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Pereira - Colombia. Año 60 - Segunda época - Nº 12.422-02 - 06-22-2009 Página 11 |
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Fundado el 9 Julio de 1948
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ENTREVISTAS
ENTREVISTA AL Dr. MIGUEL ÁLVAREZ DE LOS RÍOS HABLEMOS MIENTRAS CONVERSAMOS SOBRE LA VIDA
Rubén Darío Franco Narváez |
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Miguel Álvarez de los Ríos. Abogado. Sociólogo. Escritor. Periodista. Doctor Honoris Causa en Español y Literatura por la Universidad Tecnológica de Pereira. Ciudadano Emérito de Pereira. Gran Cruz de los Fundadores. Considerado el más grande intelectual del Risaralda y probablemente de todo el Gran Caldas. Una verdadera Enciclopedia Ambulante. Acaba de terminar la Monografía de la Universidad Andina. La escribió en asocio de su hijo menor, Juan Miguel. Y, el Miércoles próximo, el expresidente Belisario Betancur recibirá en esta ciudad, de manos del ex ministro Otto Morales Benítez, la Copa "Miguel Álvarez de los Ríos", un galardón que exalta al doctor y maestro Álvarez de los Ríos como nuestro más alto crédito humanístico. Acaba de terminar la traducción del pavoroso poema "Aullido", del genio de la generación "beat" Irwin Allen Ginsberg, la obra es difícil de traer al español por la cantidad de "slangs" que contiene. Lo visitamos en su residencia para "dispararle" a quemarropa unas cuantas preguntas. Estoy frente a él en la sala de visitas ornada con cuadros de arte, especialmente desnudos originales y fotografías de su esposa fallecida hace tres años, de sus seis hijos y de sus trece nietos.
-¿Cuál será su próximo libro, maestro?
-Serán dos: la biografía de una familia notable que ha hecho honor al Gran Caldas y a Colombia. La escribiré a cuatro manos, con mi hijo Juan Miguel. Y un libro de perfiles o semblanzas, que he intitulado "Los muertos amados", retratos de las personas notables que fundaron e hicieron a Pereira.
-De usted se dice que es "una conciencia crítica, lúcida e insobornable".¿Qué dice usted?
-No sé si seré lúcido. Pero sí soy insobornable.
-Defínase, maestro, políticamente.
-Soy un liberal. Yo soy un doctrinario, no un manzanillo. Soy profundamente liberal, es decir, en estos días de abyecciones y genuflexiones, un tanto pasado de moda. La libertad sigue siendo para mi el bien supremo. Sé que hoy esta noción ha perdido importancia para la juventud y, lamentablemente, para las demás edades. En mi juventud era la noción esencial. Sin ella no podíamos concebir la vida. Pienso que la libertad del hombre es la mayor expresión de su nobleza. Ahora, el pleno uso de las libertades supone una elevación de la conciencia social. La libertad en la miseria es una burla y una irrisión.
-¿Qué es para usted la política?
-Es una ciencia experimental, aunque para las mayorías es una ciencia de azar, de coyunturas. Un "modus vivendi" de quienes no tienen profesión u oficio.
-De usted se ha dicho que es "un liberal conservatizante".De ahí que los conservadores lo aprecien y lo admiren. ¿Qué dice usted?
-Bueno, yo soy un hombre pensante. Defiendo mis ideas, no con violencia. Mi formación filosófica y mis principios morales me impiden actuar de otra manera. Por eso entiendo y respeto a la gente que piensa distinto a mí.
-¿Cuál es la cualidad que a usted le parece más importante?
-La honradez intelectual. Lo cual es particularmente cierto para el periodista. Se habla mucho de objetividad, pero ni el objetivo de la cámara fotográfica es objetivo. Sin |
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embargo, se puede y se debe decir honradamente lo que se ve y lo que se piensa. La fuerza de carácter me parece que va unida a la honradez intelectual.¿Cómo ser honrado sin tener fuerza de carácter? Claro está que lo recíproco no es siempre cierto. Un carácter muy fuerte, como alguno que todo conocemos, puede aliarse muy bien con una total falta de honradez. Ahora nos faltaría saber si, para el hombre de Estado, la alianza de estas dos cualidades vale siempre más que la combinación de esta cualidad y este defecto.
-¿El hombre es bueno o malo?
-No sé a qué viene esta pregunta. Pero se la respondo. Creo que mitad y mitad. En Rousseau había probablemente mucha parte de ilusión.
-¿Qué es para usted la historia? (El doctor Álvarez de los Ríos es presidente perpetuo de la Academia Pereirana de Historia).
-Creo que la historia la determina un encadenamiento de causas materiales y de factores económicos, la influencia de los grandes pensadores, la voluntad de los hombres de acción y las novedades técnicas.
-¿Qué induce la psicología humana?
-Lo que domina la psicología humana es la voluntad de vivir, de continuar viviendo y de luchar, claro que inútilmente, contra la muerte.
-¿Cree en la justicia?
-Sí, como un valor absoluto. Dudo de ella muchas veces cuando se le aplica judicialmente.
-¿Qué le preocupa fundamentalmente?
-La temporalidad. Le ocurría a toda la Generación del 98 español. No sé porqué a mi también.
-¿Cuál ha sido su mayor dicha?
-Haber conocido a Eunice Ramírez. Una mujer más grande que todas las que han pasado por mi vida.
-¿Y su mayor desdicha?
-Haberla perdido. Hace tres años. Aún me duelen en todo mi ser los crueles dolores de su sangre pura.
-¿Su personaje inolvidable?
-Mi padre. |
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-¿Su mayor orgullo?
-Mis hijos. Tres hombres y tres mujeres. O, a la inversa. El orden de los factores no altera el producto.
-¿Es usted, maestro, un pensador?
-No creo. Se adquiere la costumbre de vivir antes que la de pensar. Y no soy la excepción.
-Pero todos decimos que usted es un sabio...
-¡Válgame Dios!
-¿Usted cree en Dios?
-Pocas veces me queda tiempo de pensar en eso.
-¿Cree que existe el Paraíso?
- Todos los paraísos están perdidos. No sólo el de Milton.
-Dígame un libro extraordinario, indesechable.
-El Quijote.
-¿Una novela?
-Varias. Las de Stendhal. Muchas de Balzac. Su grandeza era geológica. Las de Dostoievski. La más grande de Tolstoi.
-A mí me agrada Flaubert. ¿Qué opina?
-Usted está en su derecho. La Madame Bovary de Flaubert es una sátira contra los sueños románticos.
-¿Qué es para usted la novela?
-Una recreación, una visión subjetiva de su autor; no un reflejo directo de la realidad. Pero, a mi edad, empiezo a preferir la literatura realista.
-A usted le gusta Proust. ¿Por qué?
-Proust es la culminación de la novela realista del siglo XIX. No es un estilista puro, pero es un narrador que dice lo que quiere decir. Su obra es la apoteosis de la nostalgia. Yo creo que en mi amor por Proust está mi único componente reaccionario.
-¿Tiene preferencia por algún filósofo moderno?
-Por varios. Bergson, por ejemplo. Me enseñó a encontrar las cosas ocultas bajo símbolos opacos y mal definidos. Alain: me enseñó a comprender a Platón, a Descartes, a Hegel, no resumiéndolos, sino pensándolos de nuevo. Lévi Strauss, Al Tusser. Sastre, una maestro auténtico. Leí primero "El ser y la nada", entre el escándalo tolerado de mis amigos de generación. Entendí entonces, como después lo dijo Juan José Sebreli, que el existencialismo sartreano estaba en la calle, en las plazas, en los cafés. Sartre puso orden en mis conocimientos, les dio consistencia. Dejé de ser un literato para volverme un hombre de pensamiento.
Fotografías: Ingeniero Luís Olano Pérez Caicedo |
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