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Ojo con los
electoreros
Luís Enrique Arango
Una práctica que se volvió común en las campañas electorales para
acorralar los votos el día de las elecciones, es la utilización de
personas a quienes se les remunera el día como “voluntarios” para
que muevan a los electores de su influencia y los saquen a votar.
Dependiendo del peso electoral de cada líder, se le presupuesta un
cierto número de electoreros a su cargo; unos tienen más que otros.
Una especie de pirámide.
El pago de estos “honorarios“ se suele consolidar el mismo día de
las elecciones y solo en efectivo.
La potencia de los “líderes “ se puede medir en el número de
electoreros que les asignen. Suelen además ejercer el derecho al
pataleo.
El rubro más costoso dentro de la presupuestacion del día de
elecciones es el correspondiente al “costo” de los electoreros.
A través de este mecanismo se remuneran los votos de manera directa
o indirecta, la operación queda entonces camuflada.
Ya la campaña está cerrada el día de elecciones y está prohibido
hacer cualquier tipo de publicidad. Desde luego entonces que los
electoreros son una violacion flagrante de la ley y como tal debe
entenderse.
Es por ello que me atrevo a insinuar afinar la vigilancia y
documentar cualquier movimiento o hecho asociado a esta práctica y
denunciarla.
Hace poco leí que en Barranquilla como consecuencia de los
escándalos de compra de votos de Aida Merlano y compañía, y de los
reflectores de los medios sobre los hechos denunciados , los
compradores de votos están en cuarentena.
No se puede bajar la guardia, tenemos que ayudar a educar la
ciudadanía para que el voto sea libre y espontáneo, jamás producto
de una transacción abierta o embozada.
Esto ayudará a que los lideres no tengan que volver a quejarse de
que los políticos no aparecen sino en época de elecciones. Un
reproche que tiene cierto aroma muchas veces a incumplimientos más
personales que colectivos.
Finalmente, aunque sea difícil para muchas personas, es urgente
votar a conciencia, entendiendo que somos responsables de la suerte
de la región y del país.
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Sabedores como somos que las
elecciones se volvieron una forma de tramitar intereses de todo tipo
al margen de la conveniencia del colectivo social e indudable puerta
de entrada a la corrupción. El que lo dude no vive en este país.
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Por quien votar en Colombia V
Iván R. Pulido
La globalización por varias décadas, industrialización, uso
ineficiente de los recursos naturales, la biodiversidad y la falta
de suficiente análisis futurista respecto a las políticas agrarias
colombianas desde la apertura económica de 1.990, han sido los hilos
conductores hacia el déficit de la balanza cambiaria, la nefasta
improductividad agraria y el aceleramiento del cambio climático.
Eventualidades que ligadas a otras noticias actuales, dan a pensar
que el desarrollo del país, gira en torno de una inequívoca
distribución del presupuesto nacional tal como consta para el 2.022,
donde se dispone del más alto rubro a lo que significa gastos de
funcionamiento del estado, con una significante tajada del 60% del
total, incrementada en 2,6 billones respecto al 2.021, secundado por
un 12% para las fuerzas de guerra del país y un 28% a repartir entre
cinco áreas restantes, entre las cuales se concentra la ciencia,
investigación, tecnología, desarrollo, innovación, producción de
alimentos y Agroindustria con pírricos 1,6 billones que corresponden
a un 0,45% del ponqué, que a todas luces descifra la escasa
prioridad que significa para los gobiernos, el sector de mayor
crecimiento económico que durante 2021 no obstante la pandemia,
nunca fallo con el alimento en los hogares colombianos, merito que
le califico a la recepción del menor aporte presupuestario del
total, inentendible ante cualquier lógico razonamiento.
Lo dateado concluyente en un Ministerio de Defensa como segundo
rubro de importancia inversionista, incluido el uso de glifosato
para el control de cultivos ilícitos y el último lugar para el
sector agropecuario, haciendo trizas las trazadas metas de un 1% del
PIB para Investigación y Desarrollo, en compromiso al logro de
equidad del promedio de los países de la Ocde que rondan por el
2,5%.
Ante tan significativo panorama de desdén, no hay más que hacer en
estas épocas electorales, que obrar por el urgente giro que el mismo
pueblo ya identifica hacia un nuevo Congreso y
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presidente, cuyos electores razonen tras un verdadero motor para la
economía colombiana, que no tiene alternativa diferente a lo
que signifique agro, única tónica hacia la reflexión de tantos
politiqueros de turno, a la productividad del campo como única
opción viable para el salto que a gritos exige Colombia para su
desarrollo.
Por fortuna hoy contamos en Colombia, con un defensor de la papa y
la agricultura, actualmente postulado a representarnos ante el
senado, profesional de origen campesino, el Ingeniero Agrónomo Cesar
Pachón, con gran trayectoria como batallador, conocedor de la
problemática Colombiana, con la sagacidad, inteligencia, y capacidad
para solucionar en forma práctica los problemas que afrontan al
sector y la de exigir por el apoyo de la comunidad campesina, la
mujer rural cabeza de familia, la agroindustria y el fomento de
agronegocios que integren la producción colombiana a las cadenas de
valor con productos para exportación.
Llego la hora de explicarle a quienes no nos han tenido en cuenta
por tanto tiempo, que contamos con una gran fuerza agropecuaria
inteligente, organizada, emprendedora, innovadora e intensamente
preocupada por el abandono total del sector, concentrada en generar
propuestas que garantizaran el futuro y continuidad para la
productividad agraria del país.
¡¡¡¡ No más !!!, este 13 de marzo, votaremos a conciencia, sin
engaños, sabemos gobernar, liderar, proponer políticas agrarias de
estado y ocupar los cargos ejecutivos que se requieren para
redireccionar el sector hacia la senda de la productividad y el
progreso.
No más corrupción, desdeño, ni apoyo para quien desplace y
obstaculice al productor de nuestros alimentos.
El trece de marzo de 2022 será histórico, evadiremos la burocracia y
los políticos negociadores que hoy nos abrazan, sonríen y engañan.
Somos la fuerza ideológica del cambio, conocedora del país,
experimentada, capacitada a soportar y planear el promisorio
desarrollo agrario ligado a la naturaleza, a las normas ambientales,
a la ciencia, innovación, tecnología, extensión rural, mercadeo,
comercio y agroindustria, tras oportunidades de agronegocios que
darán en el traste con la producción, el abastecimiento local y la
dolarización de la producción que Colombia está exigiendo para el
equilibrio de la balanza cambiaria Colombiana.
Votemos bien, votemos por quienes emprendan y proyecten el futuro de
la economía agraria colombiana.
COMITÉ CENTRAL INGENIEROS AGRÓNOMOS UT
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