EDITORIAL

A trompadas...

Ya desde hace varios años la prensa amarillista al igual que los políticos inescrupulosos han utilizado la problemática migratoria para exacerbar la xenofobia. La experiencia en distintos países del mundo demuestra que la realidad se impone y que, al final, el común aceptará a sus nuevos compatriotas.

Venezolanos, hondureños, mexicanos, haitianos, cubanos entre otros han buscado por varios años llegar a países que le puedan brindar la oportunidad de trabajar y enderezar la vida para estabilizar sus ingresos en paz y trabajando duro.

Sin embargo ya es un mal generalizado que aquellos países que no estaban acostumbrados a recibir migrantes, sino más bien eran ellos los que migraban ven por el rabillo del ojo al visitante, que lo convierten en el ser no deseado, muchos han tenido que soportar desprecios, humillaciones y desdenes por parte del titular del terreno que se visita, sin embargo un refrán dice ¨Cuándo veas la casa del vecino arden, cuidado con el fuego¨, hoy en día se ve como los seres humanos no ha aprendido a convivir con el otro, sin la etiqueta, los migrantes se han tenido que abrir camino a trompadas, han tomado la aptitud de ser al igual, de no hacerlo se les quiere humillar o simplemente menos preciar.

Años anteriores las cosas eran distintas y no aprendemos de los errores , mucho menos de las consecuencias de las decisiones que se toma, la desesperación y la desilusión dejada por los desmanes de malas decisiones en el pasado traen consigo las dificultades, económicas, sociales, de salud y educación que hoy tienen que vivir los que nos preceden, aunado a eso son muy pocas las oportunidades, es mejor sentarse un rato con un café y mirar con claridad a donde vamos y que será del Cono Sur si se sigue el mismo camino.
 

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Zahur Klemath Zapata
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Esta es la edición 12.925-505 de El Imparcial de hoy Sábado 21 de Mayo de 2022.

Una de las sociedades más complejas que conozco en el mundo es la colombiana. No podemos decir que tiene una línea de conducta directa o que podemos proyectarla como si fuera un rayo láser que destruye o construye.

He vivido en varias docenas de países, digo vivir porque he estado en ellos por largas temporadas analizando sus comportamientos e idiosincrasias. No es igual un asiático a un europeo o un árabe a un chino. América latina es una mezcla de casi todos los países y esto la hace particular. En su religión es muy compacta como lo es la china, Pakistán y los países árabes. En Europa hay de todo y se destila cosas que en otros territorios sería negado por la idiosincrasia local.

Los calendarios son diferentes y sus días transcurren con otra connotación del tiempo. A veces uno siente que está en otro planeta viviendo una realidad que solo es de ese lugar y sus gentes.

Colombia me ha enseñado muchas cosas del comportamiento humano y sobre todo el de ellos. Que ya se puede decir que tienen su patrón de comportamiento que uno lo puede distinguir al solo mirarlos y darse cuenta que son diferentes al resto del mundo.
 

 
Ser colombiano no es malo, aunque la gente piense que es lo contrario. Hay muchas cosas que si no son colombianas no son de buena calidad en el mundo, y no es una sola cosa. Por eso yo pongo mucha atención a lo que la gente dice y expresa. En las pequeñas cosas uno descubre la realidad.

Cuando viajo nadie me dice nada, porque soy ciudadano Norte Americano y esto me da muchas ventajas de poder observar, dialogar e interactuar con la gente. El americano tiene otro valor en el mundo y quizás por eso es más fácil moverse en el mundo libre y no en los países en conflicto. En estos países no es nada fácil y hay que andar con mucho cuidado a menos que ya tenga amigos y gente que lo aprecie.

Lo que está pasando ahora en Colombia no es nada fácil. Precisamente por la complejidad de sus gentes. Ha habido mucho sufrimiento, engaño, crímenes y todo lo más sucio que una sociedad pueda sacar de sus entrañas. Y esto ha hecho que la sociedad este polarizada y no presente un diagnóstico que se lee en una radiografía que se ve el cáncer que la carcome.

Hay millones que no quieren saber de nada, y no van a votar, hay otros tantos que van a votar destruyendo el voto y los últimos que van a votar en blanco. La suma de estos votos son los suficientes para ganar unas elecciones y acabar con el sistema que hay. Pero no se ponen de acuerdo. La inmadurez de una sociedad que apenas está saliendo de las cavernas hace que esto pase. Pero no serán más elecciones iguales si superan este trance y se ubican en el mundo de la autonomía social como ya lo están haciendo muchos países.

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