EDITORIAL
El precio de la vida
Podemos calcular el valor de nuestra
vida en likes. La sociedad de consumo, superflua e imposibilitada
para conceder a la vida el valor que se merece por sí misma, es el
resultado de una sociedad creada de mentiras, es decir, una sociedad
que se ha mentido y ha mentido, sobre su deseo de proteger la vida y
la libertad por encima de todo, pero esta afirmación tiene un gran
vacío gris, el cual es llenado por el reconocimiento, es decir, tu
vida es protegida siempre y cuando seas conocido, y no
necesariamente porque tu modo de ser en el mundo sea sumamente
importante, sino que lo que da el valor a tu vida en la actualidad
es el nivel de likes que puedes llegar a producir, de hecho si
agrupas un nivel descomunal de likes, me encanta lo retweets, puedes
incluso superar el poder político, mover fuerzas armadas, detener el
mundo hasta que tu problema sea solucionado.
Uno de estos casos que rozan con la injusticia es el caso del papá
de Luis Díaz. Este caso roza con lo inconcebible, se ha detenido el
país a su nombre, todo el mundo lo quiere tener en libertad incluso
sus secuestradores, que se dieron cuenta del poder mediático de su
hijo ¡Dios! que distingue a este padre de los cientos de
secuestrados que pasan al olvido cada año, incluso las afirmaciones
de sus secuestradores resultan hilarantes “no sabíamos quién era”
¿no sabían? ¿Qué tiene que ver que no supieran? el desconocimiento
de quién era o no, no les quita el delito, de que estaban
secuestrando a alguien, sea quien sea el nombre que posea o ¿si
tiene que ver? ¿existen quienes sí pueden ser secuestrados y quienes
no?, entonces sería bueno que aclararan tal situación y así alcanzar
ese lugar de tranquilidad, después de todo quién quiere ser
secuestrado.
Indagando más en las preguntas anteriores debemos enfocarnos en esta
distinción que el propio estado, conociendo de antemano que somos un
estado de derecho y por ende nos movemos por precedentes legales,
sólo podemos esperar que, a partir del momento, se muevan con la
misma fuerza por el resto de secuestrados. - No espera- entonces
seguro es necesario que publiquen los nombres de los secuestrados
para así llenar las redes sociales con menciones sobre ellos
permitiendo de esta manera que los secuestradores se den cuenta que
cada uno de sus secuestrados son personas, llevándolos a producir su
interjección de nuevo ¡no sabíamos quién era! Después de todo, todos
los secuestrados son personas con derecho a ser libres. Sin embargo,
la pregunta sería ¿Seríamos capaces de dar tanta importancia al
padre de un campesino como al padre de Luis Díaz? Desde el periódico
el Imparcial, Ambos sujetos son igual de importantes los derechos de
ambos, pero, ¿Lo son para el resto del mundo? No sólo fue una
cuestión de las condiciones coyunturales, que sólo dejan al resto de
colombianos con el deseo de que si algún día son secuestrados puedan
llegar a ser una coyuntura, al menos la mitad de fuerte que la que
fue el padre de Luis Díaz.
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Construir un país es un proceso de
décadas
Zahur K. Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Rómulo y Remo se afincaron en un territorio que lo
hicieron suyo con una idea de hacer una gran nación a futuro. Lo que
terminó convirtiéndose en un imperio, el romano.
Aquí nunca se pensó en el futuro sino en el presente y el pasado,
sobre esos principios se fue construyendo los retazos de lo que hoy
es Latinoamérica. Aunque se piense lo contrario.
Este continente antes tenía dos imperios, el incaico y el azteca y
vivían bajo sus leyes. Y no sabemos casi nada de su pasado. Pero de
los romanos si, de los griegos también. Pero aún seguimos escarbando
en las tumbas y lo que de vez en cuando por accidente descubren los
arqueólogos.
Recién terminaron unas elecciones para diferentes cargos en la
burocracia nacional y que se espera que algún cambio se dé en la
política que va a gobernar estos años venideros. Estamos todavía en
el limbo, como quien dice, apenas van a cortar el cordón umbilical
del gobierno que entrega la placenta.
A Colombia no la vamos a reconstruir en estos momentos. Ni siquiera
lo vamos a reformar, solo vamos a tratar de limar asperezas de todo
lo que ha pasado en los últimos 80 años, pero no hay un verdadero
derrotero que se esté trazando porque no hay una sociedad aglutinada
en un pensamiento que los integre a todos. Solo existe el
sentimiento de sobrevivir porque el futuro no hace parte de la
realidad, solo el presente.
El país es un territorio de líderes de poca monta que solo velan por
sus intereses sin siquiera haberse montado en el caballo ganador de
la gran carrera. Solo escarbando aquí y allá con la esperanza de
poder alcanzar el puesto por el cual luchan, haciendo todo tipo de
arreglos y acuerdos para poder llegar a la meta final.
Algunos van a funcionar como han propuesto hacer y una gran mayoría
simplemente van a tratar de sobrevivir donde hay tanto que hacer que
el tiempo no va alcanzar para arreglar lo que quedó torcido del que
deja el puesto.
En estas elecciones el voto en blanco y la abstención tocaron casi
el techo de donde no hay retroceso. Pero vendrán otras elecciones
donde el aprendizaje de estas hará que todo cambie. Y el cambio se
irá viendo lentamente hasta que todo cambie.
Esa abstención y el voto en blanco son campanadas de la sociedad que
está pidiendo que todo cambie y que se revise bien lo que está
pasando. Pero los políticos no están viendo que la historia nos
muestra cómo se han dado los cambios en el desarrollo humano.
Ya estamos en una era donde todos tienen un celular a la mano y las
noticias y la información llega más rápido que los políticos se lo
imaginan. Que nada hay oculto y que la ignorancia es de los
políticos y no de la sociedad. Por eso el voto en blanco y la
abstención.
Esto no va a seguir igual, el cambio está a
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la vuelta de la esquina y no está poniendo atención a
lo que se aproxima. Igual que un argentino sin pensarlo llegó al
papado de Roma, cuando los latinoamericanos no contaban que eso
algún día pasará.
Qué lee Gardeazábal.
ESCRITOS EN CONTRAVIA,
reseña del libro de artículos de Eduardo Escobar,editado por Intermedio.
Eduardo Escobar,sobreviviente de la cochada nadaista, publica ESCRITOS EN
CONTRAVIA para demostrar que es un maestro de la prosa y un articulista del
carajo. No en vano lleva 50 años de columnista de El Tiempo
Audio :
https://www.spreaker.com/episode/57509909
Leer a Eduardo Escobar cuando ya ha cumplido 80 años pero tener un vaso con
alkaseltzer para no indigestarse con su brillantez verbal, es lo más
recomendable. Eduardo ,pletórico, pertenece al último escuadrón sobreviviente de
los nadaístas de Gonzalo Arango. Como no tuvo la fuerza poética de X 504,el gran
vate de esa cochada y menos que forjó sus escritos en la habilidad publicitaria
de Jotamario, que lleva más de 60 años escribiendo columnas sobre los nadaístas
para inmortalizarlos, Eduardo Escobar se especializó en ser un columnista de El
Tiempo que se lee con el mismo gusto que lo hicieron desde hace ya por lo menos
tres generaciones de seguidores de ese periódico.
Partícipe de la escuela teórica del filósofo Fernando González y discípulo fiel
de la capacidad definitoria de la realidad en pocas palabras que enseñó Gonzalo
Arango, el viejo Eduardo permite en este nuevo libro remozar sus apreciaciones
seleccionadas de entre sus mismas columnas, pero siempre cargadas de la
verticalidad lapidaria de las enterradoras de Envigado, su tierra natal. Para
él, entonces, el amor no entra por los ojos, sino por la nariz. Y como no se
puede afirmar nada si no se logra generalizar ,esculpe la conclusión afirmando
que amar es necesitar el olor de una persona.
El método es igual siempre y la mayoría de las veces parecería que escribiera
para lectores como yo, que todavía subrayamos los textos que leemos. Así
entonces diagnostica sobre el pater familias que fue Gonzalo Arango o sobre el
abuelo bizcoreto que terminó siendo el olvidado Jean Paul Sartre. En cada
artículo hay entonces una combinación de los mismos elementos adobados con una
pizca de humor y otra de pimienta. Y como se pueden leer en cualquier orden
porque la estructura no existe para los buenos poetas ,el libro termina
convenciendo a unos y otros que la cochada nadaista se salvó para la historia
literaria de Colombia porque pudo combinar la filosofía de borrachos de bar con
el repentismo de los juglares troveros y permitirnos, a quienes sobrevivimos, el
goce inacabable de perpetuar hasta los fugaces momentos con una prosa magnifica.
El porce, noviembre 07 del 2023
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