EDITORIAL
Los acuerdos
como condición natural
La palabra resulta ser engañosa en su propia naturaleza. Todas las
palabras que nuestra voz logra producir, siempre llevan consigo un
enigma, enigma que ataca ferozmente toda respuesta, para organizar
de esta manera la forma aristotélica del animal político, es decir,
lo que nos distingue del resto de seres humanos es la posibilidad de
generar acuerdos a partir de la discordia que se genera en el
lenguaje. Es decir, la necesidad de generar acuerdos hace parte del
ser humano por naturaleza, no es una elección sino una obligación
natural, esto, a partir de la concepción sobre lo limitado que
resulta ser la vida del ser humano.
En efecto, antes de la revolución industrial y durante la misma por
muchísimos más años, lo seres humanos teníamos una tasa de
mortalidad bastante alta, morir a los cuarenta o cincuenta era
totalmente normal dadas las condiciones en la que se vivía en estos
tiempos, en este orden de ideas, la necesidad de tomar decisiones
rápidas, llegar a acuerdos de forma clara y precisa era totalmente
fundamental para poder vivir.
Cuando se comenzaron a llegar a acuerdos, justos o no tan justos, la
vida comenzó a vibrar de otra manera, el ser humano, pudo por
primera vez darse cuenta de lo errados que estuvieron los acuerdos
pasados, esto porque ya no se trataba de sobrevivir sino de vivir
mejor, y con ello los acuerdos que no se direccionan hacia ese
propósito fueron cayendo, comenzaron a percibirse de forma
irracional, naciendo así la posibilidad de decidir entre una o más
posibilidades, después de todo las coyunturas dejaron de aparecer
siempre en el límite. Sin embargo, esta constante de posibilidad de
pensarlo todo con tiempo parece haberse vuelto el germen de la
actualidad, ahora lo llaman burocracia. La regulación organizada y
racional, parece haberse separado del mundo sobre el cual toma
decisiones, en la actualidad discuten durante meses sobre posiciones
que necesitan respuestas directas, esto porque al separarse del
mundo no logran comprender que mientras ellos piensan la mejor
opción cierta población que necesita soluciones se hunden en sus
problemas, sólo dando respuesta cuando esta misma resulta de
anticuada para el nivel que el problema se ha vuelto.
En este orden, los acuerdos que son intrínsecos a nuestra naturaleza
pasan de ser una condición de esencia, para volverse una imposición,
negando así nuestras habilidades naturales. Entonces cuando la
burocracia se toma el poder de llevar a cabo acuerdos, el sujeto de
la cotidianidad parece caer en un ensueño, siempre esperando órdenes
de aquellos que toman decisiones, aun cuando estas no den solución a
los problemas, entonces el lenguaje deja de crear la necesidad de
acuerdo, sino que comienza a ocultar y a reproducir palabras de
acuerdos de otros, generando así que el pensamiento crítico entre en
un estado de somnolencia dejando de producir incógnitas, y así
volviendo al ser humano en una máquina inerte.
|
|
Los
inocentes no tienen poder en el estado
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El planeta está
lleno de inocentes, son hormigas que en fila siguen las órdenes de
los capitanes a recoger la cosecha que hay que almacenar para que
todos sobrevivan en el invierno.
El común de la gente desconoce este trasegar humano que ha
funcionado por siglos. Todos, en
cierto momento hemos hecho parte de este ordenamiento social. Todo
ha pasado inadvertido, ni aun los filósofos de la antigüedad se
dieron cuenta de lo que estaba pasando porque ellos hacían parte de
ese estado de inocencia. Hasta Diógenes de Sinope pretendió ignorar
su inocencia siendo él un ignorante del poder que ejercía el estado
sobre él.
La revolución francesa trató de cambiar el destino de la humanidad y
todos se asesinaron entre sí y solo lograron cambiarle el collar
perro que es el que se mantiene colgado a los presidentes y su corte
de la cámara alta y baja.
Cuando llegan las elecciones, los mercaderes que merodean el
establecimiento salen como perros de caza a arriar los corderos para
que voten “democráticamente” por la lista de sus clientes quienes
van a manejar la cosa política.
La falta de razonabilidad del ser humano lo hace ser presa de
quienes tienen esta capacidad y bajo esta manipulación ellos creen
que todo es normal. Todos trabajamos para sostener el estado y
quienes gobiernan son los que usufructúan el esfuerzo de la
sociedad.
La sociedad desconoce los valores de la equidad, libertad y
autonomía que el ser humano tiene como parte de su naturaleza. Este
desconocimiento intelectual lo vienen aprovechando por siglos
quienes ostentan el poder.
No es fácil apartarse de este estado de naturaleza humana porque
hace parte de la condición de cada individuo, pero si podemos ayudar
a que esas personas puedan evolucionar y lograr lo que todo ser
humano aspira obtener en una vida sin ser manipulados por perversos
seres que buscan tomar a esos inocentes como sus esclavos.
La sociedad no está aún consciente de su verdadero rol como seres
evolucionados en una sociedad multifacética donde todos nos debemos
los unos a los otros para que exista el equilibrio en nuestra
existencia.
|
|
Aún seguimos siendo esclavos de un
establecimiento o estado dominado por bárbaros intelectos que se sienten reyes
en su propia caverna.
PETRO TAMBIÉN ACIERTA
Crónica # 773
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Aunque el leído doctor Caballero Argáez nos explicará en su columna
de los sábados las razones para no mirar con buenos ojos la posible
unión de Ecopetrol y PDVSA, la entidad estatal venezolana de
petróleos, y muy seguramente más de un colombiano sapiente en estas
lides deberá estar pensando lo contrario, creo que la idea de Petro
de aprovechar la situación decrépita de la otrora poderosa empresa
veneca es oportuna y puede resultar muy productiva para Colombia.
No se trata solamente de hacer negocios para comprarle a Venezuela
el gas y la gasolina que ahora importamos, lo que nos puede resultar
más barato y rentable.
La propuesta del negocio, que vienen cocinando desde antes de la
posesión y de la que el canciller Leiva no ha estado lejano, se
fundamenta más en aprovechar la situación de flexibilidad que el
gobierno USA ha dado para poder negociar hasta abril del 2024 con
una empresa que está en la Lista Clinton y que si bien no autoriza
la licencia expresa a Ecopetrol, si puede hacerlo.
Y, más aún, si Maduro y sus generales permiten la candidatura de
María Corina Machado en las elecciones del año entrante, pueden
renovar y aumentar la flexibilidad y entonces el negocio podría
buscar la licencia gringa porque conviene a todos, Colombia,
Venezuela y Estados Unidos.
Consistiría en usar los conocimientos y experiencias de Ecopetrol, y
la financiación que a través de ellos haría el gobierno de
Washington, para recuperar los fierros viejos y la estructura
desbaratada de PDVSA a cambio de una sociedad de negocios en donde
la empresa petrolera colombiana estaría entrando a ser socia de un
porcentaje de la reserva de petróleo más grande del mundo.
Por supuesto ese negocio tiene todavía mucho requeñeque para
completar y aunque contará con la recia oposición de la derecha
colombiana (que prefiere odiar que mirar), cómo es un negocio entre
leninistas sin partidos comunistas fuertes detrás, puede cuajar y
hasta ser buen negocio futuro.
El Porce, noviembre 23 del 2023
|