EL IMPARCIAL | Página 3


Pereira, Colombia - Edición: 13.491-1071 Fecha: Sábado 17-05-2025	ESPECIAL		-13
¿Tuviste un “momento eureka”? Tu cerebro acaba de hacer algo extraordinario
		consolidación de recuerdos. Mientras más fuerte es el “momento eureka”, más intensa es la activación en estas regiones, lo que a su vez refuerza el recuerdo. Maxi Becker, investigador postdoctoral de la Universidad Humboldt y coautor del estudio, explica que cuando alguien tiene una experiencia reveladora al resolver un problema, “el cerebro reorganiza la forma en que interpreta la imagen, lo que facilita su comprensión y memorización”. Es decir, no solo estás resolviendo un problema: estás cambiando la forma en que tu cerebro almacena la información. Esto explicaría por qué recordamos con tanta nitidez ciertos eventos que, aunque simples, estuvieron cargados de una fuerte sensación de descubrimiento o emoción. Al parecer, no se trata solo de lo que aprendemos, sino de cómo lo aprendemos. Las implicaciones para el aprendizaje son enormes, especialmente en entornos escolares o universitarios. Este tipo de hallazgos refuerza la idea de que los métodos de enseñanza deben ir más allá de la repetición mecánica. Crear momentos de descubrimiento, fomentar la curiosidad y permitir que los estudiantes lleguen por sí mismos a las respuestas podría hacer que lo aprendido perdure mucho más tiempo. En Colombia, donde el sistema educativo aún enfrenta enormes desafíos en cuanto a calidad y motivación estudiantil, este tipo de investigaciones puede servir como inspiración para transformar el aula en un espacio más dinámico. La neuroeducación, que une los hallazgos de la ciencia del cerebro con las estrategias pedagógicas, tiene un enorme potencial para revolucionar la forma en que enseñamos y aprendemos. Los investigadores, sin embargo, reconocen que todavía queda mucho por descubrir. En próximos estudios, planean examinar con mayor precisión lo que sucede en esos segundos previos al “momento eureka”. ¿Qué condiciones lo facilitan? ¿Puede inducirse? ¿Hay personas más propensas a experimentarlo? Las respuestas a estas preguntas podrían cambiar no solo nuestra comprensión de la mente, sino también la manera en que enfrentamos los retos cotidianos. Mientras tanto, la próxima vez que resuelvas un problema tras mucho pensar, recuerda que tu cerebro no solo te está premiando con una buena dosis de dopamina: también está remodelando sus conexiones para guardar ese conocimiento como un tesoro. Porque, al parecer, detrás de cada chispazo de intuición, hay un pequeño milagro neurológico trabajando para que no lo olvides.
A todos nos ha pasado: estás tratando de resolver un problema, pasas horas sin encontrar una solución, y de repente, como si una chispa encendiera todo, la respuesta aparece de la nada. Esos instantes mágicos, casi cinematográficos, conocidos como momentos de intuición o "momentos eureka", podrían ser mucho más importantes de lo que pensamos. No solo ofrecen una gratificante sensación de logro, sino que, según un nuevo estudio internacional, también podrían estar reorganizando activamente tu cerebro para ayudarte a recordar mejor lo aprendido. El estudio, publicado recientemente en la revista Nature Communications, fue liderado por científicos de las universidades de Duke, Humboldt y Hamburgo. Su objetivo era responder una pregunta que ha inquietado a la ciencia durante décadas: ¿qué sucede exactamente en el cerebro durante esos destellos de claridad mental, y cómo afectan nuestra capacidad de recordar? Para ello, reclutaron a 38 voluntarios entre los 18 y los 35 años, todos sin antecedentes neurológicos ni psiquiátricos, y los sometieron a una serie de acertijos visuales. Las pruebas consistían en completar imágenes en blanco y negro que parecían manchas sin sentido. Sin embargo, al analizarlas con atención, era posible identificar objetos reales. Algo así como mirar una nube y de repente ver la figura de un elefante. Un ejercicio que, según los investigadores, simula en pequeña escala la experiencia de un verdadero “momento eureka”. Mientras los participantes resolvían los retos, sus cerebros eran escaneados mediante resonancia magnética funcional. Después, se les preguntó si habían llegado	a la solución de forma lógica y metódica, o si esta había surgido de forma intuitiva, casi como un presentimiento. También se les pidió que evaluaran cuán seguros estaban de su respuesta. Cinco días después, se puso a prueba su memoria: ¿recordaban todavía la imagen y la solución? Los resultados fueron sorprendentes. Quienes habían llegado a la solución por medio de la intuición recordaban mucho mejor los acertijos resueltos. Y no solo eso: cuanto mayor era la confianza que sintieron en el momento del descubrimiento, mayor era la probabilidad de que conservaran ese conocimiento días después. Según el profesor Roberto Cabeza, psicólogo y neurocientífico de la Universidad de Duke y coautor del estudio, “si experimentas un momento revelador al aprender algo, casi duplicas tu capacidad de recordarlo. Hay pocos efectos en la memoria tan poderosos como este”. Pero ¿por qué sucede esto? La clave parece estar en una región del cerebro llamada corteza occipitotemporal ventral (VOTC). Es aquí donde el cerebro procesa la información visual y, en los momentos de insight, reorganiza la forma en que la interpreta. Específicamente, se activa el giro fusiforme posterior y la corteza occipital lateral inferior, zonas responsables de convertir formas abstractas en imágenes reconocibles. Así, lo que antes era un enigma visual se transforma en algo con sentido. Este proceso no es instantáneo, como podría parecer, sino una reconfiguración progresiva de las representaciones mentales. Además, durante estos momentos de claridad, también se activan otras áreas profundas del cerebro, como la amígdala —relacionada con las emociones— y el hipocampo, esencial para la formación y

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