Pereira, Colombia - Edición: 13.490-1070

Fecha: Viernes 16-05-2025

 

  REGIONAL

 

El Imparcial-3

 
Emergencias por ola invernal colapsan a Risaralda




Las lluvias no han dado tregua en Risaralda durante este 2025, y las consecuencias ya se sienten con fuerza en todos los rincones del departamento. Según el más reciente balance de la Coordinación Departamental de Gestión del Riesgo, se han registrado 295 emergencias por ola invernal, una cifra que pone en evidencia la intensidad del fenómeno climático y su impacto devastador en la región.

Los municipios más afectados son Pereira, Dosquebradas y Santa Rosa de Cabal, donde las lluvias han provocado deslizamientos, vendavales e inundaciones. Solo Pereira ha reportado 81 emergencias, mientras que Dosquebradas y Santa Rosa suman 47 y 29 eventos, respectivamente. Quinchía y La Celia también han sufrido con 22 y 19 incidentes. Aunque en otros municipios los casos no superan los 16, las afectaciones son igual de preocupantes, especialmente en zonas rurales donde el acceso es limitado.

Las cifras hablan por sí solas: el 51 % de los eventos corresponde a deslizamientos, el 28 % a vendavales, el 14 % a inundaciones, y el restante 7 % a daños estructurales. Pero detrás de los números, hay historias de familias aisladas, carreteras bloqueadas y comunidades enteras sin acceso a ayuda humanitaria.

Diana Carolina Ramírez Laverde, coordinadora de Gestión del Riesgo en Risaralda, aseguró que la situación es crítica: “Estamos ante una emergencia de gran escala. Muchas vías están colapsadas y eso dificulta la llegada de ayuda. Hay zonas rurales totalmente incomunicadas”, afirmó.

Ante la gravedad del panorama, el Gobierno departamental declaró la calamidad pública, medida que permite acelerar recursos y poner en marcha planes de acción con apoyo nacional. Mientras tanto, la lluvia continúa cayendo sin descanso, elevando el temor de nuevas emergencias.

Los habitantes de Risaralda miran al cielo con incertidumbre, esperando una tregua que les permita comenzar a reconstruir lo que el invierno ha dejado atrás.
 

Comunidades indígenas y CARDER firman acuerdos para proteger el Río Quinchía
 



En medio de un ambiente de respeto y diálogo intercultural, el municipio de Quinchía fue escenario de un encuentro trascendental para el futuro del Río Quinchía. Funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER) se reunieron con representantes de las comunidades indígenas
Embera Chamí y Escopetera y Perza para socializar y firmar los acuerdos que regirán el uso y conservación de este importante afluente. 

 

 

 

Más que un acto protocolario, la jornada fue un ejercicio de escucha activa y construcción colectiva. Las comunidades indígenas, reconocidas históricamente como guardianas del territorio, compartieron sus saberes ancestrales y reafirmaron su compromiso con la defensa del agua, mientras los técnicos de CARDER presentaron los lineamientos del proceso de reglamentación.

Durante el encuentro se destacó la importancia de integrar la visión cultural de los pueblos originarios con los marcos técnicos de gestión ambiental. “El agua no es solo un recurso, es vida, es espíritu, y debemos cuidarla con respeto”, expresó uno de los líderes Embera, recordando que la protección del río también es una forma de preservar la identidad del territorio.

La firma de estos acuerdos marca un paso firme hacia una gobernanza ambiental más justa e inclusiva, donde la participación comunitaria es clave. Con esta alianza, se busca asegurar el caudal ecológico del río, promover un uso sostenible del agua y garantizar su disponibilidad para futuras generaciones.

La presencia de CARDER en Quinchía reafirma que la conservación ambiental comienza en los territorios, con las comunidades que habitan y protegen cada rincón. El Río Quinchía no solo fluye como fuente de vida, sino también como símbolo de unidad, resistencia y esperanza compartida.
 

Apía le apuesta al saneamiento rural: pozos sépticos transforman la salud y el entorno




En lo alto de las montañas risaraldenses, donde las veredas dibujan una vida tranquila pero olvidada por décadas, un nuevo proyecto está marcando un antes y un después para cientos de familias rurales en Apía. Se trata de la instalación de 42 sistemas sépticos individuales, una iniciativa impulsada por la Gobernación de Risaralda y Empresas Públicas del departamento, con el objetivo de mejorar el saneamiento básico y proteger el medio ambiente en zonas que históricamente han carecido de servicios esenciales.

La inversión, que supera los $2.400 millones provenientes del Sistema General de Regalías, busca no solo responder a una necesidad urgente, sino también dignificar la vida en el campo, como lo expresó el gobernador Juan Diego Patiño Ochoa, durante la socialización del proyecto con las comunidades beneficiadas.

“Durante años estas familias han vivido sin un sistema adecuado para el tratamiento de aguas residuales. Este proyecto es una solución real, pensada para cambiar vidas y proteger nuestros recursos naturales”, afirmó el mandatario, visiblemente emocionado por la acogida que ha tenido la iniciativa.

Y es que en veredas como El Jazmín, donde se realizó uno de los encuentros con líderes comunitarios, la gratitud se respira en el ambiente. “Esto es una bendición”, dijo William de Jesús Úsuga, presidente de la vereda. “Muchos aquí nunca pensamos que llegaría una obra de esta magnitud. Hoy sentimos que sí estamos siendo escuchados”.

La gerente de Empresas Públicas de Risaralda, Ana María Camacho, también destacó el impacto ambiental y social del programa: “Estamos dejando atrás prácticas que ponían en riesgo la salud de las familias y la calidad del agua. Con estos pozos sépticos estamos sembrando futuro, bienestar y sostenibilidad”.

El problema era claro: en muchas zonas
 

 

 

 

rurales, las aguas negras se vertían directamente en quebradas, suelos y cultivos, generando focos de contaminación y enfermedades. Con estos nuevos sistemas, diseñados para funcionar de manera autónoma y adaptada al terreno, se espera una reducción drástica en la contaminación de fuentes hídricas, además de una mejora significativa en la salud pública.

Pero el proyecto va más allá de lo técnico. Las autoridades han insistido en que el éxito no depende únicamente de la infraestructura instalada, sino del acompañamiento educativo a las familias para garantizar el uso y mantenimiento adecuado de los sistemas.

 

La apuesta en Apía se perfila como un modelo replicable para otros municipios del departamento, especialmente en aquellos donde la extensión geográfica o la dispersión de las viviendas impide construir redes convencionales de alcantarillado.

“Estamos demostrando que es posible atender necesidades históricas con soluciones concretas, si hay voluntad política y trabajo articulado con las comunidades”, concluyó un vocero técnico de la entidad.

Hoy, en los caminos de Apía, no solo corren nuevas aguas más limpias, también renace la esperanza de un futuro más digno, saludable y respetuoso con la tierra que los acoge.
 

Nuevos puentes peatonales transforman la vida de comunidades indígenas en Pueblo Rico




En medio del verde espeso del municipio de Pueblo Rico, dos nuevos puentes peatonales marcan un hito en la conectividad y el bienestar de más de 3.800 indígenas pertenecientes a las comunidades de Caja de Oro y Bajo Gitó. Estas obras, recientemente finalizadas, no solo simbolizan progreso, sino también dignidad y esperanza para quienes por años cruzaron ríos a pie o sobre estructuras improvisadas.

La iniciativa fue posible gracias a la gestión del gobernador de Risaralda, Juan Diego Patiño Ochoa, ante la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Con una inversión superior a los $1.900 millones, los puentes se convierten en un cambio tangible para cientos de familias que ahora podrán acceder de forma más segura a servicios de salud, educación y mercados locales.

Durante una visita al territorio, el gobernador expresó su emoción por el impacto positivo de estas obras. “Esto no es solo concreto y acero, es una muestra de respeto hacia nuestras comunidades indígenas y de compromiso con su bienestar. Seguiremos trabajando por un Risaralda más inclusivo y con oportunidades reales para todos”, afirmó.

Para las comunidades, estos puentes significan mucho más que infraestructura. Representan seguridad para los niños que van a la escuela, tranquilidad para las madres que deben llegar al puesto de salud y mejores condiciones para el comercio de productos agrícolas.

Este proyecto refuerza la importancia de invertir en las zonas más apartadas, donde la necesidad se siente con más fuerza y la gratitud se expresa con sinceridad. Hoy, en Pueblo Rico, los pasos son más firmes y el futuro, un poco más cercano.

 

 

 

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