Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.465-1045

Fecha: Jueves 17-04-2025

 

EDITORIAL

 

Contratos rotos

 

Vivimos rodeados de acuerdos. Algunos se firman con tinta, otros con palabras, pero hay otros que ni siquiera necesitan escribirse para saberse vigentes. Son los contratos invisibles, esos que nacen del deber ético, del compromiso con el otro, del entendimiento tácito de que vivir en sociedad implica más que coexistir: implica corresponsabilidad.

Y sin embargo, estos contratos están siendo quebrantados todos los días. Porque aunque se proclame lo contrario, hemos comenzado a tolerar que las obligaciones se cumplan solo cuando conviene, que los compromisos se interpreten como conveniencias, y que los deberes puedan ser moldeados según los intereses de quien tiene el poder de comunicarlos —o de esconderlos— a su antojo.

No es menor el daño que se hace cuando un contrato se incumple sin siquiera reconocerlo. Cuando se evade la rendición de cuentas, cuando se reemplaza la acción por el discurso, y la gestión por la excusa, lo que se rompe no es solo el contrato explícito. Lo que se rompe es la confianza.

En ese vacío, las palabras se vuelven herramientas para desviar, para persuadir, para entretener. Una publicación digital basta para simular acción. Un mensaje bien formulado parece compensar la ausencia de soluciones reales. Pero, ¿acaso una frase reemplaza una responsabilidad? ¿Acaso se puede gobernar o administrar —en cualquier nivel— solo con titulares?

La sociedad se ha acostumbrado a aceptar el incumplimiento como parte del paisaje. Y peor aún, a justificarlo. Nos encontramos esperando que los compromisos se cumplan por milagro, rogando que las circunstancias se alineen en lugar de exigir que se actúe con consecuencia.

Pero un contrato, incluso el no escrito, no es una expresión de fe. Es un pacto que nace del respeto, y cuya vigencia no debería depender del humor, la popularidad o la coyuntura.

Cuando se aceptan excusas en lugar de resultados, cuando se permite que la palabra suplante a la acción, se normaliza la negligencia. Se perpetúa una lógica en la que quien debería servir se convierte en figura, en voz, en presencia digital, mientras la realidad de quienes esperan soluciones permanece intacta… o empeora.

La dignidad de una sociedad se mide también por su capacidad de exigir el cumplimiento de sus contratos, incluso de los más invisibles. Porque cuando estos se rompen impunemente, no solo se desdibuja el deber: también se erosiona la esperanza.

 

 

 

La diplomacia y el abrazo entre enemigos

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

La antigua Roma vivía bajo una diplomacia que hacía creer a todos que vivían en paz. Fueron muchos los episodios en su historia que mostraba que esa diplomacia era el juego de cartas o en términos de hoy a la ruleta rusa.

En política no hay amigos, hay socios en el crimen organizado que les permite sobrevivir cuando las aguas están tranquilas. Y este es un arte que se aprende jugando con candela. Nicolás de Maquiavelo nos enseñó cómo navegar por esos pantanos y arenas movedizas.

En uno de mis libros que más se leen y piratean, “Los Textos”, para actuar y razonar sabiamente, recopilo el pensamiento de tres mil años del manejo de las relaciones entre humanos y cómo sobrevivir. No es fácil en la actualidad convivir en esta selva donde crecen todos los aciertos y desaciertos, más en la política donde la ética y principios no existen, sino la expresión CVY que es normal en cada negociación.

En Colombia se ha logrado avanzar en la diplomacia, más por experiencia que por formación académica. Ya inclusive las organizaciones criminales llaman a la víctima después de cometer el crimen a negociar lo que han hurtado o antes de cometer el asesinato. Todo esto sucede porque el establecimiento nunca puso atención a que el criminal podría organizarse con mayor tecnología que el mismo estado.

En ese sentido los gringos llevan una ventaja en las organizaciones que ellos manejan. Ellos pagan por desarrollar tecnología y contratan expertos criminales para perseguir a otros criminales. Esto ha dado resultado desde la época del viejo oeste. Otra de las cosas es que estos departamentos son autónomos con presupuestos que les permite trabajar con la máxima libertad y quedarse con el botín.

Aquí no hay abrazos ni apretones de mano, van a lo que tienen que hacer y cumplir con el deber del programa al que le fue asignado el trabajo. Por eso los casos de terrorismo son casi nulos y lo único que se presenta son casos todos aislados de lobos solitarios que atacan a las partes más vulnerables.

Es muy diferente en Colombia donde los crímenes de lesa humanidad y todo lo que sigue de ahí para adelante se quedan en el refrigerador de la historia y mueren con la víctima.

Ha habido muchas reformas de leyes y de instituciones, desde los Chulavitas, el SIC, DAS, la policía por carabineros y pare de contar. Se podría tener un muro kilométrico con todos los nombres de las personas asesinadas y que aún no se sabe que fue lo que pasó.

No creo que habrá un gobierno que ordene

 

 

 

el establecimiento o el estado o como se quiera llamar en la forma como se debe organizar un país para que los ciudadanos se sientan que tienen patria y que los protege.

 

QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Cieza de León
Cronista del Gran Caldas y el Perú
De Antonio María Flórez

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=OTnDnnM9xnI

 

Lo que sabemos sobre quienes habitaban las orillas y montañas aledañas al rio Cauca, desde el valle de Pubenza hasta Buriticá, se lo debemos en gran parte al extremeño Pedro Cieza de León, reconocido hoy como “Príncipe de los Cronistas de Indias”.

Su Crónica del Pirú, publicada inicialmente en Sevilla en 1553, es el texto fundamental para conocer la conformación del valle geográfico del rio Cauca y enorgullecernos de nuestros antepasados indígenas.

Sobre sus orígenes en Badajoz, sobre sus demostraciones textuales de la visión que tuvo como cronista, como geógrafo y como antropólogo, el médico colombo-extremeño Antonio María Flórez, nacido en el oriente de Caldas pero ajustado a la tierra de su antepasado el famoso pintor Trajano de principios de siglo, logra no solo mostrar las calidades humanas de Cieza, sino resaltar su importancia en la historia colombiana y el por qué de su prestigio como el Gran Cronista de Indias.

Nadie como Cieza logró detallar con tanta precisión aquella indómita América que iban descubriendo (y destruyendo) los españoles, desde Panamá hasta el comienzo del desierto de Arica.

Es quizás el primero en describirnos los cultivos de bocachicos en estanques por los indios Motúas, los métodos del pescado asado en barbacoa y las yerbas y floras que alumbraban el avance de los conquistadores.

Y es el médico Flórez quien en su estupendo y atractivo escrito sobre el cronista consigue hacernos destacar sus calidades a más del afecto que guardaba por el mariscal Jorge Robledo, lo que le permitió narrar su tragedia y desnudar, pese a la censura militar española, la manera como se desparramó la conquista entre odios y rencillas, estupideces e ignorancias.

Pero tampoco escapa en este valioso documento el darnos datos sobre la vida privada de Cezia, sobre su éxito al publicar la primera edición, que fue mayúscula para aquellas épocas (más de 1.100 ejemplares) y que lo ha llevado a ser editado y reeditado con el paso de los siglos. Admirable sin duda alguna Cieza de León.

Aplaudible y recomendable el esfuerzo del médico, poeta y novelista Antonio María Flórez en rescatarlo para la mala memoria que nos adolece.

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

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Diagramación
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Fotografía
Orlando Cardona Rodríguez

 

Soporte Tecnológico
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Nadeem Khan

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Colaboradores

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Gustavo Álvarez Gardeazábal

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