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Pereira, Colombia - Edición: 13.507-1087 Fecha: Jueves 05-06-2025 |
TECNOLOGÍA |
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Físico propone rutas para llegar a Marte en solo tres meses usando tecnología actual
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No obstante, el
físico es consciente de que su propuesta enfrenta varios obstáculos técnicos. El
sistema Starship, aunque prometedor, aún debe superar pruebas críticas. Sus
vuelos 7, 8 y 9 han mostrado fallas importantes que deben corregirse antes de
considerarlo apto para llevar humanos al espacio profundo. Además, se deben
mejorar los sistemas de soporte vital, consolidar procedimientos seguros de
reabastecimiento orbital y garantizar una infraestructura robusta en Marte para
la producción de combustible.
Más allá de los
números y cálculos orbitales, lo que resalta de este trabajo es la demostración
de que el ingenio y el pensamiento estratégico pueden competir, e incluso
superar, las soluciones más costosas o tecnológicamente complejas. La visión de
Kingdon nos recuerda que, a veces, las rutas más efectivas no son necesariamente
las más espectaculares, sino las más realistas. Y en un momento en el que la
humanidad empieza a mirar a Marte con mayor determinación, contar con caminos
viables, seguros y rápidos es una pieza clave del rompecabezas interplanetario.
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Durante décadas, viajar a Marte ha sido un sueño lejano, un reto titánico marcado por la complejidad tecnológica, los riesgos para la salud humana y los extensos tiempos de vuelo. Actualmente, las misiones a Marte requieren entre seis y nueve meses para completar el trayecto. Pero ahora, un nuevo estudio realizado por Jack Kingdon, un joven físico de la Universidad de California, Santa Bárbara (UCSB), sugiere que ese viaje podría reducirse a solo tres meses, y lo más sorprendente: sin necesidad de desarrollar nuevas tecnologías radicales. Según su análisis, las capacidades actuales de la nave Starship de SpaceX serían suficientes para hacer realidad esta hazaña.
Kingdon, un estudiante de posgrado con formación en física y una visión ambiciosa del futuro espacial, ha demostrado mediante cálculos orbitales que existen al menos dos trayectorias viables para llevar humanos a Marte en solo 90 días. Su investigación, publicada en la revista Scientific Reports, se sustenta en un principio conocido por los astrodinámicos: el problema de Lambert, que permite encontrar el arco elíptico óptimo entre dos cuerpos celestes. Aplicando esta herramienta a los futuros alineamientos planetarios entre la Tierra y Marte, Kingdon definió dos rutas concretas que revolucionan las estimaciones tradicionales.
La
primera de estas rutas parte el 30 de abril de 2033, coincidiendo
con una ventana favorable de lanzamiento que se presenta cada 26
meses. En este caso, la duración del trayecto sería de 90 días, y la
nave de retorno despegaría el 2 de julio de 2035. La segunda opción
de viaje se proyecta para el 15 de julio de 2035, con un retorno
planeado para el 5 de diciembre de 2037. Aunque ambas rutas
permitirían viajes significativamente más cortos, Kingdon señala que
la de 2033 es más eficiente, tanto en tiempo como en consumo de
combustible.
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Su plan se basa en la arquitectura de misión Starship Mars, el ambicioso proyecto de Elon Musk que prevé enviar seis naves: cuatro de carga con hasta 400 toneladas métricas y dos tripuladas con un total de 200 pasajeros. Para que esta operación sea viable, las naves necesitarán un complejo sistema de reabastecimiento en la órbita terrestre baja (LEO). En cifras: cada nave tripulada requeriría el apoyo de 15 buques cisterna para llenarse completamente de combustible antes de iniciar el trayecto marciano. Las de carga, por su parte, seguirían trayectorias más largas y lentas pero energéticamente más eficientes, y solo requerirían cuatro buques para reabastecerse.
Pero el viaje de ida no es el único desafío. Volver de Marte, con una nave tan masiva como Starship, es particularmente complicado. De hecho, investigaciones previas del Centro Aeroespacial Alemán y universidades como Bremen y Dresde ya habían advertido que el peso de la nave podría hacer inviable una maniobra de regreso sin agotar el combustible. Aquí es donde la propuesta de Kingdon muestra su mayor ingenio: plantea reabastecer las naves directamente en la órbita baja marciana (LMO), utilizando propelente producido en el propio planeta rojo.
La idea de fabricar combustible en Marte no es del todo nueva. SpaceX ya ha contemplado esta posibilidad en su plan inicial. Sin embargo, hasta la fecha, ningún ser humano ha logrado producir propulsores criogénicos fuera de la Tierra. Aun así, Kingdon considera que es un paso necesario si se quiere avanzar hacia misiones interplanetarias de retorno. Su propuesta contempla que, tras el aterrizaje en Marte, las naves se reabastezcan mediante propelente fabricado con dióxido de carbono atmosférico y agua helada marciana. Luego, una de las naves tripuladas, acompañada por vehículos de carga, ascendería hasta la órbita marciana, donde se haría el traspaso de combustible antes del regreso a la Tierra.
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