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  Edición Nº 12.557-37 Fecha 10-19-2015                                                                                                                                                                       El Imparcial 

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O P I N I Ó N

 

Anarcolexia IV

 

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Hoy los vivos son los muertos de ayer, han regresado, unos zombis como las bandas de criminales, y otros buenos como los que cultivan la tierra, ambos pertenecen al reino animal, pero los que se vuelven zombis (neonazis) son peores que la hiena hambrienta, y los buenos como los poetas, jajajajaja!!!!; los nuevos inquisidores como el tal Alejandro Ordoñez, por ser mal humorista descabezan y queman libros clásicos en hogueras públicas.

La gente no sabe que pensar de Evo Morales, el soberbio político boliviano, que con las tácticas democráticas se ha mantenido en el poder, y seguirá, pues así lo quieren los indígenas, que han sido manipulados y destruidos por más de 500 años; piensan que es un comunista (un izquiedista le queda mejor), ya que la nueva derecha los odia por tener cultura de Derechos Humanos), un bárbaro, un ignorante, peor sería que fuera neoliberal, al lado de los dictadores blancos que gozaban de gran aceptación en el hemisferio occidental, mientras el pueblo se moría de hambre, siendo la mayoría invencible.

Impresiona saber que en una encuesta de un periódico colombiano, los seguidores de Donald Trump ocuparon el 10%, algo que no se puede creer, pero es que los hijos de los nuevos ricos en Colombia son unos déspotas, que sin darse cuenta (habría que ver) aman a los corruptos, porque benefician a sus padres, y estos callan, porque saben que sus hijos no tienen sentimientos.

El futbol colombiano no va a llegar a ningún Pereira (dicho cruel), si el entrenador argentino Pekerman sigue con su racismo hacia los más negros, digamos, Jackson Martínez, Armero, Chará, en fin que prefiere a los blanquitos y a los más pintaítos (café con leche como Guarín que no da una en el terreno de juego), y así imposible, porque como ya vimos su preferido James Rodríguez, y el de nosotros también,  está lesionado, y la tropa negra (Tumaco, Buenaventura y Urabá) es la única que podría remontar marcadores adversos en el compromiso con otros equipos.

Los concursos de poesía están llegando al colmo de la corrupción, pues ya nadie gana por sus cualidades y virtudes, sino que a dedo, si tiene algo que dar en recompensa se lo adjudican; te doy el Premio Nacional de poesía, si me invitas a leer a tu universidad, y si queda fuera del país, mejor todavía. Así que poetas a estudiar en el extranjero, y si concursan ya saben que ganarán, siempre y cuando respondan con la oferta ofrecida por el jurado. Pasa a nivel universitario, y a nivel mundial, al tope. Luis García Montero, poeta español, comanda esta nueva tesis o manipulación  de elección. Ojo, que tiene en cada país hispanoamericano a sus agentes que también son poetas. Piedad Bonnett en Colombia, elige para García Montero quién puede ganar para su país. Ojo con el de la Universidad de Antioquia también salpicado de intereses creados.

Los Demócratas tienen en Estados Unidos a Bernie Sanders para ganar la presidencia por no ser camarilla de nadie, y apoyar a los hispanos, en él no vemos ningún interés de servir a una camarilla en particular, siempre ha sido un buen crítico, y ahí si señora Clinton a cuidarse de la demagogia que este Berraco si la saca de la Casa Blanca.

¿Saben cuántas pelis de mafia y paramilitares hizo México en 20 años? Me lo dijo un pintor mexicano, 5.000!!!!, así quién no es criminal con una escuela de esas. Y ahora sobre nuevos Capos, entra Colombia a competir pero en la televisión, porque México y Hollywood siguen imparables.

Los enfermos de la próstata te preguntan qué hacer con la enfermedad, si tu no la tienes, y yo les digo: ¿comió bastante tomate, peras, y dejó el aguardiente? Me dicen no, pero si tomo ron y aguardiente, ah, no tiene sexo, seguro, o, porque la tiene chiquita o demasiada grasa, con solo pocos intentos. Carl Sagan, que de estos pelambres no sabía nada, recomendaba lavarse el ojete con agua marina.

La palabra o expresión REVOLUCIONARIO ya no tiene sentido, pero en los años 60s, Jorge Luis Borges, la pronunciaba en sus conferencias: ver J.L. Borges y la obra de James Joyce, el autor del Ulyses. Tenía swing, movilidad hasta los años 80s que se diluyó con la entrada del neoliberalismo, por aquello de que el stalinismo había fracasado, y solo en Cuba, se expresaba, camarada revolucionario, y entre nosotros parceritos.

 

ALGO MÁS QUE PALABRAS

 

EL DESASOSIEGO Y LA POBREZA

 

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

corcoba@telefonica.net

 

     Sin horizontes claros, el ser humano se derrumba. Más allá del desarrollo de los pueblos, muchas veces nos invade un tremendo abatimiento que nos deja, ya no solo sin verbo, también sin nervio para eximir el corazón de tanto desasosiego. Fruto de este ambiente de incertidumbre, los mismos jóvenes, que cuentan con más información que nunca, sin embargo aparecen perdidos, totalmente distraídos, con apenas nulas referencias y pocos referentes. Por una parte buscan, a toda costa, independencia y autonomía, y por otra, como amparo, tienden a ser dependientes del momento, sin otra aspiración que sentirse bien, aunque el ambiente mercadee con ellos. Este adoctrinamiento cultural de lo más absurdo, de la falta de sentido común y de la condición esperpénticamente infernal de la vida humana, nos está volviendo inhumanos como jamás. Y lo peor, es que las expectativas son verdaderamente frustrantes, pues lo irracional y el odio de muchos moradores es tan fuerte, que va a resultar difícil poder escapar de este trágico devenir. Sin duda, hoy más que nunca, precisamos una renovada energía vital, sobre todo para reaccionar frente a tantos sueños truncados por un poder usurero, que hace tiempo nos ha destrozado nuestro propio pensamiento, nuestra propia razón de existir en libertad. 

 

   Ojalá supiéramos abrir bien los ojos a la realidad para cambiarla. A propósito, se me ocurre pensar en una mujer de místico entusiasmo. Ella es nuestra querida Santa del verso, Sta. Teresa de Jesús, que a pesar de haber celebrado este año el V aniversario de su nacimiento, sigue tan viva como siempre. Confiamos en que su coraje y lucha por la vida, nos valga para descubrir a cada cual, que aún entre las cenizas de este mundo, caldean las brasas de otro mundo más humano; no en vano, su plan de vida fue bien claro y contundente: "Así que, mis hijas, todas lo son de la Virgen y hermanas, procuren amarse mucho unas a otras" (Carta a las monjas de Sevilla- España, 13 de enero de 1580, 6). Precisamente, es esta reactivación espiritual del amor auténtico, el que a mi juicio hoy tanto necesitamos, cuando menos para rejuvenecernos como especie pensante, dispuesta a abrirse a la vida, o sea a la esperanza. No podemos tirar la toalla existencial con nuestra indiferencia. Hemos de implicarnos en lo que de verdad nos realiza como ciudadanos del mundo, que no es otra cosa que la pura donación de nosotros mismos a los demás, el puro don de sentirse algo para alguien, sean cuales sean las circunstancias por las que pasemos. Nuestra vida no tiene sentido de otra manera. Valemos por lo que nos entregamos en la construcción de un orden político, social y económico, que sirva mejor al ser humano y que ayude a la ciudadanía a desarrollar su propia dignidad.

 

   Resulta indigno que todavía se pretendan implantar sistemas o ideologías que conllevan violencia, que perturban sistemáticamente el equilibrio social con medios subversivos, cuando la paz es el bien más preciado a conquistar, que es también supremacía de la verdad y de la justicia, o sea del amor social, algo que nos armoniza entre las personas, las familias y las instituciones.  Es, bajo este lazo de verdadera concordia, como se puede poner fin a la pobreza y a la discriminación. A este respecto, nos alegra que Naciones Unidas haya pensado en esta construcción de futuro, sustentada por la vía de eliminar la pobreza en todas sus formas y, a la vez, sostenible en la medida del empeño que pongamos en la donación. La motivación, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre), una onomástica que ha de comprometernos a cada ciudadano, sin obviar a ninguno, cada cual eso si con sus responsabilidades, para que el planeta mejore armónicamente, tanto en prosperidad como

 

 

en equidad.  Nuestro objetivo, por propia humanidad, ha de concebirse como un bienestar para todos, universalizado, y no únicamente para unos pocos privilegiados, que encima son avarientos.  

 

     Si es detestable esa avaricia coleccionista por parte de los que lo tienen todo, que aún quieren más, o esa otra avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, no procuran la transmisión de sus conocimientos,  también es indigno dejar pasar o dejar hacer, en cuanto al tráfico de individuos con alma. Al parecer la dignidad humana no está prevista en  muchos de los planes actuales de globalización.

 

Por eso, es también una buena noticia, para calmar este desasosiego mundializado, que el Consejo de Seguridad autorice la inspección y apresamiento de barcos que trafiquen migrantes. El documento insta a los países y organizaciones regionales cuyos buques de guerra y aeronaves operan en alta mar y en el espacio aéreo frente a Libia a que permanezcan atentos al tráfico de migrantes y trata de personas y les alienta a intensificar y coordinar esfuerzos, en cooperación con las autoridades libias. Es hora de que las personas podamos nivelar la dignidad por encima del nivel del miedo. En relación a esto, la citada  resolución pone también de relieve que los migrantes, incluidos los solicitantes de asilo, deben ser tratados con humanidad y dignidad y sus derechos deben respetarse plenamente, e insta a los Estados a cumplir en ese sentido sus obligaciones en virtud del derecho internacional.   Indudablemente, en un mundo cada vez más interdependiente, hemos de hacer más por escucharnos unos a otros, para que nadie se nos pase inadvertido. Los que padecen penurias e indignidad necesitan algo más que consuelos, requieren sin duda acciones concretas que les permita levantar cabeza por sí mismos, salir de la exclusión con algo más que una mera protección social, con un trabajo decente. Sólo así se pueden corregir los alarmantes desequilibrios del momento actual. En este sentido, es un signo esperanzador que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, coloque en su centro a las personas y el planeta; proveyendo a la comunidad internacional de un ímpetu que necesita para trabajar todos en conjunto, a fin de abordar los enormes desafíos a los que se enfrenta la humanidad, incluyendo los relacionados con el mundo del trabajo. En relación a esto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que más de seiscientos millones de nuevos empleos deberán ser creados de aquí a 2030, sólo para seguir el ritmo de crecimiento de la población mundial en edad de trabajar. Esto representa alrededor de cuarenta millones de empleos al año. También necesitamos mejorar las condiciones de los setecientos ochenta millones de hombres y mujeres que trabajan, pero no ganan lo suficiente para superar ellos y sus familias el umbral de la pobreza de dos dólares al día. En cualquier caso, una sociedad verdaderamente humana sabrá cómo apreciar y recompensar adecuadamente la contribución de esas personas  que no toleran las injusticias, y aún menos las inmoralidades de algunos desgobiernos del mundo.

 

   Debemos, por lo tanto, proseguir en la búsqueda de soluciones frente a esta globalización del desasosiego y de la desesperación en la que subsisten multitud de personas a las que se les niega, por principio, el acceso a los servicios sociales, la seguridad económica, el trabajo decente y la protección social. Esta es la triste situación de millones de ciudadanos que continúan viviendo en la pobreza, sin derecho a nada. Además, más de veintiún millones de personas son víctimas del trabajo forzoso. Trabajan en las fábricas y en las minas, en hogares particulares y en las calles. Están en todas partes y en todos los países. Por otra parte, como apuntan las Organizaciones Internacionales, tenemos una carencia persistente de oportunidades de trabajo decente, inversiones insuficientes y bajo consumo, lo que produce una erosión del contrato social que es el fundamento de las sociedades democráticas: el derecho de todos a compartir el progreso. Resulta, de este modo, que el crecimiento humano constituye como un activo de nuestros deberes. Más todavía, estamos llamados a superarnos cada día con el esfuerzo personal, responsable y solidario; lo que conlleva a un avance nuevo, hacia un compartir que, en el fondo, es la finalidad suprema del desarrollo ciudadano.  Al fin y al cabo, la primera máxima de todo ser humano, ha de ser liberarse, para que todo ciudadano pueda preguntarse por su vida y poder cambiarla.

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