Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.467-1047

Fecha: Sábado 19-04-2025

 

EDITORIAL

 

Donde manda el miedo

 

En ciertos rincones del país, la violencia no se mide en balas, sino en silencios. Es el mutismo impuesto por el miedo, la censura que no viene de la ley sino del fusil, la rutina alterada por el rumor de que hay zonas donde ya no manda el Estado, sino el miedo. En esas regiones, la palabra “paz” suena tan ajena como la promesa de justicia.

El conflicto no necesita anunciarse con grandes titulares. Basta un panfleto, una advertencia lanzada al viento, o la imposición de nuevas “normas” para recordar que la guerra sigue ahí, disfrazada de control territorial, legitimada por el discurso y protegida por la distancia.

Es alarmante que aún existan actores que pretendan regular la vida civil, como si tuvieran el derecho de dictar quién puede transitar, a qué distancia deben vivir los ciudadanos de las instituciones o qué símbolos deben portar los que protegen vidas. Como si tuvieran autoridad sobre lo que nunca les ha pertenecido: la cotidianidad de la gente.

 

Pero más preocupante aún es la naturalización de esa presencia armada. Cuando las amenazas ya no sorprenden, cuando se obedecen por simple necesidad de sobrevivir, se está perdiendo más que el control territorial: se está cediendo la noción misma de ciudadanía.

La paz no puede depender de silencios impuestos ni de acuerdos que se rompen al antojo de quienes empuñan armas. Tampoco puede sustentarse en treguas que terminan en amenazas encubiertas de códigos de conducta. La paz real no se negocia con condiciones de sumisión; se construye con garantías, con justicia, y con un profundo respeto por la vida civil.

 

Que un actor armado intente imponer su propia ley es un síntoma de una enfermedad que nunca se curó del todo. Y lo más grave es que en medio del ruido de los discursos, quienes quedan atrapados entre los bandos siguen siendo los mismos: comunidades rurales olvidadas, familias desplazadas, líderes silenciados.

El control no se gana con balas ni con panfletos. Se gana con legitimidad. Y esa no se impone: se construye. Mientras se permita que el miedo reemplace al Estado, cada tregua rota será un recordatorio de que la guerra, lejos de acabarse, solo cambia de rostro.

Porque mientras haya quienes se arroguen el derecho de regular la vida ajena desde las sombras, la verdadera paz seguirá siendo apenas una esperanza aplazada.

 

 

 

Alianza de los dueños de la miseria social

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Puedo hablar porque he vivido lo suficiente como para distinguir entre el bien y el mal. Además, tengo la capacidad de la razonabilidad que me permite separar las cosas comunes de las cosas del intelecto. Cosa no común en el ser humano. Porque el ser humano es empírico y su intuición la tiene relegada a la magia y las cosas religiosas.

La mayoría de los textos son historias fantásticas que han entretenido a generaciones de adultos con mente de niños y que los hace vivir en ese mundo mitológico. Esa es una verdad que no se puede rebatir porque está incrustada en la genética de millones de seres humanos, es removible porque si se quita desencaja a la humanidad. Y dejaríamos de ser esa comunidad humana multifacética.

En toda esta composición de elementos humanos hay tres corrientes que rigen el planeta y que es muy difícil de escapar de las manos de ellas. La religión, los políticos y los ladrones. Es como si fuera una alianza que gobierna lo existente y que es imposible eliminar porque está presente como la vida misma.

Colombia es un país inmaduro que no ha podido añejar intelectualmente y que cada día es como si nada hubiera cambiado. Cualquiera persona mayor de 70 años puede hablar mejor que yo y hacer un recorrido en su vida para encontrarse que la ruleta de su existencia ha pasado por los mismos caminos una y otra vez y que sus vecinos no han comprendido que aún siguen en lo mismo.

Cuántos crímenes se han cometido en los más de doscientos años de existencia del país de personas que han querido ayudar a que el país avance para bien. Y seguirán muriendo y todo quedará como un muerto más en la interminable lista. Porque morir asesinado es parte del estándar de muerte en el país.

La alianza tácita de la muerte, “como una muerte anunciada”, permanece como parte de la naturaleza colombiana. Es una palabra que escuchamos en todas las formas como si su significado fuera no tuviera el valor terrorífico que ella expresa y se siente en otras latitudes.

Por eso hay esa alianza de miseria entre los políticos, los ladrones y los reducidores, porque es la forma de mantener a los ciudadanos entretenidos mientras unos roban, otros compran lo robado y los políticos reponen lo robado para ganar los tres de esa jugada magistral. ¿Y quién paga? Ya todos sabemos de dónde sale el dinero.

Lo más interesante de todo esto es que los ciudadanos que son los dueños del poder, apoyan a los mismos que mantienen la cadena de calamidades votando por ellos y no ejerciendo el voto en blanco que es el que les da el poder para rechazar todo ese

 

 

 

desorden que se ha establecido por décadas de malos gobiernos o administradores públicos.

 

QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

La vida de Antonio Arango
Reseña de la biografía del banquero manizaleño
De Pedro Felipe Hoyos

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=18gRBprkc0o

 

No es muy común conseguir en un libro biográfico una radiografía paralela del temperamento, características y comportamiento de los ciudadanos que rodean durante su vida al personaje central.

En este libro titulado “ANTONIO ARANGO GUTIÉRREZ, la biografía de un banquero manizaleño”, se consigue tal éxito de manera magistral y muy por encima del desorden y el descuido con que fue armado por falta de curia editorial.

Por sus páginas se puede entonces conocer los elementos constitutivos de esa manera tan peculiar y tan renombrada de cómo actuaron las gentes de Manizales para llegar hasta donde llegaron al promediar el siglo 20.

Usando como pretexto la vida del abogado Antonio Arango Gutiérrez, un luminoso fruto de los troncos familiares de sus abuelos, los generales Marcelino Arango y Pompilio Gutiérrez, el historiador Hoyos Körbel logra contar cómo se fue construyendo Manizales de pueblito paisa de bahareque a ciudad procera de hierro y cemento.

Como tal plantea una verdad de puño aunque se atreve a juzgarla al mismo tiempo como el origen del posterior derrumbe en que ha caído por estos días.

Para él, y para muchos, Manizales adquiere su prestigio y su respeto porque fue capaz de reconstruirse luego de los incendios de 1922, 1925 y 1926, que la consumieron en un 80%. Y para cualquier lector del libro resulta muy fácil deducir que esa batalla heroica pudo librarse porque al mando de Manizales estaba, en la primera fila o tras bambalinas el abogado Arango Gutiérrez, que ejerció más como el banquero excelso que como el jurisconsulto que llegaría a ser magistrado de la Corte Suprema si la muerte no lo hubiese interrumpido unos días antes de su posesión.

Sin duda alguna era un monstruo del pensamiento y de la acción. Sus escritos políticos y económicos publicados en este libro son apabullantes. Su gesta como concejal, como secretario de despacho de alcaldes y gobernadores, pero sobre todo su habilidad mayúscula como banquero en una ciudad quebrada económica y físicamente, lo mitificó para siempre.

Lástima que esa clase de gente no la haya vuelto a parir Manizales porque la reemplazaron por una casta dirigente de oligarcas pobres, aferrados a ordeñar sus presupuestos públicos.

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

Diagramación
María  Molina

 

   

Fotografía
Orlando Cardona Rodríguez

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

Rubén Darío Varela Hurtado

Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

 

 

 
Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo

Otoniel Parra Arias
CONTACTO
Tel. (57) 606-347 7079
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