Pereira - Colombia. Año 62 -
Segunda época - Nº
12.437-17
Fecha: 08-24-2010
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OPINION
E D I T O R I A L
No habrá paz negociada
El Estado es una institución conformada por ciudadanos que habitan un territorio donde ejerce la autoridad quien lo gobierna. El hecho de ser una institución, permanece indefinidamente. Esto hace que quien se enfrente contra ella, estará indefinidamente como su enemigo o hasta que un gobernante elimine el prontuario que exista contra x persona.
Negociar con un Estado no es cosa fácil. Son demasiados tramites he intereses que se presentan para poner de acuerdo a todos los interventores.
Las FARC no tiene ninguna posibilidad de entrar en el momento presente a una negociación con el Estado colombiano. En el pasado tuvo oportunidades de poder negociar y no se acogió a esos llamados del gobierno. Lo que quede por negociar ahora es muy poco antes que el gobierno nuevamente ataque y derribe otro bunker en la selva.
La sociedad colombiana ha avanzado un gran trecho en su desarrollo social y el Estado a su vez se ha fortificado tecnológicamente para poder perseguir los enemigos y los criminales. Cada día se adquiere experiencia en el manejo de la cosa gubernamental y en el dominio del territorio. La ignorancia y la falta de formación profesional en una gran mayoría de ciudadanos hacen que estos grupos aparezcan y se mantengan. Pero con el correr del tiempo, esos militantes, que ayer ingresaron por infinidad de circunstancias, hoy ya más maduros y conocedores de la realidad, comienzan a buscar como apartarse de ese mundo inseguro y sin futuro. Para comenzar a buscar una estabilidad emocional y establecerse en un sitio y continuar el desarrollo natural que la vida ofrece.
En menos de dos años hemos visto como las cosas han cambiado. Colombia no puede seguir indefinidamente en un estado de barbarie y criminalidad, alimentando odios y rencores entre los mismos ciudadanos. Ofreciendo crimen con crimen para obtener ventajas sobre los demás y a final terminar en una situación completamente inapropiada o muerto por haber tomado la decisión equivocada en un momento de soberbia.
La paz llegará cuando cada ciudadano sea consiente de sus propias obligaciones. Del respeto hacia si mismo y se ame a si mismo como ama a su prójimo y a sus hijos. Esa paz llegara sola, porque todos entendemos que hacer daño a nuestros vecinos y hermanos es hacernos daño uno mismo.
Esa paz estará ahí, cuando creamos que cada uno de nosotros necesitamos al otro de igual manera como él nos necesita a nosotros. Así si viviremos en paz y tranquilidad, sin pensar que alguien, ahí afuera nos esta esperando para hacernos daño.
JULIAN DOMINGUEZ A CONFECAMARAS
Por
Gustavo Alvarez Gardeazábal
gardeazabalster@gmail
A
lo largo de muchos años he mantenido abismales diferencias de criterio
frente a lo que piensa y ha hecho Julián Domínguez desde la Cámara de
Comercio de Cali. Me ha parecido varias veces que la gestión de su parte
no ha coincidido con el entusiasmo que le pone a las ideas que propone
y, por supuesto, muchas de esas soluciones no solo me han parecido
disparatadas sino que el tiempo se ha encargado de demostrar cuan
inoportunas e inconvenientes resultaron.
Pero aunque las posiciones han sido totalmente enfrentadas, nunca he
recibido de parte de Domínguez una bofetada intelectual ni un reproche
indebido. El ha sentado sus posiciones con la misma libertad y entereza
con que yo propongo las mías y lo que pudo haber sido un gran
enfrentamiento nunca lo fue, aunque tampoco terminó en diálogo racional
(como debería haber sido).
Ahora se vislumbra claramente que la presidencia de la Confederación de
Cámaras de Comercio debe elegir un nuevo presidente en reemplazo de
Eugenio Marulanda y sin vacilación, desde hace más de un mes dije en La
Luciérnaga que el candidato ideal para ese cargo debe ser Julián
Domínguez. Antes de que los vallecaucanos se duerman y no muevan los
hilos para volver realidad tal propuesta, quiero públicamente volver a
insistir ante quienes he llamado en privado para que en bloque
constituyamos una fuerza de presión que logre el objetivo. Domínguez
simboliza al Valle, tiene perfil adecuado para el cargo y representa una
opción que mi tierra debe usar a tiempo. ¡No la dejemos perder!
Álzate Avendaño está vivo
Por: Aníbal Arcila Arcila
Gilberto
Álzate Avendaño está vivo. Su fuerza espiritual nos sigue iluminando en
todos los espacios Colombianos. Al tener el privilegio de ser su amigo,
extraño su presencia física, pero su inteligencia y batallar ideológico,
nos acompañan en cada uno de nuestros actos. A mis 89 años de edad,
elevó plegarias –todos los días- por su descanso eterno.
El gran caudillo Gilberto Álzate Avendaño sigue vivo: “Mi capital productivo lo llevo conmigo a todas partes; en esta cabeza, de la que se han caído el pelo y las ilusiones”. El líder inconmensurable Gilberto Álzate Avendaño sigue vivo: “Para que el país recupere su perdido equilibrio es menester que una literatura explosiva y rencorosa no obstruya los designios de paz y el desarme de los espíritus”.
Toda Colombia, creo, se apresta a celebrar las dos fechas de recorrido terreno del doctor Gilberto Álzate Avendaño, su nacimiento y su desaparición. Aún discuten las fechas, pero la realidad es una: Nació en Manizales el 10 de octubre de 1910 y murió en Bogotá el 26 de noviembre de 1960; dos momentos numerológicos misteriosos. Especialmente su fallecimiento que dejó muchas lagunas, al conocer la reacción airada de uno de los médicos de cabecera, quien grito con desespero: “Dejaron morir a Gilberto”- No hubo respuesta, el pánico se evidenció con el silencio. Pero… con los pies en la tierra, debemos aceptar que la muerte de Álzate Avendaño fue voluntad de Dios.
Si hubiéramos tenido quien hubiera intervenido ante el
Creador para evitar el fallecimiento del doctor Gilberto Álzate Avendaño, Colombia sería otra, para muestra un botón de la gran desgracia y abismo profundo que nos dejó la desaparición del ilustre Caldense.
Me enorgullezco de haber sido amigo del incomparable Caudillo Gilberto Álzate Avendaño, solamente como soldado raso en el campo de batalla, pero muy cerca de sus afectos cuando recibí su respaldo incondicional en las cuatro Alcaldías que se desempeñé siguiendo sus sabias instrucciones. Recuerdo con cariño un sinnúmero de audiencias privadas donde tratamos hechos latentes del presente de ese entonces.
Aún en mis oídos, retumba su frase de combate: “Mi vida es la de un incendiario con alma de bombero”. Para quienes estuvimos cerca de él, El Mariscal Gilberto Álzate Avendaño sigue vivo.
Para recordarlo, traigo –aquí- la frase de la escritora Británica Agatha Christie, que Gilberto solía citar: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”.
Gilberto Álzate Avendaño está vivo.
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