Madrid en 1948, la referencia a las grandes inundaciones que asolaron territorios andaluces y que a pesar de tratarse de fenómenos naturales comunes llegaron a tal extremo como para considerarlos fuera de serie: “Este año de veinte y quatro entendieron muchos (astrólogos) judiciarios que por la conjunción grande, que fue en el mes de enero del mismo año, se abía de anegar el mundo; y no suzedió así, más que en algunas partes ubo inundaciones de agua. En Roma

 

 

 

sustentó esta opinión Zúñiga y un portugués sustentó lo contrario delante del duque de Sessa”. El duque de Arcos, don Rodrigo Ponce de León que era astrólogo, tuvo también la opinión de Zúñiga y de Santacruz, el astrólogo (padre de Alonso de Santacruz, quien sería el cosmógrafo de Carlos V). El Almanach de treinta años en aquel año de veinte y quatro, puestas aquellas palabras prophéticas “viri christiani levate capita vestra (el hombre cristiano levante la cabeza)”; muchos hicieron provisiones de harina, cecinas y otras vituallas para irse a lugares altos, otros labraron casas; uno de ellos fue en Sevilla. Santacruz, alcalde del Alcázar, lo mismo icieron muchos en Roma; parece que aquella conjunción paró en aber prophetas nuebos, como ellos se llamaban y en persecución de la santa iglesia”.

 

Y continuando en nuestras palabras el caso es que dada la intensidad de las inundaciones y el paso de los días y las noches en los que nunca cesó la lluvia, los vecinos de esta localidad sevillana acudieron a la instancia que estaba más a mano o mejor era la única salida en la iglesia con el cura párroco para implorar por su intermedio ante el Altísimo para buscar que parara el que parecía el fin del mundo.

 

Como todo en la vida desde tiempos inmemoriales ha tenido un costo incluso en las relaciones con el cielo, pues lógicamente estos pedidos no tendrían mayor validez si no había un sacrificio de de parte de personas, muchas de ellas poseedores de haciendas, casas y ricas posesiones en doblones de oro contante y sonante. Ante el poder de las homilías en voz de autorizados jerarcas religiosos, los feligreses asustados aceptaron de buen grado entregar todo su capital y posesiones a la organización religiosa pues como bien lo decían los predicadores de qué valdría el apegarse a bienes materiales si en pocas horas el final llegaría ahora sí, sin la facilidad comunicativa del primer diluvio cuando Noé logró sacar ventaja de esta delicada situación.

 

Curiosamente al otro día de depositar todos sus bienes en la curia y dejar documentaciones extensas a la iglesia, cuando el cielo estaba más oscuro, de un momento a otro se abrieron las nubes y apareció el sol radiante para todos, a la vez que empezaban a rebajar las inundaciones.

 

 

En medio del jolgorio popular, cientos de vecinos acudieron al despacho parroquial para desempeñar sus posesiones y dineros pues el problema se había solucionado ya, pero los curitas con igual sapiencia les recordaron que lo empeñado no se puede desempeñar y menos si fue con el respaldo de sus firmas. Tocaba entonces contentarse con saber que Dios había vuelto a aplazar un diluvio universal y había que arrancar de nuevo. Amén.

 

 

 

 

  

 

 

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