EDITORIAL
Todos ganan… ¿cierto?
Hace ya varias décadas que la globalización dejó de
ser una simple teoría económica para convertirse en un fenómeno
cotidiano que moldea nuestras vidas. Algunos la celebran como la
gran fuerza modernizadora, la llave maestra que abre las puertas del
progreso y el desarrollo. Otros la ven con desconfianza, como el
caballo de Troya que trae consigo desigualdad, precarización y un
desdibujamiento de las identidades locales. Como en cualquier
debate, la verdad suele encontrarse en algún punto intermedio,
aunque nadie parece interesado en buscarla.
Lo cierto es que la globalización avanza a diferentes velocidades.
Hay quienes se subieron a su tren con entusiasmo y hoy disfrutan de
los beneficios del comercio internacional, el acceso a tecnología
avanzada y una creciente prosperidad. Otros, en cambio, se quedaron
en el andén, viendo pasar los vagones cargados de oportunidades que
nunca llegaron a su estación. Se nos ha vendido la idea de que
integrarse a la economía mundial es una cuestión de voluntad, como
si todos los países tuvieran las mismas condiciones para hacerlo.
Pero no es lo mismo jugar con una infraestructura consolidada que
intentar hacerlo con instituciones débiles y economías dependientes.
El ejemplo de Asia oriental es el caso de éxito por excelencia. Se
nos dice que hace 40 años muchos de estos países estaban sumidos en
la pobreza y hoy son potencias emergentes. Pero rara vez se menciona
que detrás de ese milagro hay décadas de políticas cuidadosamente
planificadas, inversiones estratégicas y, sobre todo, un control
férreo del proceso por parte de sus propios gobiernos. En otras
palabras, no fue un salto de fe en el libre mercado lo que los sacó
adelante, sino una intervención activa para moldear su inserción en
la economía global.
Por otro lado, América Latina y África no han corrido con la misma
suerte. Durante años apostaron por modelos económicos cerrados y
proteccionistas que terminaron por asfixiar su crecimiento. Cuando
finalmente decidieron abrirse al mundo, lo hicieron en condiciones
poco favorables, sin el colchón necesario para amortiguar los
impactos negativos. Como resultado, en muchos casos la globalización
ha significado más inestabilidad, dependencia y crisis recurrentes.
Y cuando la receta no funciona, la solución parece ser siempre la
misma: más apertura, más reformas, más sacrificios.
Hoy, en plena transformación económica global, muchos se preguntan
si dar un paso atrás sería la mejor opción. Sin embargo, la historia
ha demostrado que aislarse tampoco es una garantía de bienestar. El
desafío real no es elegir entre globalización o proteccionismo, sino
diseñar estrategias que permitan aprovechar sus ventajas sin quedar
atrapados en sus trampas. La clave, como siempre, está en la
capacidad de cada país para definir su propio camino, sin caer en
discursos simplistas ni en soluciones mágicas que rara vez
funcionan.
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Nos estamos
acabando y no lo percibimos

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Cuando escribo algo sobre la vida, pasan
inadvertidas, como si nada pasara en la vida. Pero al pasar los años
esas cosas que he dicho salen a la luz por otras personas que gozan
de fama y que son visibles. A mi esas parte no me preocupan sino que
me llenan de gratitud.
En el 2010 escribí sobre crecimiento de población, hice un análisis
de lo que estaba pasando y pronostiqué que el planeta a partir del
2013 comenzaría su descenso poblacional. A su vez presenté un cuadro
analítico en el que presentaba como iba a estar la población en los
próximos cien años. En él mostraba lo que proyectaba la ONU y el
Banco Mundial. Completamente diferente al mío.
Hoy en día el cuadro que hice se ajusta a la realidad y lo más
interesante es que comenzaron a especular sobre este tema los sabios
sobre población.
Lo que me preocupa hoy en día es que la población mundial está
decreciendo aceleradamente en una forma que no lo había pensado. Y a
su vez la población femenina crece.
Las ciudades se están inundando de mujeres y su empoderamiento se
refleja en todos los estamentos. Esto está haciendo que el
equilibrio en el poder que las mujeres ejercen esté dando más
estabilidad a la que no existía. Las razones cada uno las puede
deducir por cuenta propia.
Hoy en día hay más ciudades abandonadas, el campo se está quedando
solo y la construcción de vivienda de familia ha minorado. Lo que sí
se está construyendo son edificios de apartamentos y oficinas porque
es una buena forma de enterrar el dinero cuando este abunda. Y es lo
que está pasando.
Un caso particular es la ciudad de New York donde se está
construyendo en una forma que se sale de todos los límites y la
ciudad ha perdido casi el 40% de su población. Ya la ciudad no es la
de los años 30 a los 80s donde era casi imposible caminar por sus
calles, está desolada y los trenes pasan cada cuarto de hora y la
gente tiene miedo en viajar en ellos porque se han vuelto un poco
peligrosos.
Otra de las cosas interesantes de la ciudad es que es muy común ver
grupos de hasta 10 o 15 mujeres juntas en la calle o en los bares y
a veces acompañadas por uno o dos hombres.
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No es que el mundo se vaya a acabar, sino que hay una gran
transformación de lo que está pasando en el planeta. Quizás unos de los expertos
en la materia salga a explicar que es lo que realmente esta pasando.
LA SS MANEJARÁ LAS EL ECCIONES
Crónica #1086

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://youtu.be/qGVa5vibA58
Aunque Trump se asemeja cada vez más a Hitler, la SS que manejará las elecciones
colombianas del año próximo no es el servicio secreto norteamericano sino la
conjunción de la Salud y la Seguridad, que se han vuelto los dos temas más
álgidos para todo colombiano y deben serlo para cualquiera que aspire a ser
presidente.
Las angustias que pasan hoy día los pacientes de las EPS aumentan cada
momento en su crueldad. La terquedad de Petro y sus ministros de asfixiar a como
dé a las EPS para satisfacer un capricho, lo estamos pagando todos los
colombianos.
Hoy día las unidades de urgencia de las clínicas y hospitales estén
repletas de pacientes que al no ser autorizados por las agonizantes EPS saben
que la ley todavía existe y los responsables de esas instituciones prestadoras
de servicios de salud tienen obligación de atenderlos.
Por supuesto si de aquí a fin de año a esas angustias de los ciudadanos les unen
la lista de los muertos que la asfixia de los manejadores de la salud van a
ocasionar indefectiblemente, el país votará contra los que seleccione como
culpables, llámese Bolívar o Roy o como se llame porque le huelen a Petro, el
verdadero responsable.
Pero si a esa S de la salud le unen la otra angustia que vive Colombia,
la de la S de la seguridad, las elecciones quedarán sometidas al yugo del
resultado conque se presenten tanto en Carmen de Bolívar o en Caucasia, en
Piendamó o en Cúcuta.
Y en el supuesto que Petro y su ministro de Defensa continúen la guerra contra
los ejércitos de los traquetos en media Colombia y bombardeen como están
haciendo con los del Clan. O si en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla la
emprenden contra las bandas que manejan el crimen y la extorsión y tienen
arrinconados a sus habitantes, es obvio que la S de seguridad se confundirá con
la guerra y tendrá que influir mucho en el resultado electoral.
Colombia no es Alemania, pero la SS manejará las próximas elecciones.
El Porce, abril 1 del 2025
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