EDITORIAL
No es sólo la pereza
A Colombia no la mata la pereza en sí
misma. Para entender qué es lo que asesina a Colombia, debemos entender nuestro
país como un base de un experimento químico, a la cual dependiendo el tipo de
reactivo que se le agregue, el funcionamiento de la base variará y con ello los
efectos de las partículas.
En este orden de ideas podríamos afirmar que el reactivo que se le ha estado
añadiendo a Colombia es la viveza, y está a su vez es sólo una variable del
reactivo que normalmente llamamos pereza, y de la misma manera esta variante de
la pereza; la viveza funciona de forma particular, siempre buscando acortar
caminos, sólo ve fines nunca los medios, medios que en un país con una moral tan
deteriorada siempre terminan lesionando todo lo que toca mientras va de camino
hacia el fin.
De hecho, esto de que el fin justifica los medios, es la expresión más hilarante
que el colombiano ha podido malversar. Lo malversa en muchos sentidos, pero
siempre utilizado desde el deseo de estar bien, por lo tanto el pensamiento se
toma en serio esta frase, pero como la memoria de los colombianos es olvidadiza,
se pasa por alto a todo el que tuvo que atropellar en su camino y cuando llega
al fin, a la cúspide, simplemente se ve sólo y se queda protegiendo su trono.
Es así como la base colombiana
permanece reaccionando con químicos que sólo dañan más y más al mismo,
destrozando cualquier tipo de valor, para sólo dejar el malestar cultural que
ahora vivimos, unos en donde la culpa es totalmente externa, los políticos se
culpan entre sí, los ciudadanos desconocen al resto y así todos se van por las
calles sin autoreferirse como parte de algo llamado Colombia.
En conclusión, no es es en sí la
pereza la que mata a Colombia, sino la diferentes manifestaciones de la pereza,
entre ellas la viveza, el deseo por obtener para ya las osas, sin construir un
camino realmente positivo, sin llevarse a nadie, sin robar, sin matar o
desaparecer, en otras palabras, a Colombia le hace falta amar el proceso,
disfrutar de cada paso que da y no sólo caer en la vigilia que produce el vivir
entre edificios de ensueño.
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Negocios de alto
riesgo en una economía de pobretones

Por: Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
El mundo económico contemporáneo se mueve bajo valores morales y
productivos que en el pasado no se consideraban con valor económico
y social. Muchos de los productos que circulaban en el mercado eran
libres y nadie le ponía trabas para su venta y consumo, eran bienes
libres y naturales. No existía ese doble sentido al que la moral
religiosa y social comenzaron a establecer y satanizar para crearles
un valor subterráneo y así moverlos en el mercado con valores que
solo esos bienes por la demanda y su restricción elevaban sus
precios. Así nació Coca-Cola y mucha de la medicina que hoy se
consume.
Con el auge de la gran industria, la economía cambió, y ahora con el
desarrollo de nuevas tecnologías que nadie se imaginaba que iban a
desarrollarse, nos encontramos en una era donde hay más leyes y
tratados de los que existieron al comienzo de la civilización.
Al aparecer la llamada democracia y los políticos de carrera
cualquier negocio que aparezca y sea de alta demanda y rentabilidad,
de inmediato va aparecer los intereses del establecimiento que lo
manejan los políticos y la moral religiosa y vienen los gravámenes
que hacen que nazca a su alrededor una corrupción que no se puede
detener. El llamado contrabando y evasión de impuestos, más todo el
crimen que se genera por que no se puede ir a los estrados
judiciales a negociar las deudas y compromisos.
Toda esta negociación de alto riesgo se viene presentando por los
últimos 120 años y ahora la tragedia es mayor porque en el comienzo
no se tenía la capacidad de proyección al futuro porque éste no
existía ni existe en el intelecto de quienes manejan la cosa
pública.
Los países más desarrollados han logrado manejar estos asuntos y les
ha permitido prosperar económica y socialmente porque han
racionalizado el manejo de esa economía de alto riesgo haciendo que
se maneje como la medicina, que la hay de alto riesgo, que cuando
sale al mercado ya viene con su explicación para que sirve y cuáles
son los riesgos que se tienen al usarla y estas a su vez indemnizan
a sus pacientes por los daños que ellas causen. Todo esto se mueve
dentro del mundo de la legalidad.
Las farmacéuticas son las empresas más lucrativas del mundo y están
reguladas por el Estado y éstas también generan dependencia y un
alto consumo. Las otras drogas y productos no están reguladas y
generan la misma dependencia más el crimen organizado. Esta parte
jamás se ha analizado a profundidad y simplemente lo han dejado como
si fuera una pelea callejera.
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La lucha

(Edgar Cabezas)
La vida, obra y bienes de Lucho, quien la lucha para salir de pobre
sangrando en la frente por la gloria, puede ser la
tragicomedia de todos aquellos para quienes el éxito en la farándula de la
competencia alcanzan la cima, coronan, mientras el establecimiento, con
el odio, la exclusión y la codicia los pasa por el
ciclo de héroe, persona próspera, víctima de la violencia, victimario
violento, señor feudal e imputado por crímenes cometidos.
En las sociedades altamente desiguales, las personas buscan alguna forma
de ganarse la vida para alcanzar los estándares de
consumo que ofrece el mercado y así poder sentir-pensar que puede
llegar a ser bienvenido a cualquier circulo social, pues todo mundo ya
sabe que la pobreza es un estigma que a simple vista
genera rechazo y segregación. La pobreza avergüenza, incomoda, hace
que las personas presuman ser algo que no son y por lo regular,
los pobres terminan siendo
arribistas que les explican a otros pobres, que ellos son
descendientes de gente bien, venida a menos.
Los pueblos y los individuos educados en condiciones de vida en las que
los derechos fundamentales
no están satisfechos, es decir, cero pobreza multidimensional y monetaria, son
sociedades e individuos violentos. En un siglo Colombia pasó de ser una
nación con un 98% de pobreza, a ser en la actualidad,
una que tiene un 48% de pobreza. La mendicidad, los habitantes
de calle, los vendedores al detal de dulces, gaseosas, agua y bisutería
varia deambulan por pueblos
y ciudades, incluso y con frecuencia en todos los medios de transporte
público.
La lucha por la supervivencia es una condición hostil, perversa y
malhumorada, generadora de conflictos intra
familiares, que se extiende a los entornos barriales y veredales. El pobre al
que favorece la suerte injusta de la fortuna, termina siendo un sujeto víctima
de una mezcla deadmiración y de envidia por parte de quienes lo distinguen,
puesto que ha dejado de ser alguien a quien se debe reconocer por lo que tiene,
ya que los bienes que posee, lo hacen diferente, frente a sus allegados quienes
aún poco tienen.
Pero también el nuevo rico siente desconfianza de la mirada que hacia él
dirigen los otros
próximos, a quienes ve como personas interesadas que sólo buscan diezmar su
capital conseguido con gran esfuerzo y sacrificio. Ya
que no se puede ser rico en un ambiente social pobre, el nuevo rico debe
desplazarse a otro lugar en donde no haya pobres o desplazar a los pobres que lo
rodean, y esto sucede porque las sociedades desiguales no pueden convivir en
paz, porque el éxito de uno es el reflejo del fracaso
de muchos otros.
Tarde que temprano, un mundo de relaciones sociales en las que impera la
desigualdad y la injusticia termina sublevándose ante
la impotencia de salir de la pobreza de manera individual, y la sublevación
obliga a las multitudes a unirse, a tener un proyecto de vida común, en el que
el triunfo de uno es la victoria de todos, y es lo que en Colombia está
sucediendo. La transición del sujeto individual que lucha en solitario para
salir de pobre, por la de un sujeto colectivo que lucha acompañado.
Eso es los que indudablemente garantiza que la riqueza no sea fruto del crimen y
la corrupción.
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