Pereira, Colombia - Edición: 13.484-1064

Fecha: Viernes 09-05-2025

 

  REGIONAL

 

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Comunidades incomunicadas por deslizamientos y bloqueos viales




La fuerza de la naturaleza volvió a golpear con intensidad al departamento de Risaralda. Las lluvias de los últimos días han generado múltiples emergencias en sus 14 municipios, llevando al límite la capacidad de respuesta de las autoridades locales. Inundaciones, derrumbes y vías colapsadas son apenas parte del panorama que hoy enfrentan cientos de familias.

Balboa y La Celia, dos municipios con vocación agrícola y enclavados en la cordillera, están prácticamente incomunicados tras el colapso de la banca en el sector de Cachipay, una vía vital que los conecta con Pereira. La carretera quedó intransitable y los habitantes, angustiados, buscan rutas alternas para salir de sus pueblos o llevar sus productos al mercado.

En medio de la emergencia, el gobernador Juan Diego Patiño llegó personalmente a la zona afectada. Desde allí, hizo un enérgico llamado al Gobierno Nacional para que se preste ayuda urgente. “Esta no es solo una carretera; es el sustento, la movilidad y la vida de dos municipios enteros”, expresó con preocupación. El mandatario ordenó además un plan de choque para habilitar rutas alternas entre La Virginia, Balboa y La Celia.

La Secretaría de Gobierno del departamento, encabezada por Jorge Hernando Cote, confirmó que ya hay maquinaria pesada en la zona. Equipos técnicos, incluyendo geólogos e ingenieros hidráulicos, se encuentran evaluando los riesgos. “La situación sigue siendo crítica, hay movimientos en la tierra y trabajamos para reabrir la vía lo antes posible, sin poner en riesgo a nadie”, explicó Cote.

Mientras tanto, en la Terminal de Transportes de Pereira se han suspendido temporalmente los viajes hacia La Celia y Balboa. Según Héctor Fabio Artunduaga, gerente de la entidad, los buses solo llegan hasta La Virginia. Desde allí, los viajeros continúan su trayecto en jeeps por rutas terciarias.

Otros municipios como Quinchía e Irra también enfrentan emergencias por deslizamientos, afectando las veredas y dificultando el acceso a zonas rurales. En Santa Rosa de Cabal, el paso hacia la vereda El Español quedó reducido al tránsito de motocicletas tras un derrumbe.

La comunidad permanece en alerta máxima. Las lluvias no cesan y, por ahora, la prioridad es mantener la seguridad de los habitantes mientras se restablece la movilidad y la comunicación entre los pueblos.


CARDER lidera esfuerzos para prevenir emergencias




El temor volvió a sentirse en las calles de La Virginia. La creciente del río Cauca, que esta
semana alcanzó los 6 metros de altura, obligó a las autoridades municipales a encender las alarmas y activar un Consejo Extraordinario de Gestión del Riesgo. El riesgo de inundaciones por reflujo en zonas aledañas al afluente es inminente, y cerca de 9.000 personas podrían verse afectadas si las lluvias continúan.

La Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER), con su director Julio César Gómez al frente, asumió un rol clave en la coordinación técnica

 

 

 

del encuentro, dejando claro que la prioridad es anticiparse. “Solo con información detallada sabremos por dónde nos puede atacar el río y podremos estructurar un plan de contingencia eficaz”, señaló Gómez, quien propuso un monitoreo constante de las estructuras hidráulicas, como jarillones y estaciones de bombeo, para crear un inventario de riesgo.

La preocupación no es gratuita. Según el IDEAM, abril trajo lluvias por encima del promedio, algo que se ha evidenciado con la intensidad de las últimas jornadas. La combinación de precipitaciones constantes y el reflujo del río Risaralda aumenta las probabilidades de inundaciones, incluso sin un desbordamiento directo.

Barrios como San Carlos, Alfonso López, El Progreso y sectores como El Edén, San Fernando y Las Américas podrían ser los más perjudicados. Allí, los vecinos observan con angustia cómo el nivel del agua sube lentamente, temiendo que el río les gane la batalla.

Gustavo Vélez, coordinador de gestión del riesgo en el municipio, explicó que, aunque los jarillones están cumpliendo su función de contención, el reflujo sigue siendo una amenaza latente. Por ello, se han identificado puntos de posible albergue para los afectados y se han asegurado recursos logísticos para mantener operativas las estaciones de bombeo.

Durante la reunión, la CARDER confirmó su disponibilidad de personal técnico, vehículos y equipos para actuar de manera inmediata. La respuesta, sin embargo, no depende de una sola entidad. En la mesa también estuvieron la Cruz Roja, la Defensa Civil, Bomberos, la Policía Nacional y varias dependencias municipales, todos alineados bajo un mismo objetivo: proteger la vida y el territorio.

La unión de esfuerzos podría ser, una vez más, la clave para enfrentar esta nueva amenaza natural.
 

Cárcel Peñas Blancas de Calarcá no será cerrada

 



Luego de varias semanas de preocupación por la crítica situación en materia de salud en la cárcel Peñas Blancas, y tras una solicitud de cierre por parte de la Defensoría del Pueblo, las autoridades departamentales descartaron esta medida, aunque reconocieron la gravedad del panorama. Así lo confirmó el Comité Penitenciario, que se reunió recientemente para tomar decisiones urgentes en torno al bienestar de los internos.

Con una población carcelaria de 1.194 personas, a pesar de tener una capacidad máxima para 950, la presión sobre el sistema de salud dentro del penal ha sido constante. El secretario del Interior del Quindío, Jaime Andrés Pérez, fue claro: no se puede cerrar la cárcel, ya que no existe un sitio alterno para trasladar a los privados de la libertad. Sin embargo, se acordaron compromisos puntuales, como el fortalecimiento de las brigadas de salud y un seguimiento estricto a los avances en la atención médica.

La situación se reevaluará el próximo 21 de mayo, fecha en la que se espera que las condiciones hayan mejorado de forma significativa. Por ahora, el enfoque está en resolver los atrasos en las citas médicas y garantizar la atención de los 325 internos que presentan patologías de base, según explicó el secretario de Salud del departamento, Carlos Alberto Gómez Chacón.

 

Además, se confirmó que el pabellón número cinco, que había sido uno de los puntos más críticos denunciados por la Defensoría, ya fue intervenido. Las autoridades esperan una auditoría que definirá si es

 

 

 

 
necesario restringir temporalmente el acceso de personas externas a ciertas zonas del penal.

Por su parte, el director regional del INPEC, coronel Juan Carlos Navia, afirmó que se han logrado avances significativos. “Hemos superado muchas de las dificultades y el hacinamiento ya no es tan alarmante; estamos dentro del rango nacional promedio entre el 20% y 25%”, aseguró.

La Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) también tendrá un papel clave, al encargarse de enviar reportes actualizados sobre las atenciones en salud.

Aunque el cierre fue descartado, el mensaje es claro: hay una deuda pendiente con los derechos básicos de quienes están privados de la libertad. Las autoridades se juegan en estas semanas la credibilidad de sus acciones y la dignidad de los internos.
 

Aún no aparece el policía arrastrado por una quebrada y crece la alarma por las lluvias
 



Con el paso de los días, la esperanza se va desdibujando para la familia del intendente Faber Martínez Marín, el policía de 37 años que fue arrastrado por una creciente súbita mientras se desplazaba en su motocicleta por zona rural de Manizales, el pasado 28 de abril. Ya son diez días de intensa búsqueda sin resultados concluyentes, y las autoridades, aunque no se rinden, reconocen que las posibilidades de hallarlo con vida son nulas.

Martínez Marín, quien se dirigía en su día de descanso a visitar a sus seres queridos, desapareció tras ser sorprendido por el desbordamiento de una quebrada en medio de la fuerte temporada de lluvias que azota al departamento de Caldas. Las labores de búsqueda han sido exhaustivas: más de siete kilómetros de afluente han sido removidos minuciosamente por unidades de socorro, la Policía y voluntarios.

“Hemos encontrado su motocicleta, un pantalón, el celular y la billetera. Se ha hecho un trabajo riguroso, pero lamentablemente el cuerpo no ha aparecido”, explicó Diego Armando Rivera, director de la Unidad de Gestión del Riesgo de Manizales.

Actualmente, la búsqueda ha entrado en su segunda fase: el monitoreo de drenajes y ríos aguas abajo, desde el Chinchiná hasta el Cauca, con el apoyo de bomberos y rescatistas de municipios vecinos en Risaralda, Caldas y Antioquia. Si no hay avances, se activará una tercera etapa que consistirá en retomar el rastreo desde el punto inicial. “Esperamos que el comportamiento biológico del cuerpo nos permita encontrarlo. A veces, solo queda esperar a que flote”, admitió Rivera, visiblemente afectado.

La tragedia del intendente Martínez se suma a una larga lista de víctimas que deja la actual ola invernal. En el último mes, diez personas han perdido la vida en Caldas por causas asociadas a las lluvias. Entre ellas, una menor de seis años que cayó a una quebrada en Pensilvania y dos adultos que se ahogaron en el río Manso, en Samaná, durante Semana Santa.

En La Dorada, la situación es crítica: el río Magdalena superó los 5,27 metros de altura y ha provocado inundaciones en varios barrios. Las autoridades locales declararon alerta roja y calamidad pública, con más de 100 personas damnificadas y recursos insuficientes para enfrentar la emergencia.

El llamado de las autoridades es claro: atender las recomendaciones, alejarse de afluentes y no subestimar la fuerza del agua. La tragedia puede llegar en segundos.

 

 

 

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