6-El Imparcial

JUDICIAL

Capturan en el Meta a alias “Robledo”, histórico cabecilla de las disidencias de las FARC

Tras 36 años de actividad insurgente, Olivo Guantiva Moreno, conocido como alias “Robledo”, fue capturado por la Policía Nacional en un operativo de inteligencia realizado en zona rural de Villavicencio, Meta. La detención de uno de los hombres más veteranos de las antiguas FARC se dio en la vereda Mesetas y representa un fuerte golpe a las estructuras disidentes que operan en la región de los Llanos Orientales y la Amazonía.

Alias Robledo figuraba en la lista de los más buscados por las autoridades. Su prontuario se remonta a la década de los 80, cuando

ingresó a las filas de las FARC y fue ascendiendo dentro de la organización hasta convertirse en hombre de confianza del temido jefe guerrillero alias “Mono Jojoy”, abatido en 2010. Tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016, Robledo decidió mantenerse en la ilegalidad y se convirtió en figura clave del Estado Mayor Central de las disidencias, comandadas por alias “Iván Mordisco”.

En los últimos años, Robledo fue señalado como máximo líder del frente 39, Bloque Amazonas, y como uno de los responsables de la expansión del grupo armado en zonas estratégicas del sur del país. Según el reporte oficial, tenía bajo su control redes de extorsión dirigidas a comerciantes, ganaderos y petroleros en los departamentos de Meta, Guaviare y Vichada. Además, era pieza fundamental en el engranaje del narcotráfico que financia a las disidencias en esa región.

La Policía celebró el operativo como un “golpe certero” contra las estructuras de Mordisco, en momentos en que las disidencias incrementan su accionar violento. En lo que va del mes, se han reportado múltiples ataques en Cauca, Huila y Valle del Cauca, incluyendo el atentado con moto bomba en La Plata (Huila), que dejó dos hermanos adolescentes muertos y más de 30 personas heridas.

Alias Robledo deberá responder ante la justicia por los delitos de secuestro extorsivo, extorsión agravada y porte ilegal de armas. Su captura se da en medio de una ofensiva estatal por recuperar el control de los territorios más golpeados por el conflicto armado. Aunque su detención no significa el desmantelamiento de la estructura disidente, las autoridades confían en que debilita la capacidad de mando y reorganización del frente 39.

En lo que va corrido del 2025, la violencia contra quienes dejaron las armas y apostaron por la paz en Colombia ha alcanzado un nivel alarmante. Solo en el primer trimestre del año, ya se han registrado 15 homicidios de firmantes del Acuerdo Final de Paz, cifra que representa la mitad de los asesinatos contabilizados durante todo el 2024.

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encargada de velar por la verdad, la justicia y la reparación en el marco del conflicto armado, expresó su profunda preocupación ante este panorama. La Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad advirtió que este año ha sido especialmente letal para los excombatientes en proceso de reincorporación. Desde la firma del acuerdo en 2016, ya se cuentan 456 asesinatos de personas que decidieron abandonar las armas, una cifra que sigue en aumento pese a los compromisos del Estado para protegerlos.
 

Frente a este escenario, la JEP convocó a una audiencia pública el pasado 10 de abril. Allí, magistrados, entidades del Estado y organizaciones de derechos humanos insistieron en la urgencia de adoptar un enfoque de seguridad humana e integral. No se trata solo de medidas físicas de protección, sino de garantizar condiciones dignas de vida, acceso a oportunidades y prevención de desplazamientos forzados, tanto colectivos como individuales.

Durante la diligencia, se reiteró que la protección de los firmantes no es solo una obligación jurídica, sino una condición esencial para consolidar la paz en el país. Muchos de ellos serán próximamente destinatarios de sanciones restaurativas dentro del Sistema Integral para la Paz, por lo que su permanencia y participación activa resulta fundamental.

La realidad es cruda y pone en jaque los avances logrados en estos años de posconflicto. La vida de quienes apostaron por una Colombia sin guerra no puede seguir dependiendo de cifras, sino de acciones urgentes y contundentes por parte del Estado.

Una de las Semanas Santas más violentas de los últimos años ha dejado, hasta el momento, un doloroso saldo en el suroccidente del país: cuatro personas muertas, más de 50 civiles heridos y la sensación de que el conflicto armado vuelve a tomar fuerza en zonas donde la esperanza de paz parecía posible. En los últimos días, las disidencias de las FARC al mando de alias "Iván Mordisco" protagonizaron una serie de ataques que estremecieron a los departamentos de Cauca y Huila.

El hecho más reciente (al cierre de esta edición, y uno de los más impactantes, ocurrió en La Plata, Huila, donde una motobomba explotó cerca de la estación de Policía. La detonación cobró la vida de dos jóvenes hermanos, Luisa Fernanda y Sergio Trujillo Peña, de 19 y 17 años, y dejó al menos 23 personas heridas. Las autoridades atribuyen el ataque al Bloque Central ‘Isaias Pardo’, perteneciente al Frente ‘Hernando González Acosta’, estructura que actúa bajo el mando de ‘Mordisco’.

Horas antes, en Mondomo (Santander de Quilichao, Cauca), otro vehículo cargado con explosivos fue activado a pocos metros de una estación policial. En esta ocasión, una mujer perdió la vida y al menos 20 personas más resultaron heridas. El estallido dejó graves daños a la infraestructura y varios uniformados aturdidos.

Pero la violencia no solo se manifestó en estos eventos. El miércoles, en el casco urbano de Santander de Quilichao, dos explosiones adicionales sacudieron la zona. En el primer ataque, un hombre identificado como Miller Balanta Molina falleció, y otra persona resultó gravemente herida. El segundo artefacto, detonado a distancia, hirió levemente a un suboficial del Ejército y a un trabajador de aseo.

El ministro de Defensa, Iván Velásquez, anunció una recompensa de hasta 300 millones de pesos por información sobre los responsables de los atentados, calificando los hechos como actos de “terrorismo desesperado” por parte de carteles narcotraficantes golpeados por recientes operativos.

El alto mando militar confirmó que estas acciones violentas serían una represalia por el cerco que la fuerza pública mantiene sobre alias “Mordisco”, cuya captura estaría cada vez más cerca. Mientras tanto, las comunidades afectadas intentan recomponerse del miedo y el dolor que está dejando esta trágica Semana Santa.