Ver para dudar

Durante siglos, la imagen fue sinónimo de certeza. Una fotografía detenía el tiempo; un video, el instante. Mirar era creer. Esa premisa simple sostenía procesos judiciales, decisiones políticas, debates públicos. Pero esa era ha llegado a su fin. Hoy, el video ha dejado de ser prueba para convertirse en posibilidad. Y en un entorno donde todo puede parecer real, la confianza ha comenzado a desmoronarse.

Lo inquietante no es solo que ahora podamos fabricar escenas indistinguibles de la realidad. Es que podemos hacerlo con una facilidad escalofriante, en cuestión de segundos, sin cámaras, sin actores, sin locaciones. Basta una idea, un par de frases y la máquina hace el resto. La imagen ya no nace de la observación del mundo, sino de la imaginación computacional. Y eso cambia todo.

Esta transformación nos obliga a revisar nuestras certezas más básicas. Si un video puede mentir con tanta precisión, ¿cómo distinguimos lo falso de lo verdadero? ¿Cómo protegemos el juicio crítico cuando lo sensorial ha sido colonizado por la simulación? La carga de la prueba se invierte: ya no basta con mostrar algo; ahora hay que demostrar que ese algo no fue fabricado.

Las consecuencias son profundas. La duda, que alguna vez fue virtud del pensamiento crítico, se convierte en herramienta del negacionismo. Todo puede cuestionarse, incluso lo evidente. La mentira ya no necesita imponerse: le basta con insinuarse. La sospecha hace el resto.

En este nuevo paisaje, la responsabilidad no puede recaer únicamente sobre quienes desarrollan la tecnología. Tampoco es suficiente con implementar regulaciones o etiquetas de verificación. El cambio debe ser cultural. Necesitamos una ciudadanía alfabetizada no solo para interpretar imágenes, sino para desconfiar de ellas con criterio. Una sociedad que no caiga presa del impacto visual, sino que sepa analizar el origen, el contexto y la intención detrás de cada contenido.

Ya no vivimos en la era de la verdad evidente. Hemos entrado en la era de la verdad disputada. La veracidad se ha vuelto una tarea, no una constatación. Y en esa tarea, la vigilancia crítica es más importante que nunca.

El video no ha muerto. Pero su inocencia sí. Y en adelante, cada imagen deberá ganarse nuestra confianza. Porque ver ya no basta. Ahora, también hay que pensar.

68 millones de habitantes menos en el planeta

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

Cuando era niño la gran mayoría de mis amigos venían de familias de más de 8 hijos, mi amigo Iván Ceballos me contaba que él tenía 23 hermanos. Yo le dije que ya ellos podían jugar fútbol entre la familia. Nos reímos y seguimos caminando al Tonchala Bar.

En la Primera y Segunda Guerra mundial hubo más de 46 millones de muertes, a eso agréguele los muertos en la época de Stalin y Mao, para terminar la pandemia del Spanish Flu dejó casi la combinación de las dos guerras.

Esto no es nada a lo que se está viviendo ahora sin necesidad de disparar un solo tiro. Los chinos pierden población alarmante, ya que se pueden ver pueblos sin habitantes y complejos de viviendas para más de 5 millones de residentes abandonados. Por toda Europa es el mismo fenómeno, Suiza y Suecia en los próximos 50 años su población nativa habrá desaparecido. Cuba es el que más pierde población en América Latina y México está frenado el crecimiento después de ser el de más alto crecimiento poblacional. Colombia no tiene 50 millones de habitantes como dicen, está por los 38 millones y sigue perdiendo. Lo que uno ve es gente venida del campo a vivir en las ciudades y eso es lo que impresiona a la gente. No se puede decir que no hay población porque se fastidia la economía. Porque no hay demanda.

Se está construyendo mucho, es verdad. La razón es que hay mucho dinero flotando en el planeta, hoy hay más riqueza que antes en términos económicos y está concentrada en más del 3% de la población y hay que enterrar ese dinero en la construcción. Eso siempre pasa cuando hay dinero de sobra, esos capitales no van a ir a los bancos por el fisco.

Mis amigos de hoy viven solos y la gran mayoría no tuvieron hijos, los otros tienen un solo hijo y eso no los reemplaza en el crecimiento de la población, la que se reemplaza es la mujer mas no el hombre, para reemplazarse es que tengan dos hijos con la misma mujer, pero no aumentan la población. La única forma es que tengan tres hijos y así se contabilizan.

Tengo un amigo que es padre de 8 hijos en 7 mujeres diferentes y logró reproducirse con la que tuvo dos hijos, pero no aumentó la población. Así que hemos perdido población en los últimos diez años a más de 68 millones de habitantes. Desde el 2013 el planeta comenzó a perder población a más del 1% anual. Y esto ya no va a parar.

Haga usted las cuentas de cuántos amigos tiene y cuántos hijos tiene cada uno y la respuesta de los jóvenes de cuantos ellos quieren tener, ahí tiene la respuesta a lo que he venido diciendo.

LOS IMPUESTOS NO SE DECRETAN
Crónica #1138

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

Audio: https://youtu.be/QJdy3oykNT8

Las indignadas clases pudientes que pagan la retención en la fuente han pegado un grito en el cielo porque Petro y su descolorido ministro de Hacienda han decretado anticipar su pago y así cuadrar caja.

Los dirigentes de las distintas agremiaciones que reúnen a esos pudientes han atacado una vez más al gobernante por donde no era. Bastaba mirar el decreto y ver que en él no solo se anticipa el pago de la retención, lo que está permitido por la ley, sino que en abuso anticonstitucional, modifican las tarifas de la norma que fuese aprobada en su momento por el Congreso.

Es decir que en las ñatas de los presidentes de la Andi y de Fenalco y en la ventana del despacho del magistrado Jorge Enrique Ibañez, presidente de la Corte Constitucional, los gobernantes de la Casa de Nariño han resuelto decretar nuevos impuestos y no someterlos al Congreso como lo obliga la Carta que nos rige.

Pero como lo dijo ayer en su columna de Portafolio, Camilo Herrera, el presidente de Raddar, en Colombia la gran mayoría tiene miedo y nadie se atreve a enfrentar por donde debe ser al gobernante abusivo.

Lo hemos visto desobedecer a la Corte y no pagar a las EPS para que el servicio de salud se derrumbe y su proyecto de una nueva estructura de la salud se imponga por chantaje miserable no por razonamientos marxistas.

Es miedo, vuelto silencio de asustados, lo que impide que presentemos como es la crisis de la producción de gas y petróleo, prohibidos de explorarlos, para satisfacer el hambre ideológica de la secta de los anti extractivistas.

Y es culillo, físico culillo, lo que ha invadido al país para que no aparezca ni un Contralor ni un Procurador ni un Magistrado de las Cortes a impedir el miserable desangre que están haciendo con Ecopetrol.

Todos parecen revestidos de la resignación cristiana aceptando la condena a ver desaparecer la patria en manos de la ineptitud que administran unos robagallinas.

El Porce, junio 5 del 2025

 
Edgar Cabezas