Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.380-960

Fecha: Martes 10-12-2024

 

EDITORIAL

 

Certeza

 

Hay mucho en común entre la voluntad del suicidio y el sentimiento de la muerte. El drama del yo es la muerte, y esta es una larga espera que desespera, es el destino de la vida. Todo el tiempo de existencia del cosmos es un despojo y en la esencia de los seres vivos yace el ser despojo mortal. Se nace con la lápida pegada a la sangre, los huesos y la carne. Morir es el acto absoluto, la finalidad de quienes observan y gozan de la existencia hasta el día en que expira el tiempo de vivir.

 

Suicidarse y morir son hechos naturales de la naturaleza existencial en el ciclo continuo en el que se representa la vida y la muerte. Lo único seguro que tiene la vida es la muerte sin misterio alguno, la muerte es una realidad que transcurre en un instante y concluye con el decorado que se le otorga con el rito de la honra fúnebre que acompaña el duelo social por la ausencia definitiva de los seres amados que dejan esa huella de tristeza y melancolía en los instantes efímeros en los que se recuerda su alegre compañía.

La muerte es un merecimiento y sucede en el momento oportuno, bien sea en lo máximo del esplendor existencial o en la pesadumbre de la desazón. La muerte es imprevista, en ocasiones ni se siente, pero en tanto que no es, está presente y su presencia matiza la existencia de la vida colmándola de apegos placenteros y dolorosos. Saberse un destino mortal es una pulsión vital del cuerpo y de la mente que tiemblan de pánico ante el acontecimiento de la desintegración orgánica, porque la vida viene de un polvo y en polvo se convierte.

La cultura enajenada en la inmortalidad intenta evadir el principio y fin del camino de la vida con destino a la sepultura, aunque la certeza de la mortalidad haya establecido solapadamente la cultura del menosprecio por la vida, con los viejos trucos que rinden culto a los héroes y mártires de la humanidad y de la patria, motivos por los cuales muchos ponen en riesgo su vida por una causa que les asegure sus 15 minutos de fama.

Todos aquellos que de manera consciente y continua ponen en peligro su vida, sabiendo que lo que hacen acelera el fin de su existencia, sea porque se alistan en un ejercito para ir a la guerra o porque practican un deporte extremo, o levantan su voz en la tribuna a favor de las causas sociales que perturban la vida de sus comunidades, son suicidas que excitan la hormona de la adrenalina para enfrentar la hormona de la cadaverina que ronda en el ambiente.

En todo caso, la vida se debe vivir artísticamente. Ello consiste en saber armonizar el principio del placer con el principio de realidad, sabiendo renunciar a un placer momentáneo, de consecuencias inciertas, pero tan sólo para alcanzar, por un nuevo camino, un placer ulterior y seguro. Así pues, el mejor medio para ello habrá de ser la ciencia, que ofrece también placer intelectual durante el trabajo y una ventaja práctica final. Sin la necesidad de suicidas heroicos o mártires.

 

 

 

SOBRE AUTONOMÍA SOCIAL

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

No nos podemos quejar de la democracia; la democracia es: Cuando se eligen a individuos para que gobiernen a los electores a su saber y antojo sin que los electores puedan reclamar por los actos de los elegidos.

La democracia es el gobierno de los elegidos por la sociedad. La sociedad en una democracia está sometida a las leyes y reglamentos que ésta imponga. La forma de sobrevivir de una democracia es a través de impuestos, manejo del poder y la corrupción que ella establece para crear la criminalidad. La democracia no permite que la sociedad intervenga en sus asuntos y allí es donde se establece la represión contra los que protestan o reclaman una equidad, autonomía o libertad social.

Estamos viviendo en una democracia y eso es lo que hemos elegido establecer.

En verdad en eso es lo que tú quieres vivir.

El comunismo, el socialismo, la dictadura y la monarquía tienen los mismos principios y el mismo fin, gobernar a la sociedad a través de impuestos a toda costa.

La democracia va en contravía a la autonomía, porque la democracia es una institución administrada y dependiente de los políticos y estos son mantenidos a través del voto de unos pocos. Los políticos manipulan el concepto democracia como una ramera que vive de los impuestos producto del trabajo de los ciudadanos.

¿Entonces por qué apoyar el concepto de democracia?

La autonomía no es posible si existe la democracia o sistemas políticos afianzados en estos principios. Autonomía es la capacidad que tiene cada individuo de poder decidir por sí y organizarse como él considere adecuado en una sociedad que entre todos han construido. Todo esto basado en la autonomía de los individuos que son los que representan la nación, el Estado y las instituciones. Cuando se pueda entender este concepto, podemos considerarnos seres libres y autónomos. De lo contrario seremos esclavos de quienes representan la democracia.

Quienes gobiernan las naciones manipulan el intelecto social para fines personales y establecen su propio ejército como medida de represión a quienes no apoyan sus leyes y mandatos.

Los impuestos, la vacuna, la extorsión o cualquier medida que se aplique para recolectar dineros para sostener el sistema democrático, es imposición de quienes están al frente, porque ellos son los que al final van a usufructuar de esos impuestos y no la sociedad que los paga. Las medidas que todo sistema democrático impone están basadas en el dominio de una sociedad que acepta esa imposición sin racionalizar el verdadero origen de esa imposición.

La sociedad ha logrado evolucionar paulatinamente a través de experiencias obtenidas en el manejo del Estado donde el individuo es conducido como borrego por los políticos de turno. Este manejo lo ha llevado a los más horribles holocaustos donde no ha habido escapatoria para

 

 

 

 ninguna persona que viva en ese dominio.

Ya hemos llegado al primer eslabón del comienzo de una nueva era donde el ser humano reconoce su individualidad social y como parte de esa unidad que es la
sociedad. Por eso este reconocimiento de sí lo hace apartarse del político y de aquellos que pretenden gobernar a una sociedad que está alerta de los movimientos de quienes se lucran del esfuerzo social y que al final son los políticos y los banqueros.

 

La democracia es la mayor generadora de crimen y corrupción, es solo mirar las estadísticas desde que se conoce como tal. Y allí encontrará la respuesta a todas las desgracias que la humanidad vive.

 

ME PEYÓ LA VERÓNICA
Crónica #1021

Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://youtu.be/Q7eabftlROU


Cuando alguien entraba en mala racha, mi abuela decía que lo peyó La Verónica. Ayer, cuando terminaron de sacar los camionados con troncos y sobrantes de los centenares de matas del jardín jungla que rodeaba mi casa de El Porce y los desechos del corredor que se destruyó al caer el gigante árbol que tanta sombra nos daba, entendí su mensaje.

Mi padre lo había traído en semilla hacia 1970 del que crecía al lado de la piscina del Hotel Caribe en Cartagena. Hace 20 días se vino abajo en una lenta traqueteadera que me permitió huir antes del derrumbe, salvar pájaros y chihuahuas aunque hizo trizas el salón de las comilonas, mi paisaje y el esfuerzo de más 30 años de sembrar y ver crecer árboles y plantas.

La mole arrastró con todo. Para no tener que ver como acababan de tumbar lo que había quedado a medias y mucho menos para no oír durante dos semanas el ruido angustiante de las motosierras, he estado en provisionalidad en una finca cercana.

Pero ayer, cuando me dijeron que estaban cargando el último camión, acudí lágrima en ojo, a ver salir los saldos de mi vida arbórea vuelta añicos. Ni para que describo la ruina sentimental que me invade y el asalto de las imágenes del recuerdo aunque ahora creo entender el espasmo que las gentes sienten ante las catástrofes que todo lo arrasan.

Pero como la historia de la humanidad nos lo ha enseñado, las páginas de la vida pueden pasar y aunque perdamos lo que se tenía, los recuerdos enmarañados en la felicidad levantando paso a paso la jungla y las orquídeas, las calateas y heliconias, son suficiente combustible para reconstruir.

Ya reparamos marcos y vidrios de los diplomas de los doctorados honoris causa, que se astillaron tanto como los muebles de comedor. Levantaremos de nuevo el salón de mis comilonas y supervisaré la siembra (porque ya no me puedo agachar) de algunas máticas para remendar con ilusión el desastre que me enmarca.

Duro trance para un viejo como yo porque nunca me enseñaron qué hacer cuando me peyera la Verónica.

El Porce, diciembre 10 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo
CONTACTO
Tel. (57) 606-347 7079
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