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Página 07 Pereira - Colombia. Año 60 - Segunda época - Nº 12.421-01 - 06-15-2009 | ||||
ARTES
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Llegaron Los libros digitales Una nueva experiencia que hará cambiar su forma de leer
Autor: Eduardo Cordoví Hernández Genero: Gastronomía IDBMS: 098-186-b Formato: DBF # pgs digitales: 221 Editorial: Hormiga Edición Digital Book Valor: $5.50
El libro DEL OTRO LADO DEL JARDÍN de Carlos Framb.
"Un texto conmovedor escrito por su protagonista. Yo no dejaría de leer este duro testimonio". Héctor Abad Faciolince
Sin duda, este testimonio resulta una pieza literaria inclasificable. Nos pone los pelos de punta, no sólo por lo duro, sino también por lo bello. El lector descubrirá una pluma privilegiada que entra en lo más profundo del alma humana, que exalta los más elevados valores de la especie, que refleja una sensibilidad desconcertante.
Con Del otro lado del jardín, Carlos Framb nos hace recordar textos como el de Simone de Beauvoir, Una muerte muy dulce, o La invención de la soledad, de Paul Auster.
Carlos Framb, nació en Sonsón.Es autor de los libros de poemas Antínoo y Un día en el paraíso, ambos publicados por el Fondo Editorial Eafit. Ha sido librero y profesor de literatura. Actualmente reside en Medellín.
Llega a Colombia
TODA LA CULTURA EN 1001 PREGUNTAS, de Carlos Blanco, el niño prodigio que asombró al mundo por su capacidad intelectual y que saltó a la fama en el programa de televisión Crónicas marcianas.
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Cultura, politiquería y corrupción
Por Harold Alvarado Tenorio
Se anuncia, para la última semana de Mayo, un Festival de Poesía en Bogotá, con la participación de un puñado de venezolanos y otros nacionales que se dicen poetas. El evento es financiado por los Ministerios de Cultura de Colombia, Venezuela, la Embajada de España, la Secretaría de Cultura y Turismo del Distrito Capital y la autodenominada Casa de Poesía Silva. La nomina de vates incluye probados empleados y ex funcionarios de establecimientos culturales de Caracas, México y Fortaleza, insaciables adeptos del déspota venezolano, entre quienes sobresalen Enrique Hernández D´Jesús, Tarek William Saab, Miguel Márquez, Eleazar Molina, Floreano Morte y Mería Beranda, todo ordenado por Ulrika Corporation, una NGO gestionada por Rafael Castillo y Matamoros, valido y habitual proveedor de Casa Silva. Habrá quienes crean que este “Homenaje a Venezuela” en cabeza de algunos de sus bardos y cómplices es un acto de munificencia de un hatajo de autónomos, al menos políticamente, de las doctrinas del actual gobierno nacional. Pero no hay tal. Se trata, otra vez, de un ejercicio saturado e insolente de la corrupción imperante en ambos países. Venezuela y Colombia han padecido en los últimos lustros el barrenillo de la dilapidación de sus fondos y presupuestos culturales de la mano, el codo y la nariz de unas gildas que sostienen que la “cultura” o sirve para la disolución de la violencia, como sería el caso colombiano, o la ideologización de las muchedumbres y el sucesivo afianzamiento del poder del autócrata barinés. Camelos uno y otro que en exclusivo valen apenas para la manutención de ineptos e ignaros. El origen de estas instituciones se remonta a los años cuando Carlos Lleras Restrepo [1966-1970] y Carlos Andrés Pérez [1974-1979 y 1989-1993], feroces clientelistas admiradores del PRI mexicano, crearon numerosas instituciones administrativas para sus electores. Lleras COLCULTURA, entre otros veinte, y Pérez el CONAC, pero como correspondía a la Venezuela Saudita agregó la Biblioteca Ayacucho, que produjo medio centenar de ediciones memorables, prolongadas en más de doscientos cadáveres insepultos y las Becas Gran Mariscal Sucre, que regaló a la joven militancia Adeca cientos de millones de dólares para darse la gran vida en las capitales culturales del mundo. Colombia apenas pudo imprimir una colección de folletos en papel periódico que se vendía a cincuenta centavos en las esquinas y un tren de la cultura, bajo la tutela del verdadero primer director de Colcorrupta, el poeta Juan Mosca. Luego, una como otra, vivirían por treinta años sirviendo a esa nueva estirpe de badulaques en que se han convertido la mayoría de los llamados agentes de cultura de los dos países. Manumisos cuyo modelo es la vergonzante casta de plumíferos y corre ve y diles de los hermanos Castro Ruz. Consúltese, si no, la lista de becados, viajeros, cuenteros, novelistas, poetisas, titiriteros, lambones, rateros, saltimbanquis, cantadores de cumbia y mapalé, acordeoneros, sopladores de gaita, barruntadores de lienzo, raperas, renatas, rednelas y una legión de honorables de la refunfuña [Catalina Rey Quiñones, Mónica Fernández de Soto, Melba Escobar, Catalina Hoyos, Patricia Miranda, Yeimy Hernández, Ana Roda] que salen, catan y holgan a cargo del fisco cada vez que Colombia es País Invitado, etc.… Lo cierto es que ambas instituciones fueron concebidas bajo la influencia ya perdurable de la eximia figura de don Jesús de Polanco, quien viviría muchos años entre Bogotá y Madrid expandiendo en el continente, con la asistencia de sus amigos Belisario Betancur, léase Felipe González, y Carlos Andrés Pérez, léase Juan Carlos de Borbón, el verdadero imperio español en América. Porque nada escapa hoy papel 62.262 libros de las bibliotecas del estado Miranda; ataca el cine que se hace Hollywood; convierte las editoriales estatales en productoras de libros de ideologización partidista; arrodilla la investigación y la libertad de cátedra; cierra los Ateneos de Valencia y Caracas o posiciona a un coplero, caballero de industria y cabildero de oficio como jurado de los Premios Valera Mora de Poesía y Rómulo Gallegos de Novela. Otra cosa no podría esperarse del gerente de Ulrika Corp, cuya vida y deriva es como aquel Festival de Poesía que ha recordado Leonardo Padrón en El Nacional, cuando los rapsodas fueron acarreados al domicilio de un soberano petrolero, en un inmenso apartamento de cuatro pisos contra los cerros tutelares de Bogotá, en cuyas paredes y salones no se exhibía la poesía sino inmensas fotos de pobres muchachas de desnudas teticas
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abrazadas y casi penetradas en vivo y en directo por el potentado, que lucía siempre su pelvis desnuda y una inmensa calvicie de macho cabrío. “Un Danny de Vito desvencijado que exhibe su flux azul eléctrico, su camisa roja de cuello derramado y su ruidosa cadena de oro que, en vez de una religión, postula una torre de petróleo, mientras repetía: yo he tenido 2500 mujeres, esto es apenas una pequeña muestra.”
Discurso de Tzevan Todorov al Recibir el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
Antes de la época contemporánea, el mundo jamás había sido escenario de una circulación tan intensa de los pueblos que lo habitan, ni de tantos encuentros entre ciudadanos de países diferentes. Las razones de tales movimientos de pueblos e individuos son múltiples. La celeridad de las comunicaciones incrementa el prestigio de los artistas y de los sabios, de los deportistas y de los militantes por la paz y la justicia, poniéndolos al alcance de los hombres de todos los continentes. La actual rapidez y facilidad de los viajes invita hoy a los habitantes de los países ricos a practicar un turismo de masas. La globalización de la economía, por su parte, obliga a sus elites a estar presentes en todos los rincones del planeta y a los obreros a desplazarse allá donde puedan encontrar trabajo. La población de los países pobres intenta por todos los medios acceder a lo que considera el paraíso de los países industrializados, en busca de unas condiciones de vida dignas. Otros huyen de la violencia que asola sus países: guerras, dictaduras, persecuciones, actos terroristas. A todas esas razones que motivan los desplazamientos de las poblaciones se han sumado, desde hace algunos años, los efectos del calentamiento climático, de las sequías y de los ciclones que este conlleva. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, por cada centímetro de elevación del nivel de los océanos, habrá un millón de desplazados en el mundo. El siglo XXI se presenta como aquel en el que numerosos hombres y mujeres deberán abandonar su país de origen y adoptar, provisional o permanentemente, el estatus de extranjero.
Todos los países establecen diferencias entre sus ciudadanos y
aquellos que no lo son, es decir, justamente, los extranjeros.
No gozan de los mismos derechos, ni tienen los mismos deberes.
Los extranjeros tienen el deber de someterse a las leyes del
país en el que viven, aunque no participen en la gestión del
mismo. Las leyes, por otra parte, no lo dicen todo: en el marco
que definen, caben los miles de actos y gestos cotidianos que
determinan el sabor que va a tener la existencia. Los habitantes
de un país siempre tratarán a sus allegados con más atención y
amor que a los desconocidos. Sin embargo, estos no dejan de ser
hombres y mujeres como los demás. Les alientan las mismas
ambiciones y padecen las mismas carencias; sólo que, en mayor medida que
los primeros, son presa del desamparo y nos lanzan
llamadas
de auxilio. Esto nos atañe a todos, porque el extranjero no sólo es el
otro, nosotros mismos lo fuimos o lo seremos, ayer o mañana, al albur de
un destino incierto: cada uno de nosotros es un extranjero en potencia.
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