Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 12.981-561

Fecha: Jueves 29 de septiembre de 2022

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 Los retos de reapertura fronteriza

 

Tras varios años de cierre total y, con el pasar del tiempo, Colombia y Venezuela dan los pasos más importantes en el proceso que los gobiernos Petro y Maduro arrancaron hace varias semanas para el restablecimiento de las relaciones políticas, diplomáticas, económicas e institucionales: la reapertura fronteriza plena.

Desde hace algunos meses se permite el tráfico peatonal por los principales puentes binacionales, a partir de ahora se reanuda el tránsito vehicular e incluso el transporte aéreo. Es decir, que la movilización de pasajeros y carga por tierra y aire se retoma en la que es, sin duda, el área limítrofe más importante y dinámica que tiene Colombia en su entorno fronterizo.


No hay
que olvidar que ambos países comparten más de dos mil kilómetros de área común y que en los casos de Norte de Santander, La Guajira y Arauca la interacción binacional es muy alta, sobre todo en el componente poblacional y de comercio formal e informal localizado.

La
reapertura fronteriza y comercial implica retos para ambos países en varios puntos clave. Una cosa es la decisión típicamente política de la nueva administración de izquierda en Colombia sobre reanudar
relaciones con el régimen chavista, considerado por el anterior gobierno nacional -y gran parte del globo- como una dictadura, incluso reconociendo -al igual que medio centenar de naciones- a Juan Guaidó como el legítimo presidente del vecino país. Pero en los demás ámbitos, restablecer la interacción bilateral no es asunto automático ni apenas procedimental.

Se
debe actuar de manera gradual en cada frente, entendiendo que después de tanto tiempo de suspensión o incluso parálisis del
relacionamiento formal y legal hay nuevas realidades y complejidades que requieren acuerdos puntuales. Cualquier afán o improvisación podría dar al traste con un mecanismo que tiene a millones de colombianos y venezolanos, sobre todo de la zona fronteriza, expectantes después de muchos años de interrupción del comercio
normal de la región.

En el campo comercial, será muy complicado que se vuelva al intercambio de la primera década de este siglo, cuando se alcanzó una dinámica de exportaciones e importaciones superior a los 7 mil millones de dólares que luego, tras el derrumbamiento económico y productivo de Venezuela en los gobiernos Chávez y Maduro, cayó en picada, a niveles apenas de 150 millones, en tanto se disparó el contrabando.

Los exportadores de nuestro país se muestran optimistas por recuperar este mercado natural (otrora el primer socio comercial del país), pero advierten prevenciones por los mecanismos de pago, el drástico control de cambios y el hecho de que ahora se tratará más con entidades estatales que con empresas privadas. Se requiere de una construcción rápida y eficiente de la estructura de vigilancia del
comercio e intercambio de mercancías en zonas de alta afluencia poblacional, como Cúcuta y San Antonio del Táchira, por ejemplo.

No se puede evitar que la reapertura fronteriza lleve a un aumento desmesurado del flujo migratorio. No hay que olvidar que más de 2,4 millones de venezolanos viven en nuestro país tras llegar en los últimos años huyendo de la crisis política, económica, social y de derechos humanos creada por el régimen chavista.

 

   

 

Regresamos a la mesa online de comunicación
 


Por: 
Zahur Klemath Zapata
 

Por lo general estoy viajando a diferentes lugares, siempre observando lo que pasa en cada uno de ellos. Son culturas un poco parecidas a las de América y completamente opuestas a las de Pakistán. Pero he aprendido un poco a entenderme con su gente.

Colombia es una sociedad muy polifacética y dispersa por todas partes del mundo y esto hace un poco difícil entenderlos por las decisiones que toman.
 

El país está en una etapa de añejamiento para luego pasar al alambique para destilar esa experiencia que se está viviendo en esta época de cambio. Los resultados solo se verán en los próximos 5 años cuando el revolcón de las instituciones haya decantado.
 

Estamos en una etapa donde los jolgorios de las personas simples celebran porque no tienen experiencia y preparación para enfrentar una realidad que no hace parte de sus vidas. Cuando se está en medio del túnel no se puede ver la entrada ni la salida y en esa parte social solo se ven a sí mismos y como ella navega en la misma condición no ven la diferencia que existe entre una parte que maneja el estado y la que invierte en él.
 

Colombia esta polarizada en la actualidad, tiene demasiados enemigos que intrigan en diferentes direcciones y no hay una unidad de criterios que permita alejar esos torbellinos que le está haciendo daño a todas las estructuras nacionales.

La sociedad que realmente está interesada en que el país prospere y se monte en los rieles de la prosperidad tiene que aglutinarse y eliminar los líderes de su entorno y conformar grupos de trabajo para trabajar por la construcción de un país equitativo, libre, industrial y tecnológico para que las presentes y futuras generaciones tengan donde desarrollarse como ciudadanos progresistas.

El odio que se está manejando por parte de sectores resentidos solo lleva a que nada prospere y el país nunca llegue a una estabilidad social. Esa incapacidad de razonabilidad hace más daños que un terremoto de 8.5 grados.

La sociedad debe unirse bajo una sola bandera que es el país y dos puntos de equilibrio donde unos vigilan a los otros y los otros trabajan en la construcción de la nación. Un país no debe ser manejado por un solo partido. Tiene que haber dos criterios que permitan encontrarse para que la prosperidad siempre esté presente y no una dictadura.


 

       

 

 


Crónica de Gardeazábal # 506

 

  SE VOLCÓ EL ESCAPARATE ANTIOQUEÑO

 

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: 

https://www.spreaker.com/user/eljodario/2022-09-28-05-37-47-computer-record

 

Si miramos a la Antioquia Grande de hace 10 años y la comparamos con la de hoy parecería que por alguna razón se les volcó el escaparate. Nueve años después del derrumbe del edificio Space  ,que inició la mala racha, los paisas se enorgullecían de lo que tenían y con un poquito de la exageración que todavía conservan los abuelos, tenían muchas cosas que mostrar y, lo más importante, habían profesionalizado el oficio de esconder lo feo, de no hablar de lo malo y de unirse férreamente para defender la libertad que perfuma las montañas de la tierra de mis antepasados. De paso se libraban del canibalismo de otras regiones como la vallecaucana o de la corruptela que estandarizaron en la Costa para administrar la cosa pública. Pero se derrumbó el Space, ahí  no más en inmediaciones del Hotel Inter, y se abrieron las puertas del infierno que con tanta saña amenazó el obispo Builes.

Comenzaron a aparecer más edificios mal construídos o enfermos ,como los llamaron para no tener que hablar mal de la ingeniería antioqueña. Pero como los cajones del escaparate quedaron afuera, se les fue conociendo el tripitorio escondido. A varios edificios  tuvieron que desocuparlos y destruirlos y aun cuando fue voxpopuli que esas torres se venían al suelo por la avaricia que caracteriza desde antaño al paisa fututo para sacar mayor ventaja económica de cualquier negocio, el asunto lo fueron dejando olvidar.

Quizás se fueron descubriendo errores más grandes y dañinos como Hidroituango  o la enveringada que entre  árabes y judíos le pegaron al otrora poderoso GEA y todo ello sirvió para tapar y no analizar en público lo que sucedió con los edificios enfermos o destruídos. Pero el pasado 14 de septiembre al tiempo que se conocía el fallo del Tribunal Administrativo de Antioquia condenando a la constructora Lérida de los Villegas y al Municipio de Medellín, desde la alcaldía se dio la orden de derribar un edificio más, el Continental Towers,que surgía todavía como fantasma recordatorio de la crisis de hace 9 años.

El balance no puede ser más preocupante pero como quien gobierna se defiende  de las críticas  mandando a vender paletas a quien lo haga, el escaparate sigue volcado, y sus cajones afuera, esperando que entre todos, como antaño, hagan el esfuercito y lo levanten para acomodarlo de nuevo.

 

Gustavo Alvarez Gardeazábal

El Porce septiembre 28 /2022

 

 

 

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