Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

Pereira, Colombia - Edición:13.164-744

Fecha: Jueves-23-11-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Los acuerdos como condición natural


La palabra resulta ser engañosa en su propia naturaleza. Todas las palabras que nuestra voz logra producir, siempre llevan consigo un enigma, enigma que ataca ferozmente toda respuesta, para organizar de esta manera la forma aristotélica del animal político, es decir, lo que nos distingue del resto de seres humanos es la posibilidad de generar acuerdos a partir de la discordia que se genera en el lenguaje. Es decir, la necesidad de generar acuerdos hace parte del ser humano por naturaleza, no es una elección sino una obligación natural, esto, a partir de la concepción sobre lo limitado que resulta ser la vida del ser humano.

En efecto, antes de la revolución industrial y durante la misma por muchísimos más años, lo seres humanos teníamos una tasa de mortalidad bastante alta, morir a los cuarenta o cincuenta era totalmente normal dadas las condiciones en la que se vivía en estos tiempos, en este orden de ideas, la necesidad de tomar decisiones rápidas, llegar a acuerdos de forma clara y precisa era totalmente fundamental para poder vivir.

Cuando se comenzaron a llegar a acuerdos, justos o no tan justos, la vida comenzó a vibrar de otra manera, el ser humano, pudo por primera vez darse cuenta de lo errados que estuvieron los acuerdos pasados, esto porque ya no se trataba de sobrevivir sino de vivir mejor, y con ello los acuerdos que no se direccionan hacia ese propósito fueron cayendo, comenzaron a percibirse de forma irracional, naciendo así la posibilidad de decidir entre una o más posibilidades, después de todo las coyunturas dejaron de aparecer siempre en el límite. Sin embargo, esta constante de posibilidad de pensarlo todo con tiempo parece haberse vuelto el germen de la actualidad, ahora lo llaman burocracia. La regulación organizada y racional, parece haberse separado del mundo sobre el cual toma decisiones, en la actualidad discuten durante meses sobre posiciones que necesitan respuestas directas, esto porque al separarse del mundo no logran comprender que mientras ellos piensan la mejor opción cierta población que necesita soluciones se hunden en sus problemas, sólo dando respuesta cuando esta misma resulta de anticuada para el nivel que el problema se ha vuelto.

En este orden, los acuerdos que son intrínsecos a nuestra naturaleza pasan de ser una condición de esencia, para volverse una imposición, negando así nuestras habilidades naturales. Entonces cuando la burocracia se toma el poder de llevar a cabo acuerdos, el sujeto de la cotidianidad parece caer en un ensueño, siempre esperando órdenes de aquellos que toman decisiones, aun cuando estas no den solución a los problemas, entonces el lenguaje deja de crear la necesidad de acuerdo, sino que comienza a ocultar y a reproducir palabras de acuerdos de otros, generando así que el pensamiento crítico entre en un estado de somnolencia dejando de producir incógnitas, y así volviendo al ser humano en una máquina inerte.

 

 

 

Los inocentes no tienen poder en el estado

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

El planeta está lleno de inocentes, son hormigas que en fila siguen las órdenes de los capitanes a recoger la cosecha que hay que almacenar para que todos sobrevivan en el invierno.

El común de la gente desconoce este trasegar humano que ha funcionado por siglos. Todos, en cierto momento hemos hecho parte de este ordenamiento social. Todo ha pasado inadvertido, ni aun los filósofos de la antigüedad se dieron cuenta de lo que estaba pasando porque ellos hacían parte de ese estado de inocencia. Hasta Diógenes de Sinope pretendió ignorar su inocencia siendo él un ignorante del poder que ejercía el estado sobre él.

La revolución francesa trató de cambiar el destino de la humanidad y todos se asesinaron entre sí y solo lograron cambiarle el collar perro que es el que se mantiene colgado a los presidentes y su corte de la cámara alta y baja.

Cuando llegan las elecciones, los mercaderes que merodean el establecimiento salen como perros de caza a arriar los corderos para que voten “democráticamente” por la lista de sus clientes quienes van a manejar la cosa política.

La falta de razonabilidad del ser humano lo hace ser presa de quienes tienen esta capacidad y bajo esta manipulación ellos creen que todo es normal. Todos trabajamos para sostener el estado y quienes gobiernan son los que usufructúan el esfuerzo de la sociedad.

La sociedad desconoce los valores de la equidad, libertad y autonomía que el ser humano tiene como parte de su naturaleza. Este desconocimiento intelectual lo vienen aprovechando por siglos quienes ostentan el poder.

No es fácil apartarse de este estado de naturaleza humana porque hace parte de la condición de cada individuo, pero si podemos ayudar a que esas personas puedan evolucionar y lograr lo que todo ser humano aspira obtener en una vida sin ser manipulados por perversos seres que buscan tomar a esos inocentes como sus esclavos.

La sociedad no está aún consciente de su verdadero rol como seres evolucionados en una sociedad multifacética donde todos nos debemos los unos a los otros para que exista el equilibrio en nuestra existencia.
 

 

 

Aún seguimos siendo esclavos de un establecimiento o estado dominado por bárbaros intelectos que se sienten reyes en su propia caverna.

 

PETRO TAMBIÉN ACIERTA

 



Crónica # 773


Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

Aunque el leído doctor Caballero Argáez nos explicará en su columna de los sábados las razones para no mirar con buenos ojos la posible unión de Ecopetrol y PDVSA, la entidad estatal venezolana de petróleos, y muy seguramente más de un colombiano sapiente en estas lides deberá estar pensando lo contrario, creo que la idea de Petro de aprovechar la situación decrépita de la otrora poderosa empresa veneca es oportuna y puede resultar muy productiva para Colombia.

No se trata solamente de hacer negocios para comprarle a Venezuela el gas y la gasolina que ahora importamos, lo que nos puede resultar más barato y rentable.

La propuesta del negocio, que vienen cocinando desde antes de la posesión y de la que el canciller Leiva no ha estado lejano, se fundamenta más en aprovechar la situación de flexibilidad que el gobierno USA ha dado para poder negociar hasta abril del 2024 con una empresa que está en la Lista Clinton y que si bien no autoriza la licencia expresa a Ecopetrol, si puede hacerlo.

Y, más aún, si Maduro y sus generales permiten la candidatura de María Corina Machado en las elecciones del año entrante, pueden renovar y aumentar la flexibilidad y entonces el negocio podría buscar la licencia gringa porque conviene a todos, Colombia, Venezuela y Estados Unidos.

Consistiría en usar los conocimientos y experiencias de Ecopetrol, y la financiación que a través de ellos haría el gobierno de Washington, para recuperar los fierros viejos y la estructura desbaratada de PDVSA a cambio de una sociedad de negocios en donde la empresa petrolera colombiana estaría entrando a ser socia de un porcentaje de la reserva de petróleo más grande del mundo.

Por supuesto ese negocio tiene todavía mucho requeñeque para completar y aunque contará con la recia oposición de la derecha colombiana (que prefiere odiar que mirar), cómo es un negocio entre leninistas sin partidos comunistas fuertes detrás, puede cuajar y hasta ser buen negocio futuro.

El Porce, noviembre 23 del 2023

 

 

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