Reabrirán vía entre La Celia
y Balboa: un paso clave para la reactivación regional

Con un compromiso que supera los $8.000 millones, el gobernador de
Risaralda, Juan Diego Patiño Ochoa, anunció este martes una solución
definitiva para la crítica pérdida de banca en el sector de Cachipay,
una falla que desde hace semanas mantiene incomunicados a los
municipios de La Celia y Balboa. La vía, vital para el transporte de
productos agrícolas y la conexión entre ambas localidades, ha sido
escenario de frustración y dificultades para cientos de familias que
dependen de ella para su sustento.
El anuncio se dio tras una reunión con los concejales de los dos
municipios, quienes respaldaron el plan de intervención. “Desde el
primer día activamos un plan de acción para responder a esta
emergencia”, dijo el mandatario. En efecto, se declaró la calamidad
pública y se priorizaron 46 puntos críticos en el departamento, pero
solo Cachipay cuenta por ahora con recursos para su intervención
inmediata.
En medio del cierre, las autoridades han desplegado maquinaria
amarilla para mantener habilitadas vías alternas. La ruta La
Marina–Pueblo Abajo–La Celia, por ejemplo, ha sido acondicionada y
se encuentra en buen estado. Lo mismo ocurre en Balboa, donde se han
garantizado accesos hacia el Ingenio Risaralda y La Virginia. Estas
medidas, aunque temporales, han sido esenciales para evitar el
aislamiento total de comunidades rurales.
Carlos José Agudelo Ortiz, concejal de La Celia, agradeció el
esfuerzo del gobierno departamental, pero subrayó que la urgencia es
enorme. “La economía local no da espera. Necesitamos que la obra
arranque cuanto antes”, señaló.
El gobernador fue enfático en pedir a la ciudadanía no transitar por
la vía principal mientras persista el riesgo. “Está completamente
inhabilitada. Quienes la usan ponen en peligro su vida”, advirtió.
Las autoridades locales apoyan esta medida y piden conciencia a la
comunidad.
Con esta inversión, el gobierno de Patiño Ochoa apuesta no solo por
restablecer la movilidad, sino por reactivar la economía de una
región que vive del campo. La esperanza es que, más allá de la
emergencia, esta obra marque el inicio de un desarrollo vial más
sólido para Risaralda.
Un vendaval dejó a 37 familias sin
hogar en Apía: “Fue como si el viento se llevara todo”

La tranquilidad de las veredas San Andrés, San Agustín y La
Floresta, en el municipio risaraldense de Apía, se rompió
abruptamente el sábado primero de junio,
cuando un vendaval azotó la zona rural al
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caer la noche. Eran cerca de las 7
p. m. cuando el viento comenzó a levantar techos, derribar paredes y arrasar con
los hogares de 37 familias campesinas que
hoy cuentan lo que vivieron con el corazón aún encogido.
Aunque no se reportaron víctimas ni heridos, los daños materiales son inmensos.
Las imágenes que circularon en redes sociales muestran láminas de zinc
retorcidas, muebles entre el lodo y estructuras colapsadas. “Gracias a Dios no
hubo pérdidas humanas, pero muchas familias lo perdieron todo”, declaró el
alcalde de Apía, Andrés Hoyos.
Los testimonios coinciden en que todo ocurrió en cuestión de minutos. La fuerza
del viento fue tal que varias viviendas quedaron inhabitables, y sus ocupantes
debieron refugiarse en casas de familiares o vecinos. “Fue como si un torbellino
se llevara todo lo que habíamos construido en años”, dijo uno de los
damnificados mientras trataba de rescatar lo poco que quedó en pie.
Desde el mismo momento de la emergencia, el municipio activó su protocolo de
atención en conjunto con la Dirección Departamental de Gestión del Riesgo. El
censo oficial confirmó que 37 casas resultaron seriamente afectadas. En
respuesta, ya comenzaron a llegar kits de ayuda humanitaria con tejas, cobijas,
elementos de cocina y aseo, enviados por la Gobernación de Risaralda.
Diana Carolina Ramírez, directora de Gestión del Riesgo, explicó que la
prioridad ha sido asegurar condiciones mínimas de habitabilidad para las
familias mientras se avanza en la reconstrucción. “El objetivo es que puedan
retomar poco a poco sus vidas, aunque sabemos que el proceso no será inmediato”,
señaló.
Por ahora, la Alcaldía ha hecho un llamado a reforzar los techos y estructuras
más vulnerables, ya que las lluvias continúan y se teme que nuevos fenómenos
afecten otras zonas del municipio. Entre tanto, Apía intenta levantarse de
nuevo, con la esperanza intacta y la solidaridad como herramienta principal.
Avanza mantenimiento en vía entre Montenegro y
Circasia: una mejora que ya se siente en el Quindío

Con dos semanas de trabajo continuo, las obras de mantenimiento en la vía que
conecta a Montenegro con Circasia, en el departamento del Quindío, ya muestran
resultados tangibles. Según la Secretaría de Aguas e Infraestructura del
departamento, el proyecto registra un avance del 68%, lo que ha generado
optimismo entre los conductores y habitantes que diariamente transitan este
corredor vial.
Los trabajos se concentran en el tramo que va del kilómetro 13 al 14+300, justo
a la entrada de Montenegro. Allí, equipos técnicos han llevado a cabo
actividades como limpieza de cunetas, control topográfico, rocería y retiro de
materiales, todo con el objetivo de mejorar las condiciones del terreno antes de
la pavimentación definitiva.
Aunque la colocación de la carpeta asfáltica y las obras complementarias apenas
alcanzan un 5% de ejecución, las autoridades aseguran que el ritmo de trabajo
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es constante y que no se han
presentado contratiempos. Una vez finalizada la pavimentación, se instalará la
señalización vial correspondiente.
El buen desarrollo del proyecto ha
sido posible gracias al plan de manejo de tránsito aprobado por la Alcaldía de
Montenegro, que ha permitido mantener la movilidad sin mayores traumatismos. Los
usuarios de la vía han notado la organización de los trabajos y la seguridad
durante su ejecución.
Este mantenimiento,
contemplado dentro del contrato 018-2024, refleja el compromiso del Gobierno
Departamental con la mejora de la infraestructura rural, clave para el
desarrollo económico y turístico del Quindío. Para muchos residentes y
comerciantes locales, esta intervención es una respuesta a una necesidad sentida
durante años.
La vía Montenegro–Circasia no solo une dos municipios, también es un punto
estratégico para el transporte de productos agrícolas y la llegada de visitantes
que dinamizan la economía local.
Pueblos indígenas de Caldas y Risaralda
advierten bloqueos si el Gobierno no cumple acuerdos

Las comunidades indígenas de Caldas y Risaralda han lanzado una advertencia
directa al Ministerio del Interior: si no se cumplen los compromisos pactados,
bloquearán la Troncal de Occidente. La tensión crece en la región, mientras se
espera que hoy, 6 de junio, el Gobierno nacional anuncie formalmente su voluntad
de avanzar en el reconocimiento de siete asentamientos indígenas ubicados en
ambos departamentos.
La visita de una delegación del Ministerio a finales de junio fue uno de los
acuerdos alcanzados la semana pasada en los diálogos entre líderes indígenas y
funcionarios. Esta visita será clave para iniciar el proceso de estudios
etnológicos y técnicos que permitan avanzar en el reconocimiento legal de
comunidades como Chalandrúa (Belalcázar), Río de Flor, Caucamorro, Porvenir y
San Mateo (Anserma), Jaibaná Kirú (Filadelfia) y La Kayana (Guática y Quinchía).
Emilio Arcila, consejero mayor de la Organización Regional Indígena de Caldas (ORICAL),
expresó que la paciencia de las comunidades se agota. “Nosotros queremos
diálogo, pero también exigimos hechos. Si no vienen a nuestro territorio como se
comprometieron, tomaremos medidas, y eso incluye el cierre de vías”, advirtió.
Para estas comunidades, el reconocimiento no solo implica legitimidad cultural,
sino también acceso a derechos fundamentales como salud, educación, tierra y
autonomía territorial. En sus palabras, han sido históricamente invisibilizadas
y hoy reclaman con dignidad ser tenidas en cuenta por el Estado.
La amenaza de bloqueos en la Troncal de Occidente, una arteria clave del
suroccidente colombiano, pone presión sobre el Gobierno nacional, que deberá
demostrar con hechos su voluntad política.
El llamado desde los territorios es claro: cumplir los acuerdos es respetar la
palabra dada y garantizar la paz en la región.
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