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Lo
Retórico
Las personas tóxicas tienen ciertas características que en muchas
bibliografías se pueden encontrar con mayor detalle, yo simplemente lo suelo
resumir en: el egocentrismo, es decir, no importa la situación o los
problemas de los demás, la situación de las personas tóxicas siempre serán
más graves y más importante que las del resto; visión pesimista, todo lo ve
mal, todo es a lo negativo; falta de empatía y la que no puede faltar es la
manipulación, aplican el engaño para obtener un beneficio.
El centro de psicología “psicoadapta” define a la gente tóxica como:
personas que no han madurado emocionalmente, gente profundamente insegura y
egoísta que necesitan estar cerca de alguien (su víctima) para entablar una
relación absorbente que les permita descargar sus frustraciones.
Así convierten a su víctima en una terapia barata particular, invadiendo sus
límites y centradas en fijarse en sus defectos y en la parte negativa de las
cosas para compensar sus carencias e inseguridades y así sentirse mejor
consigo mismas, sin aportar casi nada positivo a la relación.
Por eso las personas tóxicas acaban por molestar a menudo a su víctima, que
termina experimentando emociones negativas y agotamiento, sintiendo que se
consume su energía y alegría. Cuando después de estar con alguien nos
sentimos estresados, frustrados o sentimos alivio cuando nos quedamos solos,
estamos ante una persona tóxica para nosotros.
De manera individual, tenemos la capacidad de mejorar todo aquello que no
nos gusta, sin embargo
esto no significa que lo podamos hacer con los demás y es algo que tenemos
que tener claro cuando estamos en presencia de una persona tóxica, es decir,
no tenemos la capacidad para generar aquello que sea necesario para que una
persona deje de ser tóxica y para evitar ser víctimas lo mejor que podemos
hacer es alejarnos de esa persona.
Otra cosa que debemos tener presente es que muchas veces no queda otra
alternativa y hay que lidiar con este tipo de personas y para estos casos,
lo mejor es buscar la manera inteligente de hacerlo.
Recuerda que las personas tóxicas crean innecesariamente conflictos y
estrés, ya sea a través de la negatividad, la crueldad o el victimismo entre
otras estrategias, la clave para actuar de manera inteligente ante
comportamiento tóxicos es la capacidad de manejar tus emociones y de
mantener la calma bajo presión, de esa forma se neutralizan los efectos de
las personas tóxicas.
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¡Buenos días familia!
Tunel Oscuro
Zahur Klemath Zapata
Esta es la edición 12.873-453 de El Imparcial de hoy Jueves 20 de
enero de 2022.
Esté será un año muy difícil para los colombianos, debido que se les
presenta el desafío de seleccionar bien que pudiera tomar las riendas del
país de manera correcta.
Aunque no es un secreto que el voto blanco también se presenta como una
buena opción y de esté modo sacar del paso a un grupo de políticos que
tienen años anclados en los bienes del estado y no ayudan a que florezcan
las oportunidades para la mayoría, sólo para sus allegados.
Desde hace muchos años en las cumbres del poder solo se deja ver mayores
actos de corrupción y egoísmos para que los que realmente quieren ayudar,
puedan hacerlo.
Una aventura para ocupar la silla de Nariño ha comenzado de manera algo
discreta, es posible que aun no están muy claras las jugadas o llamadas
alianzas, unas se dan de manera espontáneas otras a espaldas de los que
realmente tienen el poder, ósea el pueblo.
Esta vez hay que ser más cauto y tomar la decisión correcta, basta de tantas
equivocaciones.
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CRÓNICA DE GARDEAZÁBAL #
334
Juanita
Acosta, La nieta de Midita
Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/user/8676384/2022-01-19-06-04-34-computer-record
Cuando por las calles de Tuluá se paseaban los personajes de mis novelas,
Midita de Acosta era el eje de atención de mi infancia. Ella era esposa de
don Alberto Acosta, un paisa rubicundo, que había llegado a criar ganado y
sembrar plátanos en medio de la oleada de antioqueños que desde la década
del 30 se fueron afincando en el norte del Valle.
No debió haberle ido bien porque lo hizo en esta tierra de pie de monte
desde donde hoy pergeño mis crónicas, según reza en el certificado de
tradición que tengo en las manos. Pero eso no incomodó a Midita Salazar, y
ella con el vigor de las madres antioqueñas, en toda la esquina de los
Salesianos, montó un almacencito para ayudar a sostener el hogar.
Fue desde allí donde ella vió al Cóndor Lozano, desde el andén de enfrente
atajando la turbamulta el 9 de abril con un taco de dinamita en la mano y un
pucho en la otra.
Mantuvo su negocito hasta que sus hijos crecieron y se la llevaron de Tuluá.
No empacó sino los recuerdos pero dejaba un mito viviente en mi pueblo. En
ese pequeño almacén vendía toda clase de ropas para hombre y para mujer y
era tan hábil para convencer al cliente que a más de uno les vendió un par
de zapatos izquierdos y le aseguró que el problema no era del calzado sino
de los juanetes.
A otros les trajo agua de Lourdes así fuera del río Tuluá y la empaquetara
en vírgenes diminutas a las que le hacía un huequito para meterles con un
inyector el agua milagrosa.
Uno de sus hijos, Alvaro, fue el adonis de muchas leguas a la redonda, y
terminó con el paso de los años casándose primero con una prima de Gaitán y
de Uribe Uribe y después con Martica Restrepo, mi compañera de grado en 1970
en la inolvidable Facultad de Filosofía, Letras e Historia.
De esa unión nació Juanita Acosta, la más famosa actriz que ha tenido
Colombia y que hoy se consagra en Madrid con su obra teatral “El Perdón”,
donde rinde homenaje al hombre bello que fue su padre, a quien le
desbarataron a tiros su cara dionisíaca en un episodio tan violento como
resultó siendo el secuestro por casi un año de su hermano Enrique y el
suicidio de Alvaro José, su medio hermano, nieto de Alejandro Cruz Gaitán.
Es una lástima no poder tener salud y vigor para estar aplaudiendo con
entusiasmo y dando vivas al terminar función en el teatro madrileño a esta
mujer de tantos espacios de mi vida, tan recursiva y entucadora como fue su
mitológica abuela Midita, la directora del coro trágico griego que narra
colectivamente mis Cóndores no entierran todos los días.
El Porce,
Enero 19 2022
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