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Democracia en
caída libre
Son tantas las cosas que debemos cambiar que no sabemos por dónde comenzar,
sin embargo vemos como un ConoSur se desborda en crueldad, miseria y hambre,
los usurpadores del poder quieren permanecer inertes viendo desde sus
lujosas habitaciones a quienes caen en fallecimiento por enfermedad,
hambruna o descuido. Es muy triste ver lo que sucede sin poder hacer nada y
los que pueden hacer negocian para hacer creer a otros que son los que
pueden salvar, pero que el pueblo tiene que poner el pecho.
No hemos salido de la famosa pandemia del Covid-19, cuando entramos ya en
una amenazante condición de guerra, con repercusiones imposibles de medir,
pero presentes en todos los órdenes, cultural al económico a nivel mundial,
del social al político, al ambiental, al tecnológico, a las de relaciones
personales y trabajo, al de los valores, de la comunicación, de la vida
misma. La humanidad comparte, en buena medida, la conciencia de que ya nada
será igual, los últimos tres años han sido de cambios radicales, lo que no
ha cambiado es la sed de poder, de aplastar a la sociedad que quiere ver
futuro, de someter a la clase baja a tal término de la humillación.
De este modo y pensando en la geopolítica, algo totalmente imposible no
anticipar, por ejemplo, profundos cambios en los equilibrios o
desequilibrios mundiales, en las nuevas y reconstruidas alianzas, en el
juego de fortalezas y debilidades de propios y extraños, en el valor de la
cooperación, en la vigencia de los principios y de las instituciones. La
confrontación de modelos acentuará, sin duda, la diferencia entre los
autoritarismos y las formas de gobierno inspiradas en los derechos de los
ciudadanos, el imperio de las leyes, los valores democráticos, pero a ellos
se antepone la ley del más fuerte.
Desde hace muchos años atrás filósofos, científicos, políticos se han
volcado a prefigurar las dimensiones de cambio y del futuro. Las élites, en
buena medida, se esfuerzan por tomar conciencia de cómo es afectada su
propia realidad, la del espacio económico, la del ámbito de las ideas, la de
la cultura. No todos lo hacen. Para otros, la discusión del tema no ocupa
sus preocupaciones. Desde luego, no cabe la postura simplista o negligente
del dejar pasar o del conformismo. No pensar en los cambios no los hace
evitables. Al contrario, solo contribuiría a agravar sus consecuencias.
La geopolítica, las ansias del poder y el deseo de ser supremo han dado
origen desde hace más de dos décadas la Generación del Caos Colectivos, para
con ello tener control de las masas, llevándolas a un rincón desconocido de
la vergüenza y desconcierto, buscando de ocuparlas en secuencias distintas y
dividir el estilo de vida, todo comienza desde el nacionalismo hasta el
discurso populista, que se desvanece al llegar al poder y en el sometimiento
a sus devanes.
¿Cómo se organiza un país disperso y fracturado? La primera condición no
puede ser otra que le recuperación del sentido de unidad y pertenencia,
desde allí se debe partir para lograr un equilibrio.
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¡Buenos días familia!
Nos
acostumbraron a vivir como pobres
Zahur Klemath Zapata
Esta es la edición 12.899-479 de El Imparcial de hoy Martes 22 de
Marzo de
2022.
Nunca ha habido pobreza en América continental, lo que conocemos hoy como
pobreza es una condición de desalojo de la tenencia de lo que ha sido de
todos. Y unos pocos llegados de tierras lejanas con mentes de Alejandro
Magno se apropiaron de todo. Y sembraron en nuestras raíces esa actitud
mendicante.
Hoy todo nuestro alrededor está hecho con pobreza y lo aceptamos por temor a
exigir una mejor condición. Cuando nos sirven, nos pones servilletas
recortadas que escasamente pueden absorber dos gotas de agua y quedan
entrapadas como si hubieran caído en el agua. Todo está medido y reducido a
su más mínima expresión. Y creemos que está bien.
El sistema es miserable porque es la única forma como ellos conciben su
existencia. Ser opulentos y grandiosos esta fuera de lugar porque ellos
tienen que quedarse con todo y poder ir gastarlo en el exterior porque es
más prestigioso que invertir en su propio país.
Nos han enseñado a ser pobres porque así es más fácil manipular al
necesitado como lo hacen los prestamistas y los bancos. Y todos están en el
mismo camino solo lamentándose del que el pasado fue mejor, pero en el
presente ya no hay escapatoria. Por eso todos protestan esperando que
alguien los salve de esta desgracia que la derecha, la izquierda o cualquier
otro grupo social los colocó en la miseria mental en que viven.
Creo que nadie se ha dado cuenta de esta situación y por esta razón se
acusan los unos a los otros porque nunca han mirado los orígenes de esta
enfermedad que se puede curar si todos asumen la responsabilidad de defender
lo que es propio y elevar la calidad de vida.
Nos han acostumbrado a ser pobres y esto no es bueno. Solo en los años 70s
se pudo saborear lo que es ser opulentos y poder crecer con abundancia pero
unos pocos se lanzaron llenos de envidia y le cortaron la prosperidad al
país. No vieron que el mundo es un negocio y sobre él todo se mueve y las
economías fluyen como un caudal que no lo detiene la envidia sino los malos
negocios.
No somos pobres, no somos miserables, somos una sociedad mal administrada
por malos economistas, administradores y políticos. Esta pobreza en que
vivimos no la vamos a dejar atrás si se continúa con la misma política que
se ha venido manejando el país y pensando que los del norte son los
poderosos, pero que vemos que no es así.
El petróleo hizo sentarse a negociar a dos enemigos porque la economía es la
base de sobrevivencia de los pueblos.
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QUE ESTÁ LEYENDO
GARDEAZÁBAL
Reseña de la
autobiografía de Kalmanovitz
Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/user/8676384/2022-03-19-05-55-43-computer-record
Colombia es un país con un perfil intelectual muy especial. Los economistas
se viven equivocando en sus apuestas sobre cifras futuras pero no lo hacen
mal contando sus historias autobiográficas. Hace unos meses comentaba aquí
el libro de Rudolff Hommes, el exministro de Hacienda. Ahora circula
EJERCICIOS DE MEMORIA, del antiguo codirector del Banco de la República y
escritor de más de un texto sobre la conformación económica de la historia
colombiana Salomón Kalmanovitz, quien siempre se ha confesado marxista en
sus apreciaciones pero pocas veces ha seguido los procedimientos de la
religión judía a la que pertenece.
El académico barranquillero ha escrito un libro divertido hasta en las
pendejadas que cuenta, pero muy vergajo y contundente cuando perfila
personajes con los que tuvo que actuar. La historia de su vida, y de sus
dolencias gastrointestinales, son la historia de las mujeres con las cuales
ha convivido y alcanzó a formar hogar aunque el que tenía con Silvia Duzán
se lo arrebataron las balas asesinas que lo dejaron viudo y traumatizado
para siempre. La narración de sus posiciones ideológicas es tan atollada de
vaselina para que a estas horas de la vida no lo acusen de revisionista ni
de haber perdido el tiempo con el partido Socialista y los argentinos
embaucadores que le quebraron las patas a los neo troskistas colombianos,
que ya se leen como historielas de comics.
Acusado por las Farc de camaleón, solo se limita a despachar a sus críticos
conque se siente orgulloso de haber poseído la capacidad de cambiar de
pensamiento, de estilo y de amigos a lo largo de su vida. Pero eso sí,
reconoce la influencia de Weber en su manera de juzgar la evolución
económica del mundo, cobra por ventanilla la flojera política e intelectual
del Flaco Sánchez,valora justa y gratamente al exministro Camilo González y
describe, con el lenguaje que le hace falta en otras partes del libro, la
bellaquería de la escritora Laura Restrepo, compañera de viaje en aventuras
políticas y en quien sabe cuales otras más, hasta hacerle ver al lector que
la ganadora del Alfaguara es primero un ser abominable que una literata.
Un libro que puede interesar a quienes hemos sido sus fieles lectores de sus
mamotretos académicos iluminantes o de sus siempre picantes y contundentes
columnas periodísticas, pero que deberían leer por obligación quienes aun
sobreviven de nuestra generación y nos hicimos en la cátedra universitaria
como Kalmanovitz.
El Porce, Marzo 19 del 2022. |
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