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                                                                                                                                  Pereira, Colombia -  Edición: 12.521-101 - Fecha: 07-14-2019

INFORME ESPECIAL                                                                       Pg. 1-13

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Junier Herrera, un artista con la pintura en las venas

 

 

Por: Rubén Darío Varela

Aún permanece intacto en su memoria el recuerdo de aquella ocasión en la que de niño se gastó una caja entera de colores pintando la figura del vestido de la silueta de una mujer que había pintado y que propició un desfogue de sonrisas a su madre, siendo este tan solo una anécdota de las tantas que vivió en su niñez, quizás, en la que como una especie de catarsis, le decía en lo más profundo de su ser que había venido a este mundo para ser artista.

 

Esos son los recuerdos de infancia de Junier Herrera Rendón, un artista nacido en Bogotá pero criado en la ciudad de Pereira, y quien afirma que aunque pocas personas le creen, recuerda perfectamente que tan solo a los 3 años de edad empezó a tener una conexión universal con la pintura cuando a esa edad solía permanecer la mirada fija y cautiva a un cuadro pintado en la habitación donde residía con sus padres y hermanos, descubriendo luego que se trataba de una obra de arte de su tío.


Narra Junier que esas sensaciones inexplicables y espirituales con el arte empezaron cada vez más a prosperar cuando se enteró que el cuadro que tanto acostumbraba observar a los 3 años de edad era una obra de arte de su tío y cuando a los seis años de edad y como premio por su conducta escolar, su padre lo llevaba a Chapinero en la ciudad de Bogotá al taller de pintura de su tío Reinel Rendón, un reconocido artista oriundo de Quimbaya Quindío, quien fuera docente de la Escuela de Bellas Artes en Pereira.


De aquel entonces; aún en la memoria de Junier continúan vigentes aquellos momentos en la que en medio de pinturas de colores habidos y por haber y trozos de papel y cartulina a diestra y siniestra esparcidos en el piso de aquel taller, empezaba a dibujar cuanto dibujo se imaginara, especialmente un año después cuando inició su fascinación de retratar cuadros del artista clásico Pablo Rubens.

 

Conexión con el arte

 

 

Y es que sin lugar a dudas; el hecho que un niño de siete años contara con semejantes

   

concepciones del arte no dejaba de ser una novedad que años después inquietaba y admiraba a más de uno, y en especial a los docentes y alumnos de la institución educativa Gilberto Álzate Avendaño en Argelia Valle en donde Junier culminó sus estudios de bachiller y gozó de una estupenda popularidad gracias a su talento para pintar.
 

Gracias a este descubrimiento como artista y a la motivación de su tío Reinel Rendón, posteriormente Junier toma la decisión de trasladarse de Argelia Valle a la ciudad de Pereira para iniciar sus estudios en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Tecnológica de Pereira.

 

No obstante, fascinado por la idea de conocer otras culturas fuera del país, en el año de 1999, Junier Herrera emprende la aventura de embarcarse en un viaje planeado de tan solo nueve meses para conocer Europa y posteriormente Estados Unidos; viaje que según lo narra él, entre sonrisas y algo de fascinación se extendió por un largo periodo de 11 años.

 

En Estados Unidos

 


Ya en tierras norteamericanas empezó a florecer más su amor por el arte y fue precisamente la institución The Art Students Leage of New York en donde este artista encontró el espacio idóneo para darle rienda suelta a su talento e imaginación que aún mantenía intactos desde su niñez y que como una especie de “tesoro” dejó impregnado en un viejo cuaderno de dibujos que con amor conservó su tía, quien al cumplir 50 años de edad se lo entregó, como si tratase de una mismísima reliquia que conmueve los recovecos de su alma de artista.


La misma alma talentosa que aún lo hace perder la noción del tiempo cuando actualmente pasa horas y horas enteras, dedicado a pintar sus cuadros sin importar mucho su trabajo de publicidad como artista.

 

Sensaciones que no solo lo han llevado a profundizar en el concepto de su obra, sino también en su fidedigna obsesión con la figura humana, el retrato y la transmisión de emociones que traen consigo la corporalidad del cuerpo humano, talento que descubrió en su larga estadía en Estados Unidos de América en donde se codeó con grandes pintores de talla mundial de quienes también aprendió diversas técnicas de pintura, hecho que contribuyó a fomentar su talento, especialmente en la realización de retratos.

 

   

Sus obras y concepto del arte

 

 

Como si se tratase de rendirle culto a la existencia misma con todos sus matices; el negro, el blanco, la luz, la oscuridad; el concepto de las obras de arte de Junier Herrera Rendón, no han tomado una clara tendencia a enaltecer en demasía ni la tragedia ni la hermosura, sino que su concepto más bien hace énfasis a la plenitud de la vida.

En su trayectoria artística, pero de manera sobria; se ha venido empeñando en la fascinación de sensaciones que le trasmiten en su ser el fenómeno de la migración, y por eso en un costado de la sala es casi visible un cuadro con fondo rojo en el que al artista refleja de modo prudente la tristeza de los emigrantes, de aquellos que en busca de sueños y mejor bienestar económico parten de su tierra natal.
 

Sin embargo, como el mismo Junier lo aclara; no se trata de representar en sí la tragedia ni la barbarie de forma absorta y apabullante, sino que más bien se trata de brindarle herramientas al espectador para que ellos mismos saquen sus propias conclusiones de la obra.

 

Frustración y esperanza

 


Además, el hecho de contar con otros coloridos y pintorescos cuadros en su sala en los que también sobresale su intención de plasmar la migración con la figura de hormigas que rodean un gigantesco árbol, no solo para ojos del público puede dar a entender el concepto de la migración como tal en un mundo caótico, sino también en uno colorido, aquel que refleja la vida, la esperanza y que se plasman con unos colores verdes imponentes, abundantes y llenos de vida que se observan en esta obra.
 

En síntesis, Junier Herrera Rendón es un pintor de diversas sensaciones, sin matices y con la clara intención de pintarle a la vida en sus diversas expresiones sin afanarse por exhibirse de manera constante en búsqueda de la fama, pero si afanado por representar con lujo de detalles en sus obras todas aquellas impresiones que de niño empezó a sentir con un fervor y pasión inexplicables.

 

 

 

 

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