Por Daniel Barona
Narváez
pasa de ser el libro de amor y sabiduría, al libro de las
barbaridades y la inmoralidad, o en el mejor de los casos, la falsa
moral nacida de un falso amor y tantas otras falsedades.
Como ejemplo, Éxodo 32, 25-34 podemos ver una muestra de la actitud
inmisericorde y vanidosa del Dios que llama Jehová o Yahvé:
“Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo
había permitido, para mayor vergüenza entre sus enemigos, se puso
Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová?
Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él
les dijo: Así ha dicho Jehová, El Dios de Israel: Poned daca uno su
espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el
campamento, y matad cada uno a su propio hermano, y a su pariente, y
a su amigo. Y los hijos de Levi lo hicieron conforme a lo dicho por
Moisés: y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
Entonces Moisés dijo: hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada
uno de ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé
bendición hoy sobre vosotros. Y aconteció que al día siguiente le
dijo Moisés al Pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero
yo subiré ahora a Jehová; quizás le aplacaré a cerca de vuestro gran
pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su
pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová
respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste ráeme yo de mi
libro. Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he
aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo
castigaré en ellos su pecado.”
Lo primero que podemos ver es la actitud vanidosa y ególatra del
dios bíblico, pero lo más chocante y la actitud más inmoral que él
mismo dictamina es un genocidio de inocentes. ¿Para qué? Para nada,
pues supuestamente era una especie de sacrificio que serviría para
resarcirse del pecado cometido. Pero más adelante Dios le dice a
Moisés que en el día del castigo todos ellos pagarán por su pecado.
Aquí hay algo contradictorio con la idea popular de un dios
absolutamente bueno y misericordioso, ya que Dios insiste con
terquedad en que el pueblo pagará por el pecado (que no fue más que
adorar a otros dioses, lo que da una muestra de cómo se origina la
intolerancia hacia otras religiones con otros dioses) a pesar de ya
haber cumplido el pueblo con el espantoso genocidio que él mismo
ordenó.
Conclusión: Dios absolutamente absurdo, rencoroso y vengativo.
En un caso aún más
sorprendente, se |
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Las barbaridades de La Biblia
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de estas mismas piedras.
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por
tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el
fuego.”
Primer punto a considerar aquí: el arrepentimiento. La Biblia
resalta la culpa como parte inherente del ser humano, y lo único que
hay para combatirla es el arrepentimiento. Todo ser humano conlleva
una culpa innata (según La Biblia) y por ello hay que arrepentirse.
¿Pero, arrepentirse de qué? Tal parece que lo único importante es
arrepentirse de los pecados en general (sin especificar qué
pecados), es decir, lo que importa es convertirse en pobres seres
sumisos y subyugados; sin culpa real innata, pero arrepintiéndose de
cosas que no se han cometido. En todo caso, lo que quiere decir el
dios bíblico es que hay que arrepentirse simplemente de haber
nacido, ya que el pecado nace irremediablemente con uno y la culpa
acompaña nuestra vida entera.
Y la segunda cosa a considerar es lo que se dice en el último
párrafo del pasaje mencionado: “el hacha está puesta a la raíz de
los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y
se echa en el fuego”. Esto quiere decir que todos ya estamos
condicionados de antemano. Desde el momento que existimos, el hacha
está puesta sobre nosotros, y depende de si somos buenos o malos
para que esa hacha nos decapite o no. ¿Acaso eso no es una tortura
psicológica? En caso de que seamos malos, el hacha nos cortará y nos
iremos al infierno, en donde seremos torturados eternamente. Habría
que pensar nada más cómo es que un espíritu inmaterial se puede
quemar en el fuego físico. Por otro lado, el concepto de “ser malo”
se vería condicionado según lo que Dios considere malo, lo cual,
como ya hemos visto, es altamente contradictorio, variable y
absurdo, situándonos entonces en una situación de constante
condicionamiento y gran incertidumbre.
Conclusión: Dios es un despiadado torturador e inquisidor eterno.
Después de todo esto, resumiendo, tenemos a un Dios absolutamente
absurdo y rencoroso además de absolutamente vanidoso, injusto y
estrechamente vinculado con intereses políticos, y un torturador e
inquisidor eterno. Entonces, ¿de quién habla La Biblia cuando se
menciona a un Dios absolutamente misericordioso, absolutamente
bondadoso y absolutamente sabio? Si uno compara al Dios que se
conceptualiza popularmente y el Dios bíblico, parecería que fueran
dos personajes completamente distintos y opuestos. El dios bíblico
dista muchísimo de la bondad, la misericordia y la sabiduría.
Lo más probable es que la gente extraiga lo más conveniente de La
Biblia para formar su idea de Dios, y dejar de lado lo malo, como si
no existiera. Aún así, tienen el atrevimiento de declarar La Biblia
como el libro de mayor contenido moral y de sabiduría de la historia
de la humanidad.
Habría que preguntarles en qué se basan para afirmar semejantes
tonterías. |
narra la muerte de una
persona que violó el mandato del día de reposo (el sábado):
“Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre
que recogía leña en el día de reposo. Y los que le hallaron
recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y ante toda la
congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado
qué se le había de hacer. Y Jehová le dijo a Moisés:
Irremisiblemente muera ese hombre; apedréelo toda la congregación
judía fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera
del campamento, y lo apedrearon, y finalmente murió, como Jehová
mandó a Moisés.” (Números 15, 32?36.)
En este pasaje, claramente el pueblo no está seguro de qué hacer con
el pobre hombre, pero vino el buenísimo de Dios y puso las cosas en
su lugar: muerte violenta para el hombre. Tal actitud podríamos
clasificarla como propia de un ente sediento de sangre, vengativo y
absolutamente intolerante. ¿Aquel hombre hizo mal a alguna otra
persona? Evidentemente no. Su única falta fue realizar una actividad
que un Dios intolerante no contemplaba digna de hacerse en el día de
reposo. Lo que Dios quería era que lo adoraran. Conclusión: un Dios
absolutamente vanidoso y arrogante.
En Romanos 13, 1?7, encontramos una muestra clara de obediencia
absoluta a la autoridad de tal Dios:
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas. De modo que todo quien se opone a la autoridad, a lo
establecido por Dios resiste; y los que se resisten, acarrean
condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no
temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque
es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme a
Dios; porque no en vano lleva la espada, pues es un servidor de
Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es
necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino
también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los
tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a
esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que sea tributo,
tributo; al que sea |
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impuesto, impuesto; al
que sea respeto, respeto; al que sea honra, honra.”
Este pasaje no puede ser más claro: la autoridad es la autoridad, y
si no se le obedece, se comete un pecado contra Dios. ¿Qué mejor
excusa que ésta podría utilizar cualquier administrador del poder
para manejar un pueblo sumiso a su antojo? Obviamente este pasaje
fue “diseñado inteligentemente” para fines políticos. Si no
obedeces, Dios te castiga sin piedad. Ese es el lema necesario para
mantener las aguas calmas y las mentes críticas dormidas, gracias a
lo cual tanto judíos y cristianos como también lo son los
mahometanos profesen ciega obediencia al estado y sus fuerzas
represoras Conclusión: Dios es absolutamente injusto y muy
estrechamente vinculado con intereses políticos.
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios fueron
establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, se resiste
a lo establecido por Dios; y los que resisten, acarrean condenación
para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor
al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la
autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es
servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque
no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para
castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle
sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa
de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque
son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que
impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.”
(Romanos 13, 1?7)
Por último, en Lucas 3, 7?9 hay un ejemplo en el que se muestra el
infierno como castigo eterno para los que no cumplen al pie de la
letra lo que manda el tirano de Dios:
“Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh
generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Haced, pues, frutos
dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros
mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede
levantar hijos a Abraham aun |