Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.457-1037

Fecha: Martes 08-04-2025

 

EDITORIAL

 

Sálvese quien pueda

 

La economía tiene algo de oráculo moderno. Consultamos gráficos, modelos, algoritmos y pronósticos como si fuesen bolas de cristal, y aun así, el futuro insiste en llevarnos la contraria. Todo va bien... hasta que deja de ir. Una sola decisión puede bastar para desatar el temido dominó: primero cae el crecimiento, luego el empleo, después la confianza y, con algo de mala suerte, el ánimo general.

Lo que parecía un panorama de estabilidad se ha transformado en un terreno movedizo. La palabra “recesión” ya no es una advertencia lejana, sino una posibilidad concreta. Y no llega sola: trae consigo su gemela siniestra, la estanflación, ese incómodo matrimonio entre estancamiento económico e inflación galopante. Porque sí, se puede crecer poco y pagar mucho. Un doble castigo que no entiende de culpables, solo de consecuencias.

Lo más inquietante no es la caída en sí, sino su ritmo. Las cifras no mienten: cuando el mercado pierde en días lo que costó años construir, los discursos optimistas suenan vacíos. Y mientras las gráficas bajan, el bolsillo también lo siente. Porque, más allá de los tecnicismos, lo que está en juego es la cotidianidad de millones de personas: empleos suspendidos, precios al alza, ahorros que se evaporan. En otras palabras, incertidumbre convertida en rutina.

Y en este escenario, el dilema clásico vuelve con fuerza: ¿subir los tipos para frenar la inflación o bajarlos para evitar el colapso? Como si fuera fácil elegir entre el fuego y la brasa. Los responsables de la política económica parecen atrapados entre dos relojes de arena que corren a distinta velocidad. Mientras uno exige acción inmediata, el otro pide paciencia. Y entre tanto, la gente espera —como siempre— que alguien tenga una respuesta clara.

El ciclo económico, por naturaleza, sube y baja. Pero no todas las caídas son iguales. Algunas se pueden prever y amortiguar. Otras se desencadenan por impulsos apresurados, decisiones unilaterales o la obsesión por parecer fuerte aunque se esté jugando con fuego. No se trata de ser alarmistas, pero sí de dejar de romantizar los naufragios como si fuesen parte del paisaje.

Quizá es hora de reconocer que la economía global no es un tablero de ajedrez donde se puede sacrificar una pieza menor sin afectar al rey. Aquí todos jugamos, queramos o no. Y cuando las reglas cambian de golpe, el efecto dominó no distingue países, ideologías ni intenciones. Solo deja una lección clara: en tiempos de inestabilidad, nadie está a salvo.

 

 

 

Si el campo no es rentable es que el estado está en las manos equivocadas

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

África ha vivido las hambrunas más crueles en la historia de la humanidad. En Biafra murieron más de un millón de habitantes entre 1967 y 1970 de hambre. Este fenómeno ha perseguido a muchos países por guerras y descontrol de la agricultura. A pesar que existen organizaciones que proveen de comida a países cuando ésta escasea, no es suficiente.

Las personas que han vivido con lo básico y otras veces simplemente subsistiendo saben que es estar en hambruna. Hoy hay millones de colombianos que viven bajo esa colcha y que no pueden hacer nada porque el sistema carece de esa habilidad para mantener su sociedad libre de este flagelo.

No todo tiene la habilidad de poder moverse sobre arenas movedizas y salir adelante cuando la corrupción devora hasta el papel higiénico de los inodoros.

Cada día sale el sol y a todos ilumina, y la luz solar es buena pero también mata. De igual manera funcionan los empleados públicos si entienden sus deberes y obligaciones. Pero los que están arriba filtran la luz dejando al resto en manos a que sobrevivan con lo que pueden utilizar.

Colombia ha sido un país de campesinos desde sus principios porque quienes comandaban así manejaron el país. Carlos Lleras Restrepo siempre dijo que los colombianos eran del campo, aunque él quería hacer de la nación un Japón tropical.

Aisladamente muchos personajes han querido sacar al país adelante con su ingenio tecnológico y han tenido que emigrar porque quienes manejan la cosa pública son incapaces de acercarse y por lo menos merodear y empaparse de esa magia que encierra la ciencia y la tecnología. El dinero fácil es el que más se acerca a ellos, pero al final no es como lo pintan y es más peligroso que una cámara de gas.

Saber combinar el campo con la tecnología se verían los provechos, es simplemente colocar a las personas adecuadas para elaborar esquemas y proyectos que llenen los requisitos que el mundo demanda.

El gobierno busca crear impuestos, pero no piensa en regalías sobre la producción que sale al exterior y la transformación de la materia prima en bienes de consumo que se pueden exportar para crear una economía fuerte sin desangrar al ciudadano.

 

 

 

CONGRESISTAS DELINCUENTES
Crónica #1091

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: https://youtu.be/xkoKm6xPNoM

 

Nadie le ha querido parar bolas en Colombia a la gravedad que conlleva la condena a la señora Le Pen, la máxima dirigente de la derecha francesa pese a que el delito por el que terminaron inhabilitando lo repiten permanentemente los congresistas colombianos ya que aquí ni es delito ni nadie se atrevería a desbaratar ese engranaje de financiación partidista.

 

El juicio que se le ha seguido a la jefe de la ultraderecha francesa y que terminó con una estruendosa condena que puede mandarla a la cárcel, pero de cualquier manera le impedirá ser la próxima candidata presidencial, fue llevado a sus últimas consecuencias pero es igualito al que tienen montado hace años los congresistas colombianos.

 

Aquí nos inventamos a la par de los corruptos cupos indicativos, las poco conocidas pero muy efectivas UTL, Unidades de Trabajo Legislativo donde cada senador o representante, y también algunos diputados y concejales, gozan de una nómina de servidores pagados por los impuestos de los contribuyentes para dizque asesorar al congresista en la ejecución de sus responsabilidades como padres de la patria.

Aparentemente los empleados de las UTL deberían desempeñar sus funciones alrededor del Capitolio y cerca de las oficinas de los congresistas, pero como en Colombia hacemos la ley al mismo tiempo que la trampa, muy buena parte de los nombrados en esas UTL apenas si han ido al capitolio a posesionarse e inscribir el número de la cuenta bancaria donde religiosamente les consignan cada mes su sueldo.

Una gran mayoría de ellos son los que antaño se llamaban “corbatas”. Es decir que aparecen en nómina pero no trabajando para lo que los nombraron sino para garantizar una influencia sobre grupos de votantes, para asegurar la fidelidad del cacique batallador en provincia y, en algunos casos, para ordeñarles la contribución al partido.

Por descararse en tal ámbito condenaron a la señora Le Pen. En Colombia eso no pasará nunca, somos más hábiles para camuflar y tolerar que los franceses.

El Porce, abril 8 del 2025

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
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Colaboradores

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Gustavo Álvarez Gardeazábal

Rubén Darío Varela Hurtado

 

 
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