EE. UU. redujo un 6,1 % déficit
comercial en febrero

El saldo negativo de la balanza comercial por bienes y servicios de
Estados Unidos se situó el pasado mes de febrero, antes de la
entrada en vigor de las primeras medidas arancelarias anunciadas por
Donald Trump, en 122.662 millones de dólares (113.403 millones de
euros), una cifra que representa una disminución del 6,1% respecto
del déficit registrado en enero de 2025, pero un incremento del 77%
respecto del correspondiente a febrero del año pasado.
En el segundo mes de 2025, las exportaciones de bienes y servicios
de Estados Unidos sumaron 278.458 millones de dólares (257.399
millones de euros), un 2,9% más que en enero y un 4,8% más que hace
un año, mientras que las importaciones alcanzaron los 401.120
millones de dólares (370.709 millones de euros), en línea con el
dato del mes anterior, pero un 19,7% por encima de las compras al
exterior de un año antes.
De este modo, atendiendo solamente al comercio de bienes, el déficit
de EE.UU. en febrero de 2025 fue de 146.993 millones de dólares
(135.856 millones de euros), un 5,7% inferior al de enero. De su
lado, el saldo de la balanza de servicios arrojó un superávit de
24.330 millones de dólares (22.487 millones de euros), un 3,3% por
debajo del dato positivo de enero de 2025.
Así, en los dos primeros meses de 2025, el déficit comercial de
Estados Unidos alcanzó los 253.314 millones de dólares (234.121
millones de euros), un 86% por encima del dato comparable de 2024,
después de que las exportaciones entre enero y febrero sumaran
548.964 millones de dólares (507.370 millones de euros), un 4,6% más
que un año antes, y las importaciones aumentasen un 21,3%, hasta
802.278 millones de dólares (741.491 millones de euros).
Pentágono investigará al secretario de
Defensa por chat en Signal

La oficina del inspector general del Pentágono investigará el uso de
la aplicación de mensajería Signal por parte del secretario de
Defensa, Pete Hegseth, para hablar sobre ataques aéreos en Yemen,
según un memorando publicado este jueves.
El gobierno del
presidente estadounidense Donald Trump está inmerso en un escándalo
por la filtración accidental de un chat entre altos funcionarios
sobre bombardeos aéreos contra rebeldes hutíes en Yemen para
impedirles que ataquen a buques comerciales y militares en el mar
Rojo y el golfo de Adén.
La investigación evaluará "hasta qué punto el secretario de Defensa
y otro personal del Departamento de Defensa cumplieron con las
políticas y procedimientos", según el memorando del inspector
general interino, Steven Stebbins.
"Además, revisaremos el cumplimiento de los requisitos de
clasificación y retención de
registros", según el memorando, que indica que la investigación
responde a una
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solicitud de los
dos principales miembros del comité de las fuerzas armadas del Senado, un
republicano y un demócrata.
La revista The Atlantic reveló la semana pasada que su redactor jefe, un
conocido periodista estadounidense, tuvo acceso por error al chat de Signal, en
el que funcionarios como el asesor de seguridad nacional Mike Waltz y Hegseth
discutieron detalles sobre los horarios de los
ataques aéreos e información de inteligencia.
Juicio por muerte de Maradona: declaran hermanas
de la leyenda del fútbol

La leyenda del fútbol Diego Maradona "a veces se resistía" a ser atendido por
médicos, dijo este jueves una de sus hermanas en el juicio a siete profesionales
de la salud por su muerte en Argentina en noviembre de 2020.
Claudia y Ana, dos de las hermanas de Maradona, que son querellantes en la
causa, declararon este jueves en la cuarta semana del juicio que tiene lugar en
San Isidro, un suburbio al norte de Buenos Aires cercano a la localidad de
Tigre, donde murió el exfutbolista.
Claudia, de 53 años y la menor de las cinco hermanas de Maradona, dijo que Diego
"a veces se resistía" a ser atendido por médicos y que "era de carácter fuerte".
Ella y Ana, de 74 años, coincidieron en que su hermano "hacía lo que él quería".
Maradona falleció por un edema
pulmonar generado por una insuficiencia cardíaca el 25 de noviembre de 2020
mientras cursaba una internación domiciliaria posterior a una neurocirugía.
Las hermanas dijeron que participaron en la decisión de hacer internación
domiciliaria y Claudia señaló que los especialistas les habían dicho que "iba a
haber médicos clínicos" y equipamiento para atenderlo.
Otros testigos en el juicio en sus testimonios señalaron que no había
ambulancias ni equipamiento médico como desfibrilador en la casa donde murió el
ídolo.
Las hermanas dijeron que Leopoldo Luque, el neurocirujano y uno de los imputados
en la causa, era el médico de confianza de Maradona.
Ana contó que vio por última vez a su hermano cuando estaba internado en la
Clínica Olivos, semanas antes de su fallecimiento, y que cuando le consultó cómo
estaba, él le respondio: "Me duele el alma".
En la tarde del jueves se preveía que declarara otra de sus hermanas, Rita, y
Verónica Ojeda, madre del hijo menor de Diego Maradona.
Siete profesionales de la salud (médicos, enfermeros, la psiquiatra y un
psicólogo) son acusados de homicidio con dolo eventual, una figura que implica
que eran conscientes de que su accionar podía ocasionar la muerte. Una octava
acusada -enfermera- será juzgada en un proceso separado.
Este juicio, que comenzó el 11 de marzo, se prolongará al menos hasta julio con
la declaración de decenas de testigos. Los acusados arriesgan entre 8 y 25 años
de prisión.
El abogado de las hermanas Maradona, Pablo Jurado, objetó algunas de las
preguntas de otros querellantes a las testigos, que apuntaban a las relaciones
contractuales entre el exfutbolista y sus hermanas.
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Para Jurado, las respuestas pueden
afectar los intereses de sus defendidas en otra causa, en la que los hijos de
Maradona demandan a sus tías por los derechos de la "marca Maradona".
El tribunal no hizo lugar a las protestas y las hermanas tuvieron que responder
al respecto.
Las marcas "son algo que nos dejó a la familia", dijo Claudia y añadió que antes
de su muerte Diego Maradona solo les "daba regalos".
Gigante automotor Stellantis suspende
producción en Canadá y México

El gigante del sector automotor Stellantis anunció el jueves que suspenderá la
producción en algunas plantas en Canadá y México, las primeras interrupciones
desde que el presidente de Estados Unidos Donald Trump impuso aranceles a los
vehículos fabricados en el extranjero.
La medida de la compañía propietaria de Chrysler, Jeep y Dodge afectará
directamente a miles de trabajadores.
Desde el jueves a las 04H01 GMT los automóviles fabricados fuera de Estados
Unidos están sujetos a un recargo del 25% y gradualmente entrarán en vigor
impuestos aduaneros de la misma magnitud sobre las piezas de recambio.
Stellantis, quinto mayor fabricante de autos del mundo, anunció que cerrará su
planta canadiense de Windsor, que emplea a unas 4.000 personas, a partir del
lunes durante dos semanas, "principalmente" debido a estos aranceles aduaneros,
según afirmó el jueves un portavoz del grupo.
En esta ciudad canadiense de 250.000 habitantes, situada en la frontera con
Estados Unidos, a dos pasos de Detroit, todo gira en torno a la industria del
automóvil.
El temor ahora es que otras fábricas cierren y que los subcontratistas quiebren
en el proceso, provocando miles de despidos.
En la fábrica local de Chrysler, que pronto cumplirá un siglo, se producen los
monovolúmenes Chrysler Pacifica y los potentes sedanes eléctricos Dodge Charger,
exportados a Estados Unidos.
Stellantis Group dijo que continúa "evaluando los efectos (de los aranceles
estadounidenses) sobre los vehículos importados y continuará discutiendo estos
cambios de política con la administración" de Trump.
"Las medidas inmediatas a tomar incluyen detener temporalmente la producción en
algunas de nuestras plantas de ensamblaje de Canadá y México, lo que afectará a
varias de nuestras instalaciones de producción y estampado de motores en Estados
Unidos que respaldan estas operaciones".
Al igual que los otros dos gigantes estadounidenses del sector, Ford y General
Motors, Stellantis reclama una reducción de las tarifas aduaneras para los
automóviles importados de México y Canadá, donde disponen de numerosas plantas.
Todos temen que los aranceles, que supuestamente los impulsarán a producir más
en Estados Unidos, los obligarán a aumentar drásticamente los precios de los
vehículos, alejando a los compradores de los concesionarios.
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