Así fue su muerte
El viernes 14 de febrero de 2025, el papa Francisco ingresó en el hospital
Gemelli de Roma aquejado de
una bronquitis que le provocaba graves dificultades respiratorias. Le
diagnosticaron una neumonía en ambos pulmones, que requirió un intenso
tratamiento médico, haciendo temer por su estado. Finalmente, salió el 23 de
marzo.
El domingo, todavía convaleciente, apareció en
el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano y, con una débil voz, le
deseó una "feliz Pascua" a los miles de fieles congregados allí.
El fallecimiento del papa dará inicio a una
serie de actos protocolarios, dictados por la tradición y regidos por normas muy
precisas. Se prevén nueve días de exequias y un plazo de entre 15 y 20 días para
organizar un cónclave con cerca de 130 cardenales electores, encargados de
elegir a un sucesor. Más de dos tercios de ellos fueron nombrados por Francisco.
Mientras tanto, es el cardenal camarlengo, el
irlandés Kevin Farrell,
quien ocupará el cargo interinamente.
Funeral sencillo

Francisco afirmó a finales de 2023 que quería simplificar los funerales papales
y anunció su deseo de ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor de
Roma, y no en la de San Pedro.
El ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio,
fue el primer pontífice en elegir el nombre de Francisco, en honor al santo de
los pobres, cuyas enseñanzas inspiraron su pontificado, iniciado el 13 de marzo
de 2013.
El primer papa jesuita y latinoamericano de la historia se implicó activamente
en la defensa de los migrantes,
el medio ambiente y la justicia social, sin modificar las posiciones de la
Iglesia sobre temas como el aborto o el celibato sacerdotal.
Así recordarán a Francisco

Para la mayoría de los creyentes, sin embargo, será recordado como un líder con
sensibilidad pastoral que trató de reconectar
a la Iglesia con lo esencial de la fe cristiana. Francisco trató
de seguir a su homónimo, san Francisco de Asís, el fraile italiano del siglo
XIII famoso por su pobreza,
|
|
paz y cuidado de la creación.
La defensa del planeta, la difícil situación de los inmigrantes y la
construcción de la paz a través del diálogo fueron los pilares de su papado, e
intentó vivir su visión de una Iglesia más humilde, optando por no residir en el
Palacio Apostólico del Vaticano, sino en su casa de huéspedes, la Casa Santa
Marta.
Heredó un Vaticano en crisis. Benedicto XVI
había tomado la sorprendente decisión de dimitir tras ser incapaz de llevar a
cabo las reformas del Gobierno central de la Iglesia, la curia romana. Los
escándalos de abusos habían sacudido a la Iglesia, mientras que los reguladores
habían detectado graves fallos en el banco vaticano.
Francisco se apresuró a reformar el banco y la gestión de las finanzas
vaticanas. Durante su pontificado, por primera vez hubo un cardenal procesado y
condenado por delitos financieros en un tribunal vaticano. Publicó una nueva
constitución para la curia romana y se embarcó en una misión para reformar la
cultura interna de la Iglesia, pasando de un modelo excesivamente jerárquico a
otro de inclusión.
Alarmó a los funcionarios del Vaticano por sus discursos improvisados en las
audiencias, sus conferencias de prensa desenfadadas en la parte trasera de su
avión papal y su lenguaje directo, a veces soez. Sus persistentes críticas a las
“élites” eclesiásticas y a los partidarios de ideologías “retrógradas” le
granjearon poderosos enemigos, sobre todo entre los grupos conservadores
estadounidenses. Aunque algunos cardenales habían votado por Jorge
Bergoglio, el argentino con fama de
jesuita duro y austero, no esperaban que surgiera el imprevisible papa Francisco
para encaminar a la Iglesia por una senda de profunda renovación.
“No podemos insistir solo en cuestiones relacionadas con el aborto, el
matrimonio homosexual y el uso de métodos anticonceptivos”, dijo Francisco poco
después de su elección. Aunque se pronunció en contra del aborto, se centró en
otros temas, cambiando la doctrina católica para insistir en que la pena de
muerte es “inadmisible” y la posesión de armas nucleares, inmoral. Criticó las
desigualdades mundiales, afirmando que “una economía así mata”, y pidió a los
países ricos que hicieran más para atajar la crisis climática.
Su humildad

Francisco también estuvo dispuesto a admitir sus errores, entre ellos su gestión
de los escándalos de abusos sexuales por parte de clérigos, la mayor crisis que
ha sufrido la Iglesia católica en 500 años. Habló sobre los abusos, se reunió
con las víctimas y promulgó una serie de leyes eclesiásticas para atajarlos.
Pero hubo momentos en los que fue lento para actuar. Los grupos de víctimas
esperan que su sucesor se asegure de que la Iglesia sigue adelante con los
|
|
cambios que él inició.
Sus padres
Jorge Mario Bergoglio nació
el 17 de diciembre de 1936, en Buenos Aires, de padres de ascendencia italiana.
El papa, el mayor de cinco hermanos, solía evocar recuerdos entrañables de una
familia unida y de cómo su abuela italiana forjó su fe. Sus abuelos escaparon
por los pelos de un naufragio mortal cuando emigraron de Italia a Argentina, una
experiencia que sin duda influyó en su defensa de quienes emprenden peligrosos
viajes por el Mediterráneo en busca de una vida mejor en Europa.
Cuando tenía 16 años, Bergoglio
tuvo una profunda experiencia durante la confesión que le convenció de que debía
prepararse para el sacerdocio. Ingresó en el seminario, pero tres años más tarde
empezó a formarse para ser jesuita, orden religiosa famosa por su labor
misionera. Su capacidad de liderazgo fue reconocida y en 1973, a la temprana
edad de 36 años, fue nombrado jefe de la orden jesuita en Argentina, cargo que
ocuparía hasta 1979.
Su lucha por la igualdad y los derechos
Así como pontificado tuvo muchos elementos pioneros, su papado ha sido señalado
por muchos como ambivalente. Es que, en muchos aspectos, el papa Francisco era
un tradicionalista.
Fue "tan intransigente como el papa Juan Pablo II...
sobre la eutanasia, la pena de muerte, el aborto, el derecho a la vida, los
derechos humanos y el celibato de los sacerdotes", afirma monseñor Osvaldo
Musto, quien estaba con él
en el seminario.
Bergoglio dijo que la
Iglesia debería dar la bienvenida a las personas independientemente de su
orientación sexual, pero insistió en que la adopción gay era una discriminación
contra los niños. Pronunció palabras cálidas a favor de las uniones de personas
del mismo sexo, pero se negó a llamarlo matrimonio. Eso, para él, sería "un
intento de destruir el plan de Dios".
En 2013, ya siendo Papa, participó en una marcha pro vida en Roma, pidiendo por
los derechos de los no nacidos "desde el momento de la concepción".
Y aunque en enero de 2025 nombró, por primera vez en la historia, a una mujer
(Simona Brambilla) como prefecta en el Vaticano, se resistió a la ordenación de
mujeres, declarando que el papa Juan Pablo II había descartado de una vez por
todas la posibilidad.
"Yo creo que es el Papa más importante en cuanto a reformas de la Iglesia desde
Juan XXIII", le dijo a BBC Mundo el periodista Vicens Lozano, autor de "Vaticangate",
quien lleva más de cuatro décadas cubriendo la Santa Sede.
"Es cierto que cuando asumió generó grandes esperanzas de reformas y decepcionó
a mucha gente que pensaba que el proceso sería muy rápido, pero el tiempo de la
Iglesia es muy distinto al que se vive fuera de los muros del Vaticano… siempre
digo que cuando uno entra allí debe sacarse el reloj", señala.
"En los últimos años de su papado Francisco aceleró el proceso de reformas, pero
no quería ahondar las divisiones entre los reformistas y los tradicionalistas
para evitar que se produzca un cisma", afirmó Lozano.
|