Pereira, Colombia - Edición: 13.505-1085

Fecha: Martes 03-06-2025

 

 ESPECIAL

 

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Seda fluorescente: La asombrosa hazaña científica que edito el ADN de las arañas

 

 

 

genoma ha permitido una nueva era de investigación biomolecular. Lo que hace unas pocas décadas era ciencia ficción, hoy es una realidad en crecimiento.

El equipo de Bayreuth planea ahora explorar otros tipos de modificaciones en la seda. No solo se trata de cambiar su color, sino de dotarla de nuevas funciones. Podría programarse para reaccionar ante ciertos estímulos, como la temperatura o el pH, o incorporar sustancias que liberen principios activos con el tiempo.

Colombia también observa con interés estos avances. Investigadores de universidades como la Nacional y Los Andes han empezado a explorar el uso de CRISPR en cultivos, bacterias industriales y enfermedades tropicales. Aunque aún estamos lejos de laboratorios como el de Bayreuth, el potencial para el país es inmenso.

En un mundo donde la sostenibilidad y la innovación se vuelven cruciales, modificar materiales biológicos podría representar una vía para sustituir procesos contaminantes. Si logramos producir fibras resistentes y funcionales sin recurrir a químicos tóxicos, podríamos reducir nuestra huella ambiental significativamente.

Este experimento con arañas y seda fluorescente es solo un primer paso, pero marca un camino hacia una ciencia cada vez más interdisciplinaria, donde la biología, la ingeniería y el diseño se entrelazan como la propia tela de las arañas: resistente, versátil y sorprendente.


Y mientras la seda brilla con un rojo intenso en un laboratorio al otro lado del Atlántico, la ciencia sigue avanzando, recordándonos que, a veces, los hilos del futuro están tejidos en los lugares más inesperados.

Colombia también observa con interés estos avances. Investigadores de universidades como la Nacional y Los Andes han empezado a explorar el uso de CRISPR en cultivos, bacterias industriales y enfermedades tropicales. Aunque aún estamos lejos de laboratorios como el de Bayreuth, el potencial para el país es inmenso.

En un mundo donde la sostenibilidad y la innovación se vuelven cruciales, modificar materiales biológicos podría representar una vía para sustituir procesos contaminantes. Si logramos producir fibras resistentes y funcionales sin recurrir a químicos tóxicos, podríamos reducir nuestra huella ambiental significativamente.

 

Este experimento con arañas y seda fluorescente es solo un primer paso, pero marca un camino hacia una ciencia cada vez más interdisciplinaria, donde la biología, la ingeniería y el diseño se entrelazan como la propia tela de las arañas: resistente, versátil y sorprendente.

 

 

Y mientras la seda brilla con un rojo intenso en un laboratorio al otro lado del Atlántico, la ciencia sigue avanzando, recordándonos que, a veces, los hilos del futuro están tejidos en los lugares más inesperados.

 

En un laboratorio de la Universidad de Bayreuth, Alemania, algo extraordinario acaba de suceder. Por primera vez en la historia, un grupo de investigadores ha logrado que la seda de araña brille con un intenso color rojo fluorescente. Este logro no fue producto de un tinte o una manipulación superficial. Fue el resultado de una compleja y precisa edición genética con la herramienta CRISPR-Cas9, que insertó una secuencia deseada directamente en el ADN de las arañas antes de que siquiera nacieran.

A simple vista, podría parecer una curiosidad más del mundo científico. Sin embargo, el hallazgo tiene implicaciones profundas para campos como la ciencia de materiales, la medicina y la industria textil. La seda de araña es reconocida por su excepcional resistencia, flexibilidad y ligereza. Ahora, al combinar estas propiedades con la posibilidad de modificar genéticamente su composición, los científicos tienen en sus manos una nueva plataforma para diseñar materiales inteligentes.

 

La investigación fue liderada por el profesor Thomas Scheibel, una autoridad en biomateriales, en colaboración con el doctorando Edgardo Santiago Rivera. Su equipo seleccionó como modelo a la Parasteatoda tepidariorum, una araña doméstica común. El proceso inició con la elaboración de una solución que contenía los componentes del sistema CRISPR-Cas9 y una secuencia de ADN para una proteína fluorescente roja.

 

 

Este material fue inyectado directamente en los óvulos de las hembras antes del apareamiento. Tras fecundarse, las crías nacieron ya con el gen modificado que les permitió producir seda que, bajo ciertas condiciones de luz, brilla con un rojo intenso. A diferencia de experimentos previos con otros animales, esta fue la primera vez que se logró una edición estable del fenotipo de una araña relacionada directamente con un producto que genera: su seda.

 

El logro, publicado en la revista Angewandte Chemie, marca un hito en la investigación sobre biomateriales. CRISPR-Cas9 ha sido protagonista de numerosos avances en los últimos años. Desde terapias experimentales para enfermedades raras hasta intentos de eliminar el cromosoma

 

 

extra que causa el síndrome de Down, su precisión para cortar y editar el ADN la ha convertido en una de las herramientas más revolucionarias en biotecnología moderna.

En este caso, se utilizó para alterar directamente una proteína estructural en un organismo invertebrado, abriendo un campo completamente nuevo. "Hemos demostrado, por primera vez en el mundo, que CRISPR-Cas9 se puede utilizar para incorporar una secuencia deseada en las proteínas de la seda de araña", afirmó Scheibel.

 

 

Aunque la aplicación de la fluorescencia puede parecer decorativa, el objetivo va mucho más allá. Al tener control sobre las propiedades genéticas de la seda, los investigadores podrían modificarla para aumentar su resistencia, agregar funcionalidades (como sensores moleculares o propiedades antimicrobianas) e incluso convertirla en vehículo para la liberación de fármacos en medicina personalizada.


La seda de araña, de por sí, ya es un material de interés. Es más fuerte que el acero en proporción a su peso y cinco veces más elástica que la fibra de Kevlar. Es también biodegradable y biocompatible, lo que la convierte en un excelente candidato para suturas quirúrgicas, andamiajes para regeneración de tejidos y prótesis.

Modificarla genéticamente abre la puerta a una nueva generación de materiales vivos. En vez de fabricar plásticos derivados del petróleo, podríamos cultivar organismos modificados que produzcan fibras a la medida. Y no solo con color, sino con propiedades ópticas, eléctricas o farmacológicas.

 

Este enfoque, sin embargo, no está exento de desafíos éticos y técnicos. La edición genética en animales plantea preguntas sobre la línea que separa la mejora tecnológica de la manipulación excesiva de la naturaleza. Aunque las arañas no están entre las especies que suelen suscitar preocupaciones de bienestar animal, la posibilidad de aplicar estas técnicas a organismos más complejos podría generar controversia.


Aun así, los avances continúan. En la última década, los estudios con CRISPR se han multiplicado exponencialmente. La capacidad de hacer cortes precisos en el

 

 

 

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