Pereira, Colombia - Edición: 13.469-1049 Fecha: Martes 22-04-2025 |
TECNOLOGÍA |
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Computación cuántica: El poder invisible que aún consume más de lo que resuelve
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La clave de este
salto está en la manera en que crece la capacidad de cálculo en un sistema
cuántico. Mientras que un computador clásico mejora su rendimiento añadiendo
procesadores de forma lineal —el doble de procesadores, el doble de potencia—,
en uno cuántico el crecimiento es exponencial. Con cinco cúbits puedes
representar 2⁵ estados, es decir, 32. Con diez, ya manejas 2¹⁰: 1024 estados
simultáneos. La diferencia, incluso en pocos cúbits, es monumental.
Entonces, ¿cuánto
consume la computación cuántica? Hoy, mucho. Más de lo que rinde. Pero sería un
error juzgar su futuro por su presente. Es como valorar el automóvil cuando
todavía era un carruaje sin caballos que se quedaba atascado en el barro. Lo
importante no es cuánto consume ahora, sino cuánto podría ahorrar al resolver
problemas que hoy requieren recursos computacionales colosales y tiempos
inasumibles.
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Por
ahora, hablar del consumo energético de la computación cuántica es
como calcular el gasto de combustible de una nave espacial que
apenas despega del suelo. Los computadores cuánticos existen, sí,
pero están lejos de ser herramientas prácticas para la mayoría de
los problemas actuales. Su energía, hoy, se va más en sostenerlos en
condiciones extremas que en procesar datos. Sin embargo, cuando
logren superar sus barreras tecnológicas, prometen revolucionar no
solo el poder de cálculo, sino también la eficiencia con la que se
aborda lo imposible.
Un
ejemplo concreto: mientras un computador portátil común puede
funcionar con unos 60 vatios —lo mismo que una bombilla
incandescente de las de antes—, algunos sistemas cuánticos actuales
necesitan del orden de 20.000 vatios para operar. Esa cifra es 333
veces superior. Y el detalle más llamativo es que, pese a este
enorme gasto energético, sus tiempos de resolución para problemas
simples aún son más lentos que los de un computador clásico. Es como
si usaras un cañón para matar una mosca... y fallaras varias veces
antes de acertar.
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directamente vinculado al esfuerzo por mantenerlos en una especie de burbuja criogénica.
Pero el reto no
termina ahí. La fragilidad de los cúbits obliga a incluir un sistema de
corrección de errores. Esto se traduce en que para operar con un solo cúbit
“lógico” —es decir, uno que efectivamente procese información confiable— se
necesitan muchos cúbits físicos adicionales. A más cúbits, más energía
requerida. Y eso sin contar los sistemas electrónicos externos encargados de
controlar y leer el estado cuántico de cada uno.
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