Pereira, Colombia - Edición: 12.947-527

Fecha: Martes 12 de Julio de 2022

 

COLUMNISTAS

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UNA REFORMA AGRARIA: ¡INÚTIL Y CATASTRÓFICA!

 

 

Por: Álvaro Ramirez Gonzalez
alragonz@yahoo.es


Lo primero que logró este anuncio, vacío e irresponsable sobre las tierras, es detener de un solo golpe, las operaciones inmobiliarias de tierras en el país.

El solo enunciado ya hizo serios dańos.

Pero lo que sigue es peor, por inútil.

Distribuir solamente la tierra ha sido siempre un fracaso.
Hay mil ejemplos.

Conozco uno y se los voy a contar.

En Puerto Boyacá, le incautaron y extinguieron una tierra a José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el Mexicano.

Eran 1000 hectáreas, de las más ricas vegas del Magdalena Medio.

El Estado la dividió en 100 parcelas de 10 hectáreas cada una y se las adjudicó a 100 campesinos.

El panorama hoy es lamentable.

Solo viven allí dos parceleros en condiciones de miseria.

El resto fueron vendidas (con promesa de compraventa mientras se vence el plazo para poder escriturar) a los ganaderos vecinos.

Toda la filosofía de esa reforma agraria y de esta que anuncia la locuaz ministra Cecilia López, se cae al suelo.

Es totalmente inútil.

Culpar a todos los dueños de tierras grandes de especuladores es irresponsable y equivocado.

Definir cuáles tierras son latifundios o improductivas es sencillamente imposible.

“Un campesino de las sabanas del llano con 1000 hectáreas, no es capaz de producir 1 salario mínimo mensual”, dicen los entendidos del Llano.

Para volver productiva y útil la distribución de tierras un campesino necesita además:

1. Plan de producción
2. Semillas
3. Abonos
4. Matamalezas
5. Herramientas
6. Financiación sin intereses
7. Vías de acceso
8. Red de clientes para sus productos.

Como pueden ver, el Estado apenas le podrá entregar un pedazo de tierra.

Lo demás no lo puede hacer por problemas logísticos, burocráticos y financieros.

Claro que la hablantinosa ministra anuncia que lo van a hacer.

Pero igual que todas las otras reformas agrarias, llegaron apenas a una inútil distribución de tierras.

El Gobierno de Iván Duque montó un programa llamado “Agricultura por contrato”

Gracias a ese programa, 186.000 campesinos están hoy directamente conectados con redes de tiendas, supermercados y fábricas que venden y transforman sus productos agrícolas, eliminando toda una red de intermediarios.

Eso sí es una política útil y efectiva.

El caos que han generado los solos anuncios de la locuaz Cecilia López, es brutal.

El campo colombiano no se puede manejar con estadísticas bogotanas.

¡Es mamerto pero además inútil!

¿Con qué dinero un Estado asfixiado financieramente piensa comprar esas tierras?

No hay un solo centavo para ese propósito.

Esa desarticulada, desfinanciada e ineficaz política, es lo que tiene para ofrecer el nuevo gobierno.

Una persecución a los ricos para despojarlos de alguna manera de sus tierras y regalárselas a los pobres.

Politiquería de la más barata.

Hay millones de cosas para hacer en el sector agropecuario.

100 distritos de riego por decir cualquier cosa, en zonas ricas pero con veranos muy drásticos, de seguro, doblarán la producción agrícola y pecuaria de Colombia.
 

   

¿No es más útil eso?

 

Créditos sin costo para los campesinos en ciertas áreas complicadas y con la intención de terminar los cultivos de marihuana, coca y amapola.

Una fuerte inversión como la empezó Duque en vías terciarias, es sin duda un magnífico disparador de la producción agrícola y pecuaria.

Esas cosas si son útiles y sostenibles en el tiempo.

Son políticas que van directo al bienestar y a facilitar y animar la producción en el campo.

Pero salir a perseguir ricos para darle a un campesino una parcela sin un plan, sin semillas, ni abonos, ni matamalezas, ni herramientas, ni vías de acceso, ni clientes, es totalmente inútil.

Esta política barata y bobalicona va a hacer agua la política agropecuaria de este gobierno.

¡Un total fracaso!

 

¡EL AVARO ASUSTADO!

 

 

Por: Iván R. Contreras C.


Nadie puede hacer lo que le venga en gana, fueron las palabras de Luís Carlos Sarmiento Ángulo, el hombre más rico del país, con una fortuna según Forbes, qué pasa los 13 mil millones de dólares y que está ad portas de al fin pagar impuestos, como debe pagarlos y sin todas las prebendas que le otorgan los politiqueros y los presidentes que son alcanzados por sus tentáculos, en las campañas políticas, de las que reciben de este, miles de millones para financiarlas.

Al mejor estilo de los que quieren sembrar pánico y miedo contra el presidente electo Gustavo Petro Urrego, palabras más, palabras menos dijo en la inauguración de la nueva calzada Chirajara-Fundadores, en la ruta a Villavicencio, que nadie debe ser expropiado, lo dijo sin inmutarse, sin el más mínimo recato de pudor, para luego enviar una carta a su periódico El Tiempo, donde se retracta diciendo que sus palabras fueron tomadas fuera de contexto, o de manera opuesta a lo que él quiso decir.

El país no olvida que LCSA, fue un banquero que se enriqueció con el UPAC, que le quitó la oportunidad de tener vivienda a más de medio millón de colombianos, que su fortuna se amasó en la época de los carteles de la droga y que ha estado envuelto en muchos escándalos de corrupción, que son olvidados, archivados o simplemente prescriben, además de la apropiación de baldíos con la complicidad de las autoridades, estos baldíos, son las tierras que deben ser asignadas a los campesinos y trabajadores agrarios, en condiciones de pobreza, que la norma prohíbe acumular en más de una Unidad Agrícola Familiar UAF, para evitar el feudalismo territorial.

Además de ser dueño del grupo AVAL, que acumula cuatro bancos, el periódico El Tiempo, el fondo de pensiones Colpensiones, una cadena de hoteles, concesiones viales con sus respectivos peajes, constructoras de vivienda, compañías petroleras, de gas, ¿Cree que eso le da la autoridad para robarle al país más de 13 mil hectáreas de baldíos de los campesinos pobres? ¿Porque nadie dice nada? ¿Porque nadie atiende las denuncias de los campesinos en los municipios de Puerto Gaitán y Puerto López en el Meta, que son ahora de su propiedad?

Miremos solamente Pajonales, una extensión de más de 4.000 hectáreas donde se viola la prohibición de acumular baldíos y donde la UAF es de tan solo 699 hectáreas, un personaje que ha recibido millonarios recursos no reembolsables del estado para sus negocios agroindustriales, como por ejemplo; 36 mil millones de Finagro, de la contratación estatal, de las gabelas o exenciones arancelarias sin determinar, de los caros costos a los usuarios de sus bancos, de los intereses de usura a los préstamos que
hace.

 

Usted señor LCSA si hace lo que se le da la gana, para ud. no existe la ley, su avaricia no tiene límites y no es solo por cobrar los peajes más caros, por amañar obras cuyas concesiones son a 20 años y algunas ya van para 40.

 

Luís Carlos Sarmiento Ángulo, ud. si ha sido un expropiador, usted ha sido un corrupto que de la mano de personajes que no litigan si no que más bien compran la justicia, como el despiadado corrupto Néstor Humberto Martínez, usted se ha pasado gran parte de su vida delinquiendo y dejando en la ruina, no solo al país, también a cuánta persona se retrase en los pagos de las obligaciones crediticias en sus bancos y hasta de lavado de activos le han endilgado o recordemos lo de Odebrecht.

Leer a Molière en su obra el avaro, este se queda en calzoncillos ante su crueldad y avaricia, ante su maldad y corrupción, usted es un ser despiadado, despreciable y como diría mi padre, con la lápida

 

 


 

pegada al derrier más al lado de allá que de acá y no deja de escrutar las maneras de robar más el país, dijo que los colombianos no debemos dejarnos enredar en discusiones farisaicas, cuyo propósito evidente es el de impedir el análisis y juiciosa consideración de la idea propuesta, que es exactamente lo que usted le hace a los colombianos, al país, quitarle los beneficios que son destinados a los campesinos, a la clase media, a los humildes trabajadores que son obligados a abrir cuentas en sus corporaciones bancarias, para cobrarles y descontarles por derecha el manejo de las tarjetas y cuentas donde les depositan su salario mínimo, que ya por demás no les alcanza para su sustento.

Deberíamos darle una lección a este miserable avaro multimillonario y sacar nuestros pocos ahorros de sus bancos, del fondo de pensiones y pedirle al presidente electo, que recupere las tierras de los campesinos y tengo la total seguridad, que seguirá siendo el hombre más rico del país y uno de los más ricos del mundo.

 

¿De quién es la verdad?

 

 

Por: Guillermo Navarrete Hernández
 

Nada más relativo en la vida que la verdad. Sobre ella se escudan hasta los que mienten para encubrir el engaño con propósitos manipuladores. De hecho, existen teorías orientadas a explicar la incidencia de esta en las relaciones individuales, familiares y sociales.

 

Desde Aristóteles hasta filósofas y filósofos contemporáneos como Arendt, Nussbaum, Habermas y Bauman. En el aspecto espiritual la verdad es fundamental a la hora de confesar los pecados para alcanzar la redención.

 

Al mismo tiempo, puede afirmarse que se enmarca dentro de diferentes tipologías, de acuerdo con la perspectiva desde la cual se quiera interpretar: la verdad científica, la verdad relativa, la verdad a medias, la verdad verdadera y hasta la verdad judicial. En justicia restaurativa se constituye en un pilar básico para la restitución de los derechos de las víctimas.

Cuando de conflictos se trata, aquel viejo adagio de que la historia la cuentan los vencedores deja por fuera la necesaria narrativa de los vencidos, quienes en un sinnúmero de ocasiones terminan siendo víctimas de procesos prolongados y sistemáticos de violencia perpetrada por detentadores del poder.

 

Fenómeno recurrente en diversos territorios de la Nación, en donde la mayor parte de sus habitantes debieron someterse a la verdad del actor armado que ejercía – y ejerce- el dominio territorial, muchas de las veces en connivencia con clanes políticos.

En Colombia, los esfuerzos realizados para explicar las causas de la violencia que conduzcan a la verdad de lo sucedido y evitar así la repetición de los hechos, son varios, y ha sido a través de las denominadas Comisiones de la Verdad.

 

La primera de ellas, se instituyó en el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla luego de un proceso de armisticio y desmovilización de las guerrillas liberales, de la que surgió el libro “La Violencia en Colombia”, escrito por el Sacerdote Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna.

 

Dos tomos de relatos tormentosos y atormentados, expresiones utilizadas en el prólogo de Fals Borda (2005) para referirse “a la tragedia del pueblo colombiano desgarrado por una política nociva de carácter nacional y regional y diseñado por una oligarquía que se ha perpetuado en el poder a toda costa, desatando el terror y la violencia” (p. 11).

 

Posteriormente, se establecieron dichos mecanismos con diferentes nombres en los gobiernos de Virgilio Barco Vargas, César Gaviria Trujillo y Ernesto Samper Pizano; además de la creada por la Corte Suprema de Justicia en el 2005 para revelar los hechos del Palacio de Justicia, al igual que otras para establecer lo sucedido en masacres como la de Trujillo, Uvos, Caloto y Villatina, para culminar con la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación del gobierno Uribe con ocasión del pacto con grupos paramilitares y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición producto del Acuerdo entre el Estado y las Farc, en el año 2016.

El pasado 28 de junio, después de cinco años de ardua labor, esta última presentó ante la sociedad el informe final: “Hay futuro si hay verdad”, 896 páginas de hallazgos de multidiversa violencia y de recomendaciones para superar una prolongada y triste etapa de nuestra historia.

 

Para algunos dogmáticos corresponde a un documento con lamentablemente sesgo ideológico. A mi juicio, la oportunidad de buscar puntos de encuentro en medio de la diferencia para construir inclusión y bien-estar.

 

 

  

 

 

  

 

 

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