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COLUMNISTAS

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.340-920

Fecha: Martes 01-10-2024

 

CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

 

La Resonancia del Despertar:
Recuerdos y el Sendero Budhista

 

Muchas personas que se acercan al Budhismo experimentan una conexión instantánea y profunda con sus enseñanzas. Esta afinidad, a menudo descrita como un "regreso a casa", ha intrigado a practicantes y estudiosos por igual. Desde una perspectiva Budhista, esta resonancia inmediata puede ser explicada a través del concepto de la reencarnación y los recuerdos de vidas pasadas.

 

La Semilla de la Iluminación

En el corazón del Budhismo yace la búsqueda de la iluminación, un estado de perfecta sabiduría y compasión. Los Budhistas creen que la semilla de esta iluminación puede ser sembrada en múltiples vidas. A través de actos virtuosos, meditaciones profundas y el encuentro con las enseñanzas de Budha, esta semilla se fortalece y crece.

 

Cuando reencarnamos, llevamos con nosotros las semillas de nuestras experiencias pasadas. Si en una vida anterior hemos cultivado la compasión, la sabiduría y la práctica de la atención plena, es probable que en vidas futuras sintamos una afinidad natural hacia estas cualidades y hacia las enseñanzas que las fomentan.

Recuerdos y Resonancia

Los recuerdos de vidas pasadas, en el contexto del Budhismo, no son necesariamente recuerdos vívidos de eventos específicos. Más bien, se manifiestan como una sensación de familiaridad, una comprensión intuitiva de conceptos profundos y una resonancia profunda con las enseñanzas de Budha.

Estas experiencias pueden tomar diversas formas:

* Afinidad instantánea: Sentir una conexión profunda con las enseñanzas desde el primer contacto.

* Comprensión intuitiva: Entender conceptos complejos sin necesidad de explicaciones extensas.

* Sueños y visiones: Experimentar sueños o visiones que parecen conectar con vidas pasadas.

* Talentos innatos: Poseer habilidades o conocimientos que no se han adquirido en esta vida.


La Importancia de Recordar

Estos recuerdos, aunque subjetivos, desempeñan un papel crucial en el camino espiritual del Budhista. Al reconocer la conexión con vidas pasadas, los practicantes se sienten inspirados a profundizar en su práctica y a cultivar las cualidades que han desarrollado a lo largo de múltiples existencias.

Sin embargo, es fundamental comprender que estos recuerdos no son un destino, sino un punto de partida. La iluminación es un objetivo que se alcanza a través de la práctica constante y la transformación de la mente.

Un Camino Continuo


La creencia en la reencarnación y los recuerdos de vidas pasadas no disminuye la importancia de la práctica presente. Al contrario, la reconoce como una continuación de un camino que se ha iniciado en vidas anteriores.

La práctica de la meditación, la ética y la sabiduría son esenciales para cultivar la iluminación, independientemente de nuestras experiencias pasadas. Los recuerdos pueden servir como una brújula, pero la práctica diaria es el barco que nos lleva a nuestro destino.

 

 

 

En Conclusión

La conexión instantánea que muchas personas sienten con el Budhismo puede ser explicada, en parte, por la creencia en la reencarnación y los recuerdos de vidas pasadas. Sin embargo, es importante recordar que esta conexión es solo el comienzo de un camino espiritual que requiere dedicación y práctica constante.

5Al reconocer la semilla de la iluminación dentro de nosotros y al cultivar las cualidades de un Budha, podemos transformar nuestras vidas y las vidas de los demás.

 

Si tienes alguna inquietud o comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo al correo gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp +57 314 623 83 08.

 

Crónica: ¿Qué está pasando con nuestros jóvenes en Risaralda?

Por: Jose Gabriel Barrera Rojas
jgbrelimparcialpereira@gmail.com

 

Es lamentable tener que escribir sobre un tema tan delicado como el suicidio, especialmente en nuestro departamento, Risaralda, un fragmento más de la vasta Colombia. Las cifras de suicidios en la región son alarmantes, y los antecedentes que enfrentamos son preocupantes, convirtiéndose en un tema recurrente en la prensa y los medios sociales. Desafortunadamente, los suicidios ya no generan el asombro ni el luto colectivo que deberían, sino que muchas veces se registran en los teléfonos de testigos casuales y se difunden como noticias sensacionalistas.

Recientemente, un amigo y colega me contó con la voz quebrada que uno de sus amigos, un joven poeta y estudiante destacado en la universidad, había decidido terminar con su vida. Ese relato heló mi cuerpo, y me surgieron muchas preguntas: ¿Qué está pasando con nuestros jóvenes?

El caso de este joven no es aislado. En Manizales, otra joven, estudiante de medicina con calificaciones brillantes, también tomó la misma decisión. Dos vidas llenas de promesas, dos historias truncadas que dejan a sus familias destrozadas y buscando respuestas. La pregunta más repetida entre los padres: ¿En qué estamos fallando como sociedad?

La angustia y desesperanza que llevan a estos jóvenes a acortar sus vidas reflejan un problema mucho más profundo. Según me contaba mi amigo, muchos jóvenes no le ven sentido a la vida, sienten que sus sueños y proyectos carecen de valor. En medio de tanta incertidumbre, muchos prefieren no continuar. Las cifras respaldan esta tragedia: solo en los primeros seis meses de 2023, 42 personas se suicidaron en Risaralda, una cifra preocupante que sigue en aumento​ (lapatria) ​(eldiario.com).

¿Qué está fallando? ¿Dónde están los psicólogos y psiquiatras? Los esfuerzos para prevenir el suicidio, como la "Línea Emocional" en Pereira, son importantes, pero no suficientes. El problema no se soluciona solo con intervención médica; es un fenómeno social, cultural y político. Las presiones económicas, la falta de oportunidades, la desconexión emocional y las adicciones, junto con el auge de la tecnología enfermiza y las drogas, son factores que parecen estar aplastando a nuestros jóvenes​

Nos encontramos en una encrucijada como sociedad. Estos jóvenes, en quienes depositamos nuestras esperanzas para un futuro más justo y sin corrupción, están perdiendo su camino. Aquellos de nosotros que ya hemos cruzado la etapa de la juventud sentimos una profunda tristeza e impotencia al ver cómo se destruyen vidas por problemas tan graves como la depresión y la desesperanza.

Estamos viviendo en un mar socialmente negativo, tan devastador como las guerras o las pandemias. La gran pregunta es: ¿Cómo vamos a salvar a nuestros jóvenes antes de que sea demasiado tarde?

 

 

 

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Por: Otoniel Parra Arias
alfanoticias.opar@gmail.com

 

LA PASIÓN POR EL FÚTBOL PROFESIONAL NO PUEDE SEGUIR ALBERGANDO DELINCUENTES

 

Que triste espectáculo el propiciado por los delincuentes supuestos hinchas de Nacional y Junior cuando el partido llegaba ya al segundo tiempo en el estadio Atanasio Girardot de Medellín.

Parecería de tiempos muy pretéritos, pero no; es la tenebrosa realidad actual del fútbol profesional en Colombia, cuando el espectáculo se ha salido de las manos de sus dirigentes y de las autoridades que deben responder por la vida y honra de los ciudadanos honestos.

El fútbol como actividad masiva de gran impacto en la sociedad necesita de una vigilancia especial para evitar que estos enemigos de la sociedad hagan de las suyas cuando se les presenta la oportunidad.

Hay que reconocer que se necesitan medidas de urgencia como las tomadas en Inglaterra, Argentina y otros países vetando el ingreso de quienes buscan es la gresca sangrienta por cuestiones del color de una camiseta, por un escudo o una expresión a favor del equipo contrario.

Estuvo bien y rápida la decisión del alcalde Federico Gutiérrez al denunciar en un cartel a los promotores de estos desmanes, pero no es suficiente.

Aquí es donde formulamos la pregunta de siempre: ¿Dónde están los especialistas y analistas de la problemática social para prevenir este tipo de actos delincuenciales que se inician en la permisividad de las autoridades para que supuestos hinchas ingresen armados a los estadios con intenciones depravadas?

En este caso los medios de TV, denunciaron cómo la policía en cumplimiento de órdenes se tuvo que remitir al control en la periferia del estadio mientras en las graderías unos pocos uniformados trataban de controlar a los revoltosos incluso con peligro para ellos mismos.

Pero hay que buscar la raíz del problema y no a los frutos podridos caídos al pie del árbol; me refiero a la necesidad de que la policía tenga un servicio especializado para atender el fenómeno de la exacerbación de emociones y potenciales acciones delictivas en los escenarios deportivos.

La necesidad también que los jerarcas del deporte, en especial del fútbol profesional también tengan la sabiduría y decencia suficiente como para advertir que no todo es mover millones de dólares en campañas publicitarias y en sueldos inimaginables para sus estrellas, sino el velar por la gente común y corriente, aquella que hace largas filas ilusionados en ingresar a un espectáculo fuera de serie y no al potencial peligro para sus vidas.

 

 

Pero, ¿Cómo pueden estos directivos criollos estar pendientes de estos detalles de vida de sus millones de seguidores si ellos mismos adolecen de problemas graves como a veces se dejan notar, tal el caso del directivo que en Estados Unidos casi fue a dar a la cárcel por liarse a golpes con unos aficionados?

Se hace urgente una reingeniería moral y administrativa para evitar que sigan ocurriendo incidentes como el de Medellín en el que la gente honesta es la carne de cañón que tanto persiguen estos cobardes.

 

 

 

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