Pereira, Colombia - Edición: 13.507-1087

Fecha: Jueves 05-06-2025

 

  REGIONAL

 

El Imparcial-3

 

Alerta por dengue en el Quindío: Armenia concentra casi la mitad de los casos

 

 

El departamento del Quindío enfrenta un preocupante brote tipo I de dengue, con 665 casos confirmados en lo que va del año. Las autoridades sanitarias han intensificado las acciones de prevención y control, especialmente en Armenia, ciudad que concentra el 48,5 % de los casos registrados, según datos del SIVIGILA correspondientes al periodo 5 de 2025.

La Secretaría Departamental de Salud ha encendido las alarmas e implementado una estrategia integral para frenar la propagación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del virus. Las medidas van desde visitas a zonas de riesgo hasta campañas comunitarias para eliminar criaderos en hogares y espacios públicos.

“Es urgente que la ciudadanía entienda la importancia de su rol en esta lucha”, aseguró Jovanny Cortés Martín, profesional especializado de la entidad. Reiteró el llamado a usar toldillos, aplicar repelente y acudir de inmediato al centro de salud ante síntomas como fiebre alta, dolor muscular, sangrado o erupciones.

Los municipios de Córdoba, Circasia y Buenavista también presentan tasas de incidencia preocupantes, por lo que se han intensificado allí las campañas de educación y prevención. Ana María García Orozco, referente del programa de Enfermedades Transmitidas por Vectores, explicó que se realizan jornadas de recolección de inservibles, lavado de tanques y control larvario, en articulación con líderes comunitarios.

La estrategia también incluye el levantamiento del índice aédico para monitorear la presencia del vector en las viviendas y espacios escolares. “Si no actuamos todos, esto se puede salir de control. El dengue es una enfermedad que puede ser mortal, pero también es prevenible si trabajamos juntos”, añadió García.

El llamado a la comunidad es claro: eliminar el agua estancada, no confiarse y actuar con responsabilidad para proteger la salud de todos.

 

Angustia en Guática: joven risaraldense sigue desaparecida tras ser secuestrada en Perú

 

 

El pueblo de Guática, en Risaralda, vive días de profunda incertidumbre y angustia tras conocerse que María Natalia Marín, una joven oriunda de este municipio, continúa desaparecida en Perú luego de ser secuestrada hace diez días. La tragedia se agravó con el hallazgo sin vida de su
 

 

 

acompañante, Jorge Iván Duque, natural de Manzanares, Caldas, cuyo cuerpo fue encontrado con signos evidentes de tortura.

 

La noticia ha golpeado con fuerza a ambas comunidades en Colombia, donde familiares, amigos y vecinos se han unido en cadenas de oración y llamados públicos para exigir respuestas. “Solo queremos que nos la devuelvan viva”, dijo entre lágrimas una tía de María Natalia. La joven había viajado a Perú por motivos personales, según allegados, y fue interceptada junto a Duque por hombres armados cuando transitaban por una zona rural del norte del país.

Testigos aseguran haber visto cómo ambos fueron obligados a subir a un vehículo sin placas. Desde entonces, la búsqueda se ha convertido en una carrera contrarreloj. Aunque las autoridades peruanas han desplegado operativos especiales en áreas rurales y fronterizas, aún no hay rastro de la joven risaraldense. El caso ha escalado rápidamente a nivel internacional por la crudeza de los hechos y la falta de avances concretos.

Una de las líneas de investigación señala que los captores exigieron un rescate de 50 mil soles —equivalentes a unos 13 millones de pesos colombianos—, aunque no se ha confirmado si hubo contacto posterior. Mientras tanto, la familia de Marín ha pedido al Gobierno colombiano intensificar la presión diplomática. La Cancillería ha respondido que mantiene comunicación constante con las autoridades peruanas y está brindando apoyo consular.

La muerte de Jorge Iván Duque y la desaparición de María Natalia han encendido las alarmas sobre la creciente inseguridad en zonas poco vigiladas de Perú. Expertos advierten sobre la proliferación de bandas criminales que operan con impunidad en regiones rurales, aprovechando la ausencia del Estado.

En Guática, el miedo se mezcla con la esperanza. “Seguimos esperando un milagro”, dicen los vecinos que, velas en mano, se reúnen cada noche para mantener viva la fe en el regreso de María Natalia.

 

El caso de una niña embera torturada reabre el debate sobre la violencia en comunidades indígenas

 

 

El estremecedor caso de una adolescente embera de 17 años, amarrada al techo de una choza y golpeada con palos por varios hombres en el resguardo Gitó Dokabú, ha desatado una ola de indignación en Risaralda y en todo el país. El video del acto, que se volvió viral en redes sociales, dejó al descubierto una realidad que durante años ha permanecido silenciada: la violencia sistemática que enfrentan mujeres y niñas en comunidades indígenas.

 

La Defensora del Pueblo, Iris Marín, visitó la zona y no dudó en calificar lo sucedido como una muestra de “agresividad estructural contra las mujeres”. Aseguró que este no puede verse como un hecho aislado, sino como parte de un patrón de abusos que exige respuestas urgentes por parte del Estado y de la sociedad.

Juliana Dminico, vocera de la Confederación de la Gran Nación emberá, fue enfática al declarar que lo vivido por la menor es solo la

 

 

 

 

punta del iceberg. “El maltrato y la violencia son parte del día a día. No podemos seguir permitiendo que esto se justifique bajo la excusa de tradiciones culturales”, dijo. Además, señaló que muchas víctimas callan por temor a represalias o por la falta de rutas claras para denunciar dentro de sus territorios.

 

La reacción no se ha hecho esperar. Desde la Gobernación de Risaralda hasta organizaciones de mujeres indígenas, la exigencia de justicia es un clamor común. Ángela Maya, rectora del colegio Dachi Dada Kera, elevó una solicitud al Ministerio del Interior para que se implementen medidas de protección reales y sostenidas para las mujeres indígenas.

Por su parte, las autoridades del resguardo aseguraron haber detenido a los responsables, quienes permanecen bajo la jurisdicción especial indígena. Sin embargo, ya se adelantan conversaciones con la Fiscalía para determinar posibles sanciones penales.

 

Mientras tanto, mujeres indígenas de Pueblo Rico se han organizado en asamblea para alzar la voz. “Estamos cansadas del silencio. Esta vez no vamos a permitir que la historia se repita”, expresó una de las asistentes.

 

El país observa. Y las comunidades, desde lo profundo de la selva y el dolor, exigen un cambio.

 

Diputada de Risaralda denuncia violencia política y pide respeto en medio del inicio de sesiones

 

 

Durante la instalación del segundo periodo de sesiones de la Asamblea Departamental de Risaralda, la diputada Paola Andrea Nieto alzó la voz para denunciar un caso de violencia política que, según afirma, ha venido enfrentando por parte de funcionarios de la Gobernación.

En un discurso cargado de emotividad y firmeza, Nieto señaló que ha recibido reportes de ciudadanos a quienes se les ha negado atención en las secretarías por su cercanía con ella. “Les dicen que no los pueden ayudar porque hacen parte de mi grupo. Eso me incomoda profundamente. Estoy siendo atacada como mujer y como lideresa. Hacer política siendo mujer es muy difícil”, expresó la diputada.

Consciente de que se avecina una época electoral especialmente compleja, Nieto hizo un llamado al respeto y a la prudencia, tanto a sus colegas como a los funcionarios públicos. “No podemos permitir tratos injustos hacia las personas que nos apoyan. Todos merecen ser escuchados y atendidos con dignidad”, agregó.

Además, fue enfática en resaltar que la violencia política también es una forma de agresión que debe ser visibilizada y denunciada. “No todo se trata de golpes o gritos; cuando se bloquea la participación o se desacredita a alguien por su postura política, también se está ejerciendo violencia”, advirtió.

La diputada concluyó pidiendo a sus compañeros y compañeras de corporación mantenerse unidos en el respeto y la empatía. “No se trata de colores ni de partidos, se trata de humanidad. Hagámonos respetar con amor”, sentenció.

Su intervención resonó entre los presentes, dejando claro que el debate político en Risaralda no debe convertirse en escenario para la exclusión o el maltrato, sino en un espacio donde todos puedan ejercer su liderazgo sin temor.

 

 

 

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